Descripción del producto / Product Details
Título / Title: Voces profético-apocalípticas de siete autores peruanos contemporáneos
En rústica / Paperback: 323 páginas / 323 pages
Editorial / Publisher: ProQuest / UMI (December 18, 2006)
Idioma/ Language: español / Spanish
ISBN-10: 0542181568
ISBN-13: 978-0542181566
Adquiera el libro en:
http://www.amazon.com/s/ref=nb_ss_b/102-6486080-3694531?url=search-alias%3Dstripbooks&field-keywords=Alejandro+S%E1nchez-Aizcorbe&Go.x=7&Go.y=10&Go=Go
La editorial UMI Company, con sede en Massachusetts, acaba de lanzar a la venta, a través de Amazon.com, Voces profético-apocalípitcas de siete autores peruanos contemporáneos, la tesis doctoral con que el escritor Alejandro Sánchez-Aizcorbe, autor de El gaznápiro y Comedia pía, obtuvo el doctorado en el Departamento de Estudios Hispánicos (Universidad de Kentucky), uno de los más prestigiosos de los Estados Unidos. El director de la tesis fue el doctor Daniel R. Reedy, y el segundo lector fue el doctor Edward F. Stanton.
Reseña editorial
Entre el final de la Segunda Guerra Mundial y el presente, ciertos escritores peruanos han elaborado visiones proféticas y apocalípticas sobre el futuro de su nación tanto en obras de ficción como en prosas ensayísticas.
Contrastándolas con los hechos históricos relevantes, el estudio de Sánchez-Aizcorbe examina las predicciones de siete autores peruanos contemporáneos: José María Arguedas, Julio Ramón Ribeyro, Pablo Guevara, Abimael Guzmán, Mario Vargas Llosa, Alonso Alegría y Dante Castro.
La metodología adoptada para esta labor incluye los siguientes instrumentos teóricos: estructuralismo, teoría de la elección racional, deconstruccionismo, psicoanálisis, intertextualidad, teorías del sufrimiento social y de la violencia, retórica y lógica. Asimismo, el trabajo de Sánchez-Aizcorbe incluye su correspondencia personal con algunos de los autores, y testimonios de la participación activa de Sánchez-Aizcorbe en un segmento de la historia y la textualidad a las que se refiere la narrativa de su investigación.
El núcleo del tratado establece los vínculos históricos y textuales de los hechos literarios y de las actuaciones públicas de los mencionados escritores con la guerrilla y con la contrainsurgencia que remecieron el Perú durante las décadas de 1960 y de 1980. Sánchez-Aizcorbe intenta formalizar las constantes de la poética, retórica y lógica de la violencia en dicho periodo, poniendo énfasis en la Guerra Sucia (1980-1992). Asimismo, construye una formalización de estos factores a partir de muestras del corpus, muestras de documentos gubernamentales relacionados con la Guerra Sucia en el Perú, e interpretaciones foráneas de los conflictos internos latinoamericanos.
En síntesis, Sánchez-Aizcorbe propone un modelo causal en el que se eslabonan el sufrimiento social, las interpretaciones textuales de éste, la insurgencia armada, la intervención extranjera, la pacificación mediante el genocidio, y las nuevas visiones profético-apocalípticas que surgen después del conflicto.
Luego de comparar el primer conjunto de profecías con el curso subsecuente de los hechos, el trabajo sugiere que el derramamiento de sangre en el Perú fue predicho en los textos seleccionados de los siete autores.
En cuanto a las profecías que emergieron después de la década de subversión y represión, Sánchez-Aizcorbe señala aquellas que predicen el fin de los alzamientos armados en el Perú, y aquellas que pronostican la inevitabilidad de la eclosión de nuevos movimientos subversivos si la extrema pobreza no se alivia significativamente.
El estudio llega a la conclusión de que, bajo condiciones de agitación social, una interpretación especializada de la literatura contemporánea puede detectar segmentos del futuro en los textos y en la relación entre los textos.
