Ambos, el narrador de historias y la estudiante canadiense se perdieron de vista porque vaya si la librería de Jairo Manuel Arango estaba abarrotada de gente: contando mal, por lo menos había una veintena de cristianos (en su acepción religiosa de "personas"), la mayoría buscando y rebuscando con toda la seriedad e impaciencia del mundo, y unos cuantos atrapados por la pantalla de ofertas, subastas, encargos, que estaba a disposición de los clientes.
Cayetano se acercó a la pantalla (el CPU o cerebro electrónico estaba a mucha distancia), para ellos sólo teclado y pantalla, y el que tenía turno lo empleaba a su gusto y criterio, estaba en "ofertas", desde Misiones, esa lengua terrestre y argentina que se introduce un poco pecaminosamente entre Paraguay y Brasil, alguien estaba ofertando un ejemplar, tercera edición y en buenas condiciones, de "Sobre Héroes y Tumbas", de Ernesto Sábato, y pedía por el ejemplar tres mil cupons, precio razonable en opinión de Cayetano.
Pero al profesor (tal era su apariencia) no le interesó, y pasó a buscar ofertas más masoquistas (la palabreja nacida de la mente del Marqués de Sade vía manuscrito de Sigmund Freíd, era eso, masoquista, porque pocos bolsillos comunes y corrientes se podían medir a esas ofertas atentatorias contra la economía unipersonal), y encontró que desde Cuernavaca alguien ofrecía un ejemplar de la primera edición de "Palinuro de México", Alfaguara, octubre de 1977, por nada menos que 12,000 euros. Pura masturbación literaria, reflexionó Cayetano, para qué enterarse de esos precios inalcanzables, ¿sólo para saber que muy pocos terrícolas podían llegar a esas latitudes siderales?, pero ahora en la pantalla ofrecían "Pudor" del peruano Santiago Roncagliolo, por 7,000 cupons, y de inmediato, el inevitable "Cien Años de Soledad", primera edición, y con dedicatoria del autor, por el cual un atrevido pedía nada menos que 25,000 cupons, y luego en la pantalla apareció el facsímil de "Paradiso" de Lezama Lima, 30,000 euros, carajo, que los pague quien pueda cagar euros o cupons.
Detrás suyo Cayetano escuchó un chillido no de dolor sino de alegría: una señora bastante guapetona, acompañada de su hijo prepúber, había encontrado algo sepultado por un alud de libros, y lo que había provocado su chillido y su felicidad era lo que mostraba a todos los clientes de "El Planeta de los Libros": un ejemplar con poquísimas páginas de "Oh, Hada Cibernética", del célebre poeta peruano Carlos Germán Belli, y ya corría hacia Silvia para pagarlo o para separarlo (aclaremos que si el libro del poeta peruano fuese ofertado a través de la red mundial de librerías de ¿viejo?, fácilmente su precio se hubiese multiplicado por un uno seguido de dos ceros).
Ahora la pantalla tenía otro mendocino operador, y los intereses de éste iban más bien por el lado de ofertas españolas: en la pantalla se mostraba la portada de "Suicidios Ejemplares" de Enrique Vila-Matas, primera edición, dedicado, 40,000 euros, qué jodido es ser pobre, reflexionó Cayetano.
Después de Enrique Vila-Matas, nada menos que pedían 100,000 euros por una edición del 1700 y tantos de "Fuente Ovejuna" de Lope de Vega, quien la comprase jamás la leería, sólo la utilizaría como trofeo para humillar a sus parientes y amistades, aunque más bien lo propio sería que alguna universidad o alguna biblioteca importante lo adquiriese.
Faltaban dos turnos para que Cayetano pudiera disponer de la computadora destinada al libre uso de los clientes de la librería. Frente a la pantalla estaba una universitaria (por la edad y por la traza), quien buscaba si en alguna librería del mundo se encontraba "La Noche Quedó Atrás" de Jean Valtan. Pues sí que había la obra y ni siquiera costaba mucho, apenas cien euros, pero estaba en el idioma en que fue escrita, el alemán, y la joven quería comprarla en español, y en nuestro idioma la obra estaba fuera de circuito. La chica desocupó el asiento.
