A propósito del jardín de Arianna de amables espinos
Por Nicolás Hidrogo Navarro
La proporción de género en el Perú de poetas declarados y activos es por de cada diez poetas varones, hay una mujer que pergeña sus versos y los da a conocer y se atreve a ser poeta mirando de frente. Forjada dentro de una tradición conservadora, la mujer calculó sus versos al recato, escondió sus sentimientos más íntimos para canturrear el remanso exterior edulcorado de la vida o las miserias o sus propias vicisitudes, desencantos, decepciones, soledades o pasiones imposibles.
El Jardín de los amables espinos (Lima, Santo Oficio, 2005) es un poemario acrisolado de Arianna Castañeda (Lima 1981). Con 31 chisponazos de intimidad y cotidianidad, pretenden corporeizar y levantar el velo de su inmarcesibilidad. Son poemas breves, conceptuadjetivales, entrecortados construidos de un lenguaje duro, directo casi masculinizado. En realidad no hay sólo eje temático, sino que discurre desde el nostálgico evocar de niña, irrumpe en descriptivísimos de instantáneas impresionistas, silencioso dormitares de descanso, el pictografismo. Arianna en su Jardín nos cuenta su propia biografía impersonal y nos pone amablemente su círculo de espinas para no ingresar más allá de su prohibición, traza y cuida sus propios linderos. Acaso en su sentido holístico intenta generar una síntesis de sus propias vivencias, de ayer, de esta tarde y de mañana por la mañana.
Los sucesivos polaroides que hilvana enuncian la instantaneidad fotográfica, en ellas ella desbroza toda maleza y se queda con el lenguaje simbólico de su decir, en ella puede licuar desde perros, violines, hamacas, espejos, búhos, juguetes, gusanos, un caos sustantivado que evidencian la sumatoria de una poesía concreta en sus elementos, pero disruptas, con cabos sueltos de imaginería y relleno conceptual.
La lectura de El jardín de los amables espinos es breve, de 15 a 20 minutos, pero, exige del lector relecturas para empatar entre lo conceptual y lo figuracional. Exige una lectura entrelíneas y rellenar con la imaginación los vacíos adredes que Arianna deja amablemente en el transmito de su cuerpo poético.
Los trascendental es su lenguaje despatarrado, desinhibo, sin taras ni tapujos cucufatos ni melindres afectados de una falsa belleza, característico de los dosmileros.
Arianna Castañeda, irrumpe a punta de flashashos y de espinetazos con su lírica fundida en una emoción y una bronca ironía de alguien que sardónicamente se sonríe mofándose de la reacción de su propio lector.
Lambayeque, julio 17 de 2006
En la foto: mesa de presentación de El jardín de los amables espinos en la Casa de la Emancipación de Trujillo, el pasado viernes 14 de julio.