Thursday, December 28, 2006

Artes Escénicas

Por Rebeca Vaisman

Este año la oferta dancística ha sido plena y variada. Nuevos festivales y encuentros han surgido mientras que otros se han consolidado. Así, el segundo Festidanza del Británico presentó a Danza Viva, grupo dirigido por Morella Petrozzi. Su pieza Género Femenino: Teatro de Movimiento, basada en una larga investigación de Petrozzi sobre la naturaleza biológica y el condicionamiento cultural del movimiento, no trascendió, sin embargo, la imagen cruda y furiosa ni alcanzó los resultados de anteriores obras (como la sensacional Potlatch!). Aunque Cuatro Costillas Flotantes, grupo integrado por Pachi Valle Riestra, Cory Cruz, Karine Aguirre y Carola Robles, hicieron lo propio en este festival con la reposición de Hecho y Deshecho, fue más adelante, en el ICPNA, que presentaron su más reciente montaje, El tiempo que nos queda: conmovedora y angustiante, hace evidente de qué forma el tiempo delimita acción, pensamiento y sentimientos.
Por otro lado, este año se inauguró la primera versión del Miradanza, que unió plásticas, fotografía, cine y danza en diferentes espacios de la capital. El festival del ICPNA, Danza Nueva, hizo posible la visita de los norteamericanos de Dana Tai Soon Burgess & Co, que se inspiraron en textos de Marguerite Duras para abordar las consecuencias de la guerra. Partiendo también de la literatura (esta vez la de Alfredo Bryce), los peruanos de Terpsícore participaron con Proyecto X: oscura visión de la soledad contemporánea del limeño.
En cuanto al teatro, la sala Isil de Larcomar presentó bajo la dirección de Juan Carlos Fisher El hombre almohada, inquietante obra de humor negro y horror del irlandés Martín McDonagh (con la que se llevó el Tony en el 2005). La historia, que tiene como contexto una dictadura ficcional que maniata también la creación, era pertinente en momentos en que se dejaba oír el discurso nacionalista y autoritario. Otro novel director que apostó por un texto contemporáneo fue Sergio Llusera, esta vez desde la Sala Preludio, con Flechas del ángel del olvido de Sanchis Sinisterra, donde la amnesia de la protagonista, que la hace tan frágil ante la manipulación, es excusa para reflexionar sobre la falta de identidad y de memoria. Especial mención merece La Cisura de Silvio, obra de Víctor Falcón ganadora del primer premio del concurso de dramaturgia de la Muestra de Teatro Peruano. Dirigida por Óscar Carrillo y puesta en el C.C. CAFAE- SE, reflexiona sobre las conflictivas relaciones familiares e imposiciones sociales con ternura y humor.
La movida teatral no se redujo a las tradicionales salas capitalinas. En el Festival Internacional de Acciones Escénicas, los distritos de Lima Norte fueron sede de más de 80 propuestas de grupos nacionales y de invitados de Bolivia, Brasil y Honduras, entre otros.
Finalmente, dos grupos de larga trayectoria cumplieron 35 años: Cuatrotablas y Yuyachkani, dirigidos por Mario Delgado y Miguel Rubio, respectivamente. Este último grupo celebró el aniversario reponiendo cinco de sus piezas. Dentro de estas cabe resaltar Antígona, en la que la adaptación del texto de Sófocles hecha por José Watanabe y la soberbia interpretación de Teresa Ralli permitieron aproximarse, una vez más, a una conmovedora historia frente a la cual el despotismo irracional que se apropia de conciencias y espíritus debería ser un recuerdo (ese sí) imposible de enterrar.

En la foto: Teresa Ralli encarnando a Antígona, en versión de Watanabe y dirigida por Miguel Rubio de Yuyachkani: dolorosa imprecación al poder insensato que corrompe y hiere. [Leyenda de Caretas]