CONTROVERSIAL DOCTORAL DISSERTATION BY PERUVIAN WRITER ALEJANDRO SÁNCHEZ-AIZCORBE PUBLISHED IN THE UNITED STATES
Buy the book at:
http://www.amazon.com/s/ref=nb_ss_b/102-6486080-3694531?url=search-alias%3Dstripbooks&field-keywords=Alejandro+S%E1nchez-Aizcorbe&Go.x=7&Go.y=10&Go=Go
UMI Company, based in Massachusetts, published Voces profético-apocalípitcas de siete autores peruanos contemporáneos (Proquest / UMI, December 18, 2006), the doctoral dissertation with which the Peruvian writer Alejandro Sánchez-Aizcorbe, author of El gaznápiro and Comedia pía, obtained his doctorate from the prestigious Department of Hispanic Studies at the University of Kentucky. The book is sold through Amazon.com. The Director of the Dissertarion was Dr. Daniel R. Reedy, and the Second Reader was Dr. Edward F. Stanton.
Editorial review
Between the end of the Second World War and the present, Peruvian writers have developed prophetic and apocalyptic visions about the future of their nation in their fiction and non-fiction works.
Sánchez-Aizcorbe’s book examines such predictions as contrasted with relevant historic events in a selected corpus of works by seven contemporary Peruvian writers: José María Arguedas, Julio Ramón Ribeyro, Pablo Guevara, Abimael Guzmán, Mario Vargas Llosa, Alonso Alegría, and Dante Castro.
The methodology adopted for this task encompasses structuralism, rational choice theory, deconstructionist theory, psychoanalysis, intertextuality, theory of social suffering and violence, as well as correspondence and interviews with the authors, and the participation of Sánchez-Aizcorbe in the segment of history and textuality referred to by the narrative of the investigation.
The core analysis consists of the identification of textual and historic links between the said writers' literary and public deeds, and the guerrilla warfare and counterinsurgency that shocked Peru during the 1960s and 1980s.
Sánchez-Aizcorbe makes an attempt to formalize patterns of the poetics, rhetoric and logic of violence in the mentioned scenario with an emphasis on the Dirty War (1980–1992). He construes such formalization upon samples of the corpus, samples of government documents related to the war, and foreign interpretations of Latin American internal conflicts.
In the synthesis, Sánchez-Aizcorbe proposes a causality chain model which links social suffering, prophetic and apocalyptic textual interpretations of it, armed insurgency, foreign intervention, pacification via genocide, and new prophetic post-conflict visions.
After comparing the first set of prophecies and the subsequent course of events, the study suggests that the bloodshed in Perú was prognosticated in the selected texts of the seven authors.
As for the prophecies in the corpus emerging from the decade of subversion and repression, there are those predicting the end of armed rebellions in Perú, and those pointing at the inevitability of the eclosion of new subversive movements if extreme poverty is not significantly alleviated.
The study concludes that under conditions of societal turmoil a specialized interpretation of coeval literature may detect in the texts and in the relations among texts some parts of future events.
Tuesday, January 30, 2007
Sunday, January 28, 2007
Asia a la Volada
En el verano las 2,388 casas del balneario de Asia son habitadas generando un gran movimiento. Aquí un vistazo
Desde el cielo el balneario de Asia luce espectacular. Esta zona ubicada entre el kilómetro 92.5 y el 119 de la Panamericana Sur, entre los distritos de Mala y Cerro Azul, tiene una extensión de veinte mil hectáreas en donde se ha levantado una enorme cantidad de hileras de casas de playa, de una sola planta, muchas de ellas con jacuzzis y piscinas en los techos. El 2006 el crecimiento inmobiliario en la zona sufrió una ligera baja debido a la incertidumbre de las últimas elecciones presidenciales. Según el ingeniero José Luis Ayllón, el movimiento en la construcción se redujo en un 35% Aún así se construyeron 226 nuevas residencias a diferencia de las 349 edificadas el 2005. Según cifras de la Cámara Peruana de Construcción (CAPECO), en este soñado balneario ya se han construido hasta el momento 2,388 casas. Se espera que de mantenerse la estabilidad económica y política la actividad inmobiliaria en la zona se incremente. Todo un boom como para hablar del fenómeno "asiático".
En la foto: Acceso Autorizado. ¡Ojo! Entre los clubes Costa del Sol (el de la piscina) y Palabritas hay un pasaje para el libre tránsito del público hacia la playa, como manda la ley. Sin embargo el ingreso luce cerrado. Desbloquear la entrada ayudaría a contrarrestar la mala fama de 'Eisha'.
Caretas 1960, suplemento Ellos & Ellas.
