Thursday, August 31, 2006

Las Furias del Parricidio

Policiales: Sentenciada por parricidio y acusada por su hermano de cometer actos impropios, Giuliana Llamoja escribe su testimonio ad portas de una performance en su honor.

Por Carlos Cabanillas

La tragedia de esta semana fue escrita en tres actos. El primero fue el protagonizado por Luis Augusto Llamoja, el hermano de 18 años que decidió interrumpir su silencio con la sonora insinuación de un incesto entre su hermana y su padre. Las figuras del incesto y del complejo de Electra, largamente manoseadas desde que la noticia manchó las primeras planas la mañana del 6 de marzo del 2005, pervirtieron la que en otro contexto no sería más que una candorosa declaración de amor filial: “Mi papá me conoce mejor que nadie. Me conoce desde el pelo hasta la punta de los pies. Estoy segura de que mi papá me adora y me ama”. La cita es de un trabajo académico de Giuliana, y fue presentada por Luis Augusto como prueba del desmedido amor que ella le profesa a su padre. También mostró una fotografía que dijo haber encontrado en la oficina de su padre. “No puedo asegurar que sea Giuliana” comentó al señalar la espalda de una mujer desnuda en la foto. Encima, el joven acusó a su padre de haber falsificado su firma en un documento que le permitió cobrar los S/. 50 mil por beneficios de orfandad, pensión y tiempo de servicio de María del Carmen Hilares, la madre. Luis Augusto ya había aclarado desde un principio sus intenciones: “He venido a decir la verdad y a defender a mi madre de acusaciones falsas”, explicó en el programa Prensa Libre.
El segundo acto de esta tragedia, propia de Esquilo, fue la esperada reacción del padre y defensor de la sentenciada Giuliana Llamoja, Luis Llamoja Flores. “Mi hijo tiene malas influencias”, aseguró enfáticamente. El cuestionado padre negó tres veces. Primero, la existencia de una relación impropia con su hija. Segundo, el haber cobrado los mentados 50 mil soles por seguro de orfandad. Tercero, la culpabilidad de su hija. “Mi hija es inocente”, remató el padre, quien apeló la sentencia de Giuliana Llamoja en su condición de abogado. Sin embargo, tampoco quiso que se le enfrente con su hijo.
El tercer acto está aún inconcluso. Empezó –como suele suceder en las tragedias de Esquilo– un día indeterminado. Alan Pool y Félix Méndez, amigos de Giuliana Llamoja, decidieron tomar por asalto el Mercado Central con los poemas de la acusada. “Le hablamos a un montón de carne muerta de animal, y utilizamos los cuchillos del mercado para representar esta tragedia”, cuenta Alan. Sus intervenciones a favor de Giuliana se sucedieron una tras otra con declamaciones de poemas, proyecciones multimedia, stand-up comedy y una variada gama de disciplinas de interacción entre el interventor y su público. El lugar era escogido casi al azar. La fecha, también. Pero para el evento de las 7:30 p.m. del jueves 31 de agosto del 2006, nada había sido dejado a la fortuna. Una pantalla de plasma, un proyector, dos micrófonos, disfraces y una computadora a disposición del auditorio. El evento estaba programado con varios días de anticipación. La Dirección de Cultura de la Universidad Tecnológica del Perú (UTP) decidió darles el sí. El Centro de Convenciones “Auditorio Madre de Dios”, ubicado en la Av. Petit Thouars 116, en el Cercado de Lima “tenía el agrado de invitar a la comunidad limeña, en general, a participar de la presentación de la intervención”, decía el comunicado propalado. Los afiches con un llamativo “Liberemos a Giuliana Llamoja” fueron preparados, pero conforme la convocatoria empezó a crecer el centro de estudios fue preocupándose por el rebote noticioso. La propuesta de intervención seguía en pie bajo una condición: que el evento dejase de llamarse “Liberemos a Giuliana Llamoja” para ser simplemente “Giuliana”. Los muchachos aceptaron, y además se lo comunicaron a la propia Giuliana Llamoja. Ella, consciente de su protagonismo mediático durante la semana, decidió participar para limpiar su imagen.
El tema del incesto, según Alan Pool, no la sorprendió. Ya los psiquiatras Melva Pino, María Salazar y Víctor Guzmán, quienes le realizaron pruebas en mayo del año pasado, habían determinado que sufre del “Complejo de Electra”. El mentado complejo fue acuñado por Carl Jung para designar a la contraparte femenina del complejo de Edipo de Sigmund Freud. La patología consiste en una fijación afectiva de la hija por la figura paterna, mas no sugiere ninguna clase de homicidio. La mitológica Electra quizás podría ser acusada de autora intelectual del crimen de su madre, mas no de asesinato, pues sólo azuzó a su hermano Orestes para que le diera muerte junto a su amante Egisto, asesino del padre de ambos.
Asimismo, los psiquiatras señalaron que la personalidad de Giuliana es histriónica y con rasgos disociales, imposibilitando que asuma el asesinato al justificar el crimen evadiendo la realidad. El psiquiatra Luis Morales, opinando sobre el complejo de Electra, ya ha asegurado que éste “no desencadena en un asesinato”, pues “debe haber antes un comportamiento violento de parte de la madre”. Y el reconocido psiquiatra Mariano Querol, a días del sonado caso (ver CARETAS 1864), sostuvo que los poemas de la Llamoja “presentan componentes paradójicos relacionados con el amor-odio. La madre quiere a la hija, pero la tortura y violenta. De igual manera, la hija quiere a la madre pero la tortura”.
Giuliana decidió ignorar el tema del incesto, pero sí aceptó redactar un testimonio con su versión de los hechos para la intervención. Pero el futuro de la misma sigue siendo ambiguo, pues la UTP ya decidió cancelar el evento. A la fecha de cierre, el evento no tiene plaza fija, pero “se realizará así sea en la calle frente a la UTP” responde Félix Méndez. “Como en toda intervención, no sabemos lo que va a pasar”, acota Alan, quien anunciará el lugar exacto de la intervención a través de su blog (www.liberemosagiulianallamoja.blogspot.com). El evento, según ellos, se realizará sí o sí.