Otro universitario, éste más bien estaba en plan de ofertar: de alguna manera era dueño de una Antología de Poesía Chilena del año 2010, y la introducía en los discos duros de todos los CPUs de todas las librerías, y que se le llevase quien ofreciese la mayor cantidad por encima de la base de los quinientos euros, precio un poco por debajo de su verdadero valor, seguro que era precio para que picasen unos ochocientos euros. El asiento quedó libre. El asiento fue ocupado por Cayetano.
Sabiendo muy bien lo que buscaba, Cayetano tecleó lo suyo: estaba interesado por adquirir la colección completa o algo incompleta, de un periódico boliviano, paceño concretamente, de periodicidad quincenal, "El Juguete Rabioso" (título que en sí era todo un homenaje a ese gigante de la literatura argentina, Roberto Arlt), de temática política con ramas extendidas hacia todo lo cultural, algo que a comienzos de siglo había sido lo mejor del periodismo de opinión a nivel de toda Latinoamérica, y esa era una recomendación de su padre, aunque si alguien se la ofreciese él no sabía con qué cupons la iba a pagar, pero igual anunció lo que deseaba adquirir y registró su correo: cayenarra@hotmail.com
Y como no había nadie detrás suyo, y sólo por curiosidad, Cayetano le pidió al teclado, es decir al CPU, que le mostrase el último ranking de los precios ofertados más altos (ranking que cambiaba todos los días, y que incluso cambiaba dos o tres veces en el mismo día) y primero apareció:
1° La ciudad y los perros, M. Vargas Llosa, 1° edición, € 200,000
2° Pedro Páramo, J. Rulfo, dedicada, 2° edición € 180,000
3° La Familia de Pascual Duarte, J. C. Cela, 1942 € 175,000
4° Levantado del Suelo, José Saramago, 2° edición € 170,000
5° El Cartero de Neruda, Antonio Skármeta, € 170,000
6° Bartleby y compañía, E. Vila-Matas, 1° edición, 2000 € 160,000
7° Río Fugitivo, E. Paz Soldán, 1° ed. Dedicado a M. L. € 145,000
8° Viaje al Fin de la Noche, F. Celini, 1° edición, € 140,000
9° Zama, Antonio Di Benedetto, 1960, 5° edición, € 120,000
10° Esplendor de Portugal, Antonio Lubo-Antunes, 1999 € 115,000
aunque desde luego Cayetano sabía cómo era el juego: por ejemplo, en el supuesto hipotéticamente imposible de que él dispusiese de esos 120,000 euros, y aunque los recibiese a través de la mismísima pata del mono, y el listado de un mes atrás, igual que el listado de un mes adelante podría tener una composición totalmente distinta, como que los diez primeros puestos de antes o de después podrían estar ocupados por 1° Pedro Lemebel; 2° Ricardo Piglia; 3° Günter Grass; 4° Cormac McCarthy; 5° Carlos Oquendo de Amat; 6° Lucía Etxebarria; 7° Ramón Rocha Monroy; 8° Rafael Sánchez Ferlosio; 9° Naguib Mahfuz; 10° Humberto Eco, y así ad infinitum, entran unos, otros salen, la gloria es como una pompita de jabón, más son los autores eternamente olvidados que los que permanecen en la memoria de los lectores, y el mejor ejemplo lo tienen ustedes en Geno Díaz.
Igualmente, Cayetano sabía que esa era la lista instantáneamente temporal de los autores con los precios más altos de ese día o de esa hora, pero que no pasaba de ser la lista en español, y que el respectivo ranking en inglés mostraba una composición tanto autorial como de precios muy distinta, así como el respectivo ranking japonés podría mostrar títulos, portadas y precios de los antípodas del planeta.
Pero se le estaban pasando las horas del mediodía, porque decidió buscar de una vez por todas a Jairo Manuel Arango.