Nacional: Perú y Chile se enfrascan en negociación para recuperar tesoro bibliográfico de la guerra
Por David Pereda Z.
"Casi esperaban que regrese con el Huáscar, los libros y Fujimori amarrado", bromea Hugo Neira sobre la demanda de noticias a su regreso de Chile. No era para menos. El director de la Biblioteca Nacional no fue solo a disertar en la 26a Feria del Libro de Santiago, sino que también impulsó, más discretamente, las negociaciones para recuperar los libros peruanos saqueados al final de la Guerra del Pacífico.
Neira se reunió con su homóloga Ximena Cruzat. "Hablamos de nueve de la mañana a una de la tarde. Durante una hora el tema fue el de los libros llevados de Lima", comenta.
Pero, aclara Neira, "no soy Batman ni tampoco ministro". La recuperación de los textos que fueron a parar a Chile en 1881 depende de las puntadas de Torre Tagle. En ese sentido las noticias son buenas. En las próximas semanas, se formará una comisión bilateral e intersectorial. La integrarán representantes de las cancillerías, bibliotecas nacionales y ministerios de Educación.
Allí se avizora otro tire y afloje. Aunque se percibe una disposición favorable en el sur, la imprecisión en los datos demanda un trabajo técnico. En principio, hay que definir cuántos ejemplares deben ser devueltos.
El predecesor de Neira en la Biblioteca, Sinesio López, revela que en el 2005 el Ministerio de Educación mapocho, a la cabeza Santiago Bitar, calculó noventa mil textos. "Es imposible, porque antes de la guerra teníamos 56 mil. La cifra de Bitar debe de incluir documentos", precisa López.
Según explica, Ricardo Palma hizo una memoria luego del conflicto: quedaron 700 volúmenes. Diez mil fueron devueltos por el presidente chileno Domingo Santa María, amigo de Palma, y el tradicionista recuperó 15 mil en restaurantes y hoteles, donde los chilenos los daban como pago. "Así rescató un libro de quiromancia que perteneció a José de San Martín", refiere. Con todo, López estima hasta 15 mil libros de nuestra Biblioteca en el país de Pablo Neruda.
En abril pasado, Diario Siete de Chile reveló la existencia de un inventario de los textos saqueados. En 1881, el intelectual Ignacio Domeyko había registrado 10 mil ejemplares enviados de Lima, previa selección. Eran libros de los siglos XVI y XVII, entre los que se contaba una Biblia en latín de 1550, una colección clásica latina de 151 volúmenes, Cartas Pastorales de Fray Luis de León, Cédulas Reales de 1563, Obras de Plutarco y Los triunfos de Petrarca (1555).
Por su parte, Neira precisa que los libros a recuperar pertenecen a la Biblioteca Nacional, el Archivo Histórico de San Marcos y la Biblioteca de San Fernando, que guardaba la colección completa que reunió Hipólito Unanue.
El informe de Diario Siete, hecho por el periodista Marcelo Mendoza, asegura que los textos más valiosos del despojo están en la Sala Medina, el Fondo General y la bóveda de la Biblioteca Nacional de Chile. Pero no solo estarían allí. La ex ministra de Educación Mariana Aylwin declaró a esa publicación que habría importantes libros en predios del Ejército.
La comisión bilateral deberá arrojar una cifra y catálogo definitivos. Neira espera la participación del historiador Cristóbal Aljovín, entre los especialistas. Considera que en dos años podríamos tener los primeros resultados.
Como gesto de buena voluntad, la Biblioteca chilena abrirá una sección con veinte títulos clave del Perú. "Textos de Mariátegui, Basadre, Vallejo estarán allí", anuncia Neira. Lo mismo ocurrirá con la obra mapocha en el complejo de San Borja. Este ambiente se llamará Sala Amistad.
El proceso forma parte de la política de Estado en nuestras relaciones con Chile, que incluyen el Acuerdo de Cooperación Económica y la controversia limítrofe. Santiago Marcovich, director de asuntos culturales en Torre Tagle, perfilará el pedido bibliográfico.
En la reciente cumbre "Dos más Dos", entre los cancilleres y ministros de Defensa de ambos países, se volvió a dibujar la esperanza. Vivianne Blanlot, titular de Defensa de Chile, se comprometió a impulsar el retorno del patrimonio escrito. "Cuenten con mi voto para que sean devueltos al Perú", declaró. Confirmaba así el compromiso de la Presidenta Michelle Bachelet, que en la campaña prometió concretar los gestos de reparación hacia nuestro país.
Pero la derecha chilena promete férrea oposición. Aunque prefiere que el tema sea tabú, tiene en Santiago Villalobos, historiador y ex director de la Biblioteca de Chile, un vocero tenaz. "Los libros fueron tomados en buena lid". "A los peruanos solo hay que devolverles el saludo", han sido sus declaraciones.
En el panorama de nuestras relaciones con el sur, el regreso de los textos usurpados tiene gran peso moral. De hecho, es visto como paso importante para consolidar la confianza. Se suma, pues, al acervo de razones para que el Perú y Chile sigan sentándose a negociar.