De Puño y Letra

Giuliana Llamoja cuenta su verdad con un arma franca: la pluma

Este día es muy importante. Cada día lo es, pero éste es especial. Es de noche. Pasé muchas noches en mi vida. Algunas fueron interesantes, divertidas o aburridas. Otras, en especial una, la del 5 de marzo del 2005, fue la más dolorosa y triste de mi vida. Esa noche mi mamá falleció en un confuso incidente que hasta hoy me cuesta entender. Es de noche. Ustedes están aquí y yo estoy presa, pensando en ustedes y presente en cada una de sus voluntades. Esta noche es especial porque sé que están conmigo.
Nadie sabe cómo es una cárcel. No es lo mismo la justicia para una persona que la observa de lejos que para una que vive en prisión. Hay tantas injusticias en la vida. La misma vida a veces es tan injusta. ¿Saben cuánto dolor se almacena en un espacio de 3 x 5? ¿Lo saben? Yo sí, yo se los grito. Nosotras dormimos entre rejas, alejadas de nuestra familia injusta o justamente. Hay que atravesar 5 rejas para llegar a nuestra celda, que para colmo está hacinada, al igual que el penal. A veces siento tantas ganas de llorar. ¿Nadie ha sufrido viendo a una persona en la cárcel? Tal vez por un familiar. Pero por una persona ajena no creo que se atreva, porque al igual que ustedes yo nunca antes me atreví. Me sigue entristeciendo ver a tantas mujeres encerradas. No es su culpa, ¿entonces de quién? Por qué en lugar de decir “hay que lincharla, es una asesina, ha matado a su madre…” no se preguntan “¿de verdad mató a su mamá? ¿Fue un homicidio? ¿Qué pasó? ¿Tendría que estar en un manicomio y no en una cárcel?”. Mejor preguntarse qué fue lo que ocurrió antes de eso. Sería bueno que le dediquen aunque sea unos momentos a pensar en las circunstancias y buscar respuestas. Pero no se esfuerzan en nada y les da flojera pensar, y se encierran en un vulgar titular.
¿Se han preguntado por qué tenía un espejo o por qué me probaba ropa? Era porque tenía planeado salir. Sin embargo, mi amiga no llegó. Y esa noche de diversión se terminó convirtiendo en el drama que me tocó vivir. ¿Quién cogió el cuchillo? ¿Quién lo lanzó? ¿Quién insultó? ¿Acaso busqué que mi madre cogiera ese cuchillo? ¿Busqué que mi madre llegase de la casa de mi tía, donde había intrigado en mi contra diciéndole que me cachetee porque tenía que aprender a respetar? ¿Busqué que mi madre se descontrolara y me lanzara ese adorno por la cabeza, y que me lanzara 2 cuchillos en la cocina?
Me hirió la mano y el codo. ¿Yo se lo pedí? Si cogí ese cuchillo fue por la misma desesperación. Necesitaba que ella soltara el suyo. ¿Busqué que la luz se apagara? No…
Yo sólo sentía, en medio de toda esa oscuridad, un miedo que no pude superar. Sólo sentía que algo estaba sobre mí. Sólo me movía. Mi mamá seguramente sintió lo mismo. Pero en ese momento todo fue tan confuso. Ni mi madre ni yo pudimos controlar esa situación, porque superó nuestras voluntades. Yo lo viví, y el dolor que siento late en mi corazón. Cualquiera de las 2 pudo haber muerto. Si ahora mi madre estuviera presa yo la hubiera perdonado. Y estaría a su lado.
¿No se han puesto a pensar lo que yo siento? Yo creo que sí, y por eso están aquí. Hoy es una noche especial porque están aquí, y yo en cada una de sus voluntades”.