Tuesday, April 11, 2006

Franquezas de un francotirador

Por Raúl Wiener

Ayer por la noche Jaime Bayli despidió su programa felicitándose por lo bien que él cree ha funcionado lo de la denuncia de relaciones montesinistas en el entorno de Ollanta Humala. Y todavía viene mucho más, añadió. Cecilia Valenzuela, Rosa María Palacios y otros, entre ellos él mismo, hemos contribuido a levantar este asunto. Y añadió una felicitación para todos ellos.
Luego recordó que con lo de Madre Mía no les había ido bien, porque según ahora se puede ver los peruanos, especialmente los de las zonas de emergencia, no parecen muy molestos con los militares duros. Entonces hablar de derechos humanos violados, tal vez habría favorecido al comandante.
Y siguió reflexionando, no sobre prensa, información y papel orientador del periodismo, sino sobre tácticas de campaña como si todos sus espectadores participaran de sus objetivos. Es decir todos tuviéramos la camiseta de Lourdes.
No llegó a decirlo, pero lo que se dejaba entender era que dado el interés público general por cerrarle el paso a Humala y todo lo que viene detrás de él, los conductores de programas políticos de la televisión debían felicitarse de haber podido mellar una candidatura que iba ascendiendo peligrosamente.
Si en ese camino cayó Hildebrandt, la imparcialidad y la decencia, qué se va a hacer. Es seguro que Bayli, Chichi, Aldo M., considerarán que todo eso es por un buen propósito. Y les parecerá grosero que se les recuerde que eso también pensaba Fujimori, que aseguraba que si él dejaba el gobierno se instalaría el caos, que finalmente es lo que creen los fujimoristas que ha significado el gobierno de Toledo, cuyo retoño según dicen es Ollanta Humala, por lo mal que se dirigió el gobierno.
El envilecimiento de la libertad de expresión parece venir asociado a los proyectos neoliberales. Pero uno recién se da cuenta de lo que significa cuando se entra en situaciones de riesgo para el sistema. Ahí es donde se puede ver que los medios no tienen escrúpulos en anular toda expresión plural, en valerse de procedimientos insólitos como informar un testigo que está oculto porque está amenazado y que asegura que conoce los crímenes de Humala, pero no quiere dar ni su nombre, ni mostrar la cara (¡!!) O esperar el último programa antes del cierre de campaña para hacer una denuncia que no pueda responderse.
Me he pasado la vida dando la cara y poniendo mi nombre, presentando pruebas de actos corruptos de importancia sin lograr una línea de la prensa peruana. Y sería un absoluto desconocido, sólo existente en las redes informáticas, sino hubiera recibido la atención de César Hildebrandt. Por cierto no soy el único.
Hace unos días nomás he mostrado con citación de documentos concretos en la mano los oscuros negocios de PPK y la familia propietaria de “Expreso” en relación a la concesión del aeropuerto de Pisco. Pero no hay reacciones. Porque nadie cuida aquí la salud moral del Perú, ni el patrimonio público, ni los derechos de las mayorías. Cuidan los bolsillos de los dueños de los medios y de todo el sistema del que forman parte.
Y es a eso que han estado dedicados los agentes de Unidad Nacional que hacen de “periodistas” en todos los canales, las principales radios y en la abrumadora mayoría de la prensa escrita. Seguramente dirán que esta es una coyuntura especial, y que después recuperarán el sentido de competencia. Es decir cuando no haya riesgos verdaderos de cambio de libreto, entonces podrán jugar a la discrepancia.
El cinismo de Bayli es indudablemente mucho más simpático que la histeria de Valenzuela, las angustias de Althaus y la malicia de Palacios. Pero por ello justamente su declaración de anoche merece un monumento. A mí no me importan ni los montesinistas, ni las víctimas de la guerra sucia. Pero un tema funciona contra Humala y el otro no. Eso es todo. Me hace pensar que tampoco le importaba Zaraí, ni ninguna otra cosa. Algún día se hará el balance de estos días de histeria y desvergüenza y algunos nombres resaltarán y serán estudiados en las clases de periodismo en las universidades. Y tal vez la frase de Bayli quede registrada para que los comunicadores sepan por boca de uno de los autores lo que puede ser una falsa libertad de prensa, que no es sino abuso de poder dominante de la gente con dinero sobre los demás.

10.04.06