Ojo al Cine: Mariposa Negra, entre los personajes y la pesadez de la realidad peruana
Por José Tsang
Francisco Lombardi no es un cineasta respetado por las nuevas generaciones de críticos. Posiblemente, un balance de su obra dé un saldo negativo. Reconocerle méritos sería como hinchar por un equipo de fútbol "pecho frío" y anti estético.
No obstante, ya muchos quisieran haber hecho la cantidad de cintas que él ha hecho. ¿Es posible que con 13 filmes a cuestas, aun si estos fueran malos, un director sea tan miope, como muchos tremendamente apuntan? ¿Que su presunta ineptitud derive en un filme inepto como Mariposa Negra?
No es para tanto.
Mariposa Negra tiene defectos, pero también virtudes.
Lombardi es un contador de historias. Y la literatura le ha dado historias, además de ceñirlo a la realidad. Maruja en el Infierno está basada en No Una Sino Muchas Muertes de Enrique Congrains, Sin Compasión en Crimen y Castigo, y varias novelas de Vargas Llosa han pasado por su lente. Pesan las historias, no el estilo visual. Por ello Lombardi prefiere el clasicismo. Es decir, un estilo normal, aunque entran a tallar ciertos escenarios expresionistas (Caídos del Cielo) que reflejan un estado de ánimo nacional. Resultado: la literatura y las ganas de decir algo sobre el Perú le hacen malas pasadas al guión, y la puesta en escena depende en exceso de éste.
Es lo que pasa en Mariposa Negra, adaptación de la novela Grandes Miradas de Alonso Cueto. La trama de la viuda de un juez asesinado que intenta llegar hasta Montesinos se hace reclamativa y verbal. (Claro, depende de cómo se usen las palabras: ver a Mankiewicz o Rohmer). Lombardi se apega a la llanura de su estilo invisible y ante cualquier bajón del guión, el filme se cae. Siempre hay cosas de más. Allí está la manía de referirse a un contexto real (la escena en la Costa Verde en la que los "periodistas" hablan de Montesinos), el regodeo en el patetismo que disimula la falta de vuelo (la lesbiana interpretada solventemente por Ivonne Frayssinet), o los personajes que intentan decir cosas interesantes pero que suenan a "rocas" (otro periodista recita: "La prensa amarilla en acción echando mierda"). ¡Por favor, así no es la vida!
Por suerte, las protagonistas se distinguen de la impostura de los secundarios. Melania Urbina y Magdiel Ugaz están estupendas, y le insuflan sustancia al costumbrismo. Hasta le ponen "calle" (sólo un poco, pero lo suficiente para romper con la ingenuidad). De temperamentos opuestos, transitarán por vías de aprendizaje distintos. Así, la fragilidad va de la mano con la obsesión vengativa, y el asco moral con la comprensión. Entonces la viuda negra cobra vuelo y deja de ser un outtake de metáforas obvias, tipo Ojos Que no Ven. A veces, en el cine interesan los personajes y no la historia o la Historia. No al revés.