En días pasados una persona cuyo nombre prefiero no recordar me ha denunciado por un presunto plagio que yo habría cometido en perjuicio de una obra inédita suya al escribir mi artículo "La educación en ruinas", publicado en El Comercio el 25 de junio último.
En primer lugar, debo negar enfáticamente esta infame acusación. Francamente creo que quien hoy me difama sufre de algún extraño complejo que lo lleva a intentar clavarle un puñal en la espalda a quienes dice son sus mejores amigos. Así, en 1998, publicó una obra infame contra Mario Vargas LLosa, titulada VARGAS LLOSA, TAL CUAL, en la cual, tras una muy afectuosa dedicatoria, procede a la más ruin serie de acusaciones contra nuestro gran novelista. El libro cayó en saco roto y el pobre difamador no obtuvo la notoriedad que sin duda buscaba.
Pocos años después, la misma persona perpetra una nueva infamia y lanza una difamación en contra de quien, en rueda de prensa recién dada en Lima, esta misma semana, no duda en calificar de "hermano". El afán de notoriedad de esta persona ha llegado a los más grotescos extremos y esta vez el puñal en la espalda me toca a mí.
Debo dar a conocer que esa persona, con la que mantuve una relación amical, solía enviarme manuscritos suyos solicitando mi opinión. Uno de esos manuscritos es hoy objeto de un aparatoso lanzamiento editorial que coincide curiosamente con su denuncia. El escándalo es el camino elegido por mi acusador para lanzarse en pos de la notoriedad que, como decía, tanto ansía pues, como pueden ver, para alcanzarla no ha dudado en pretender enlodarme. A esto, lamentablemente, se reduce todo.
Creo tener un estilo literario lo suficientemente propio como para que cualquier lector atento aprecie si hubo o no plagio textual, como irresponsablemente se ha afirmado. He publicado 24 libros entre novelas, crónicas, cuentos, ensayos, memorias y compilaciones de artículos de opinión, prueba más que suficiente de que puedo escribir por mí mismo.
Mi acusador señala que el 73.5% de la extensión de mi artículo es plagio textual de su obra inédita. Esta afirmación es absurda pues, como cualquiera puede constatar, más del 60% de mi artículo está compuesto de citas textuales y referencias a obras de connotados intelectuales que se han ocupado de estudiar la problemática de la educación en el Perú y el 40% restante es de mi cosecha.Finalmente, no me queda sino advertir a la comunidad intelectual, en especial a mis colegas escritores, que se abstenga de citar a Garcilaso de la Vega, Jorge Basadre, Mario Vargas Llosa y León Trahtemberg pues, al parecer, mi acusador los considera de su propiedad.
Barcelona, 21 de Julio de 2006
Alfredo Bryce Echenique
(aparecido en el diario El Comercio)