Cultural: Alfredo Bryce, invitado estelar de la III Feria del Libro de Trujillo, anuncia nuevo libro y viejos amigos
Por Carlos Cabanillas
No es ilegal romper un corazón, pero debería. El escritor se confiesa en contra de la pena de muerte, pero sobre todo en contra de la muerte de pena. Basta peinar sus libros para entender el devastador efecto deus ex machina que desencadena el amor en subempleados, adolescentes que adolecen, oligárquicos en caída libre y viajeros ahogándose en un vaso no precisamente de agua. "He visto muchas tristezas que matan", recuerda Alfredo Bryce Echenique mientras abre –inmensos– sus ojos y pasa una mano sobre el lomo de 'Pirata', su gato de un ojo negro. Su cuerpo se contornea y su piel se eriza de pena, demostrándole que está vivo en medio del caserón oscuro. "Un amigo mío se tomaba muchos piscos. Le quitaron el licor y lo mataron de sufrimiento", cuenta Bryce rompiendo la tensión. "Era ya mayor; ¡qué importaba que se tomara sus piscos!", ríe mientras su gato enseña los colmillos. Es el efecto Bryce, que pasa del amor al llanto y de ahí a la risa. Pero sin felicidad "porque de la felicidad no se escribe", y porque en un mundo feliz no hay amor.
La alegría, sin embargo, sí se la permite. Espera alegrarse en Trujillo, siendo el invitado de honor de su tercera feria del libro. Espera un ambiente cálido en todas las acepciones del término. También espera trasladar la tertulia libresca de su reciente cumpleaños (19 de enero) al norte, junto a sus amigos Fernando Ampuero, Abelardo Sánchez León y Guillermo Niño de Guzmán en el evento "Bryce y sus amigos". "Seguirla", como se dice entre copas. "Recuerdo las playas, comidas y fiestas trujillanas", recita Bryce, y su mirada se pierde en una imaginaria fila de reinas de belleza norteñas. Finalmente, espera que guste su conferencia magistral 'Los libros de mi vida y la vida de mis libros'. "Es un recuento de mis libros favoritos, los que me han formado", murmura, y acto seguido se explaya sobre lo segundo. Habla de lo bien que le ha ido a Entre la soledad y el amor para ser un libro de ensayos, de lo mucho que le gusta Tantas Veces Pedro y de la nostalgia que le ha dado ver sus cuentos completos en dos volúmenes. Se despacha sobre sus veinticuatro libros, que en junio serán veinticinco.
- "La fecha de publicación es incierta, pero espero terminarlo en junio para irme a Barcelona. Las Infames Obras de Pancho Marambio es una novela que trata a grandes rasgos sobre la amistad entre un abogado y un arquitecto. Este último traiciona la confianza de su amigo, empujándolo al alcoholismo y la depresión".
- Siempre intercala la novela y el cuento.
- "También intercalo seis meses en Lima con seis meses en Barcelona. Después de este libro regresaré al cuento; hay muchos en proceso".
En cuanto a los libros de su vida, no duda en mencionar "ese pedazo de América Latina, ese Quijote caribeño" que también fue su ganapán como profesor universitario, pues siempre la mandaba leer. Léase Cien años de soledad, o como dice Bryce con distinción "el descubrimiento de la pólvora".
"Le agradezco a García Márquez por las mujeres que conquisté gracias a fragmentos de su novela que ya cumplió 40 años. Humano demasiado humano, pues". Luego carraspea porque recuerda con pena la noticia del supuesto amiste entre Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa.
- "Me ilusioné. Yo hubiera sido muy feliz con el amiste. Los quiero a ambos y supe de la gran amistad que los unió, así como de la estupidez que los desunió".
- ¿El ego de un escritor es complicado?
- "El ego de dos escritores es más complicado. No es un tema de principios sino de orgullo; nadie traicionó a nadie. Tanto tiempo ha hecho muy difícil una reconciliación. Demandaría un esfuerzo personal que no están dispuestos a hacer. Una pena: pierden los dos. Fue una rabieta de niños que sucedió en el calor del momento".
- Y más allá del asunto legal, ¿hay una posibilidad de amiste entre usted y Herbert Morote?
- "No, allí hay otro problema. Pudo haber posibilidades de amiste, pero ambos nos hemos negado. Era mi amigo, pero un día decidió clavarme una puñalada".
- También influye el ego del escritor.
- "No, es un tema legal. No hay nada que hacer sino esperar a que la ley se pronuncie. Yo creo que debe de estar de mi lado, claro, pero es sólo lo que creo. Es una pena. Una gran pena" –dice Alfredo Bryce y abre de nuevo, inmensos, sus ojos entrecerrados.
En la foto: "(La de García Márquez y Vargas Llosa) es una rabieta de niños". [Leyenda de Caretas]