Saturday, January 07, 2006

Corrupción de la memoria

Columna: Asuntos personales
Por Jorge Bruce

CORRUPCIÓN DE LA MEMORIA
La amnistía de Iberico es una regresión a la oscuridad

En ocasiones, sentado tras el diván en mi consultorio, me ha ocurrido lo siguiente: una persona comienza su sesión diciendo “he tenido un sueño… pero no lo recuerdo”. Enfrentado a la frustración inherente a esa típica situación psicoanalítica, he pensado: ¿qué habría ocurrido si Martin Luther King, en vez de pronunciar su célebre discurso que comenzaba diciendo que había tenido un sueño, y que este era el de un mundo más tolerante y justo, hubiese dicho lo mismo que mi paciente? Esto es lo que he evocado ante la propuesta de amnistía para los militares violadores de derechos humanos, presentada por el congresista Luis Iberico. Lo que el fimista nos propone es la negación del sueño del gran líder norteamericano, asesinado por atreverse a imaginar y proponer un mundo más decente y respetuoso de los derechos del otro. Lo que nos está sugiriendo es que olvidemos el sueño, que nos pongamos prácticos y no nos detengamos en procesos innecesarios que desmoralizan a nuestras Fuerzas Armadas.

Deshonrar a la familia militar
La idea de Iberico, prestamente recogida por una serie de candidatos, no apunta solamente a captar esos votos de la “familia militar”, para lo cual fue convocado Luis Giampietri, como parte de una estrategia vergonzosa que es un insulto a la mejor tradición aprista. La amnistía no es solo una medida destinada a acelerar los juicios y abreviar el malestar de militares injustamente perseguidos, con lo cual obviamente todos estamos de acuerdo y es materia judicial, no legislativa ni mucho menos moneda electoral. El verdadero objetivo es el del borrón y cuenta nueva, aduciendo que los crímenes de los que se les acusa fueron cometidos en combate, defendiendo a la patria de los ataques del terrorismo que hoy vuelve a causar muertes y dolor. La verdad es que, tal como lo demuestra fehacientemente el Informe de la CVR y lo narra con seriedad y verosimilitud el libro de Ricardo Uceda, Muerte en el Pentagonito, la mayoría de las víctimas fueron producto de crímenes ajenos a la situación de combate. Fueron actos de crueldad y barbarie de los que esos militares implicados no son, por supuesto, los únicos responsables. Tanto quienes dieron esas órdenes como el poder civil que miró para otro lado, están implicados en esos años de abusos y atrocidades, en donde no solo Sendero, sino desgraciadamente muchos integrantes de las FF.AA. se ensañaron con los más desprotegidos del país.

“He tenido una pesadilla...”
Es indispensable honrar a quienes nos defendieron y por ello sufrieron daños materiales y psíquicos irreparables. Igualmente, es esencial reconocer el terrible perjuicio sufrido por víctimas inocentes, atrapadas en la espiral tanática de un enfrentamiento que era, en el fondo, una violenta puesta en escena de la parte más oscura y negada de la Historia del Perú. Asimismo, es nuestro deber como sociedad reparar tanto a unos como a otros. Pero lo que nunca deberíamos hacer es ceder a la indigna propuesta de Iberico, quien prefiere apagar la luz que con tanta dificultad estamos encendiendo. La moral de las FF.AA. no se va a fortalecer porque los tratemos como si no fueran capaces de enfrentarse al mayor desafío con el que todos nos topamos tarde o temprano: este es la verdad que aguarda en el trasfondo de nuestra memoria, individual y colectiva. Esto es lo que la amnistía pretende anular. Ese encuentro privilegiado entre un hombre y sus demonios. Entre una institución y el juicio de su tiempo. Entre una sociedad y su Historia. Hacer eso, lejos de levantarles la moral, constituye una invitación a la cobardía, esa salida facilista que hace un soberbio maridaje con la impunidad. Iberico nos propone -y buena parte de la clase política aplaude- un pacto con la mentira, es decir con la corrupción de nuestra memoria común. Le debemos tanto a las víctimas inocentes como a los militares dignos, la obligación de rechazar con claridad y energía este nuevo intento de violación de los derechos civiles. O bien la pesadilla, inexorablemente, volverá a comenzar.