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El mundo de Víctor Falcón Castro le debe tanto a la huidiza Elfriede Jelinek como al exquisito Hannibal Lecter, y por eso la austeridad de sus cuentos me recuerdan el desayuno frugal de los verdugos y sus obsesiones literarias tienen la misma determinación de los asesinos en serie.
Y aunque resulte inverosímil, los seres miserables, psicóticos, resentidos y antisociales que pueblan los cuentos de Víctor Falcón Castro, forman parte de esa borrosa multitud que uno considera personas normales o simplemente buena gente.
Fernando Iwasaki
Mujeres a punto de alzar vuelo logra conjugar con oficio unos cuentos en los que el lector no estará libre de una gran afectación y sí obligado a ver con otros ojos su propio entorno. Víctor Falcón Castro consigue, a través de un lenguaje convincente, dinámico y cargado de imágenes perturbadoras, demostrarnos que la narrativa peruana tiene mucho por explorar.
Ricardo Sumalavia