Desde el cielo el balneario de Asia luce espectacular. Esta zona ubicada entre el kilómetro 92.5 y el 119 de la Panamericana Sur, entre los distritos de Mala y Cerro Azul, tiene una extensión de veinte mil hectáreas en donde se ha levantado una enorme cantidad de hileras de casas de playa, de una sola planta, muchas de ellas con jacuzzis y piscinas en los techos. El 2006 el crecimiento inmobiliario en la zona sufrió una ligera baja debido a la incertidumbre de las últimas elecciones presidenciales. Según el ingeniero José Luis Ayllón, el movimiento en la construcción se redujo en un 35% Aún así se construyeron 226 nuevas residencias a diferencia de las 349 edificadas el 2005. Según cifras de la Cámara Peruana de Construcción (CAPECO), en este soñado balneario ya se han construido hasta el momento 2,388 casas. Se espera que de mantenerse la estabilidad económica y política la actividad inmobiliaria en la zona se incremente. Todo un boom como para hablar del fenómeno "asiático".
En la foto: Acceso Autorizado. ¡Ojo! Entre los clubes Costa del Sol (el de la piscina) y Palabritas hay un pasaje para el libre tránsito del público hacia la playa, como manda la ley. Sin embargo el ingreso luce cerrado. Desbloquear la entrada ayudaría a contrarrestar la mala fama de 'Eisha'.
Caretas 1960, suplemento Ellos & Ellas.
Correo de Salem
Este domingo en Asia
Por Eduardo González Viaña
En La Primera de hoy sábado 27, leo que la Ministra de la Mujer va a encabezar la marcha contra discriminación que mañana domingo 28 de enero de 2007 romperá cerrojos, atravesará garitas privadas, hará aun lado a los matones y guachimanes e ingresará a la playa Asia, en el sur de Lima, para recordar que allí también rigen las leyes peruanas.
Para mayor garantía, el Fiscal de turno de la provincia de Cañete también estará allí y, hasta ahora, unas 400 personas inscritas se darán un zambullón en la ilegal playa privada donde hasta hoy, por designio delictivo de algunos de sus ocupantes, las empleadas domésticas están prohibidas de bañarse.
En Sudáfrica, el apartheid podía entenderse en toda su bestialidad por la diferencia de aspecto físico de discriminadores y discriminados. En el Perú, donde unos y otros proceden de idénticas etnias mestizas, la discriminación más que un crimen es una patética huachafería.
Me siento feliz de que una preocupación expresada desde hace algún tiempo a través de esta columna haya obtenido eco y gran respaldo. Me adhiero a la marcha y espero que capture éste y todos los recintos de la discriminación. A pedido de lectores amigos, reitero el artículo que ha sido uno de los detonadores de esta marcha:
Asia beach: el milagro peruano
El Perú ha cambiado oficialmente de raza y condición económica. Lo vi durante mi viaje veraniego del año pasado. En los cien kilómetros de playas del sur de Lima, todos tienen que ser altos, ricos y muy blancos. Están obligados a serlo.
En la concurrida playa Asia, por ejemplo, nadie que tenga otras características físicas puede caminar libremente. Se tolera que lo hagan las empleadas domésticas, siempre y cuando lleven un uniforme especialmente diseñado para las personas de color, y por supuesto, no pueden bañarse en el mar porque lo contaminarían. Se les permite darse un remojón de 6 a7 de la mañana, pero después, no, porque eso sería mezclar a los cholos con la gente, según me explica uno de los dueños de casa.
-¿Y la Constitución y las leyes?- pregunto- Según ellas, las playas y el mar son públicos, y pertenecen a todos los ciudadanos.
-Se nota que usted no vive en el Perú- me responden.- Esas son cosas de comunistas, pero el terrorismo ya hasido derrotado.
Las playas no son la excepción. Las municipalidades de algunos distritos exclusivos contratan bandas dematones para que echen de allí a personas oscuras, maltrajeadas, pobres o sospechosas. Los matones tienen carta blanca para asaltar, secuestrar, golpear y hacer desaparecer a quien les caiga mal.
Hace un tiempo, a los sicarios del alcalde deMiraflores se les pasó la mano. Asaltaron a un joven español, le robaron el dinero y lo golpearon hasta lamuerte. Su cadáver fue identificado porque había sido torero y porque el consulado de su país hizo todo lo posible por localizarlo.
Los jueces condenaron a los ejecutores materiales pero no al chacal que los había enviado, quien nisiquiera fue cuestionado. Ello ocurre porque es desentido común que las personas pobres no tienen derecho a pasearse por un distrito de lujo a altas horas de la noche, y por lo tanto el alcalde obraba bien en armar a sus bandidos.
Muchas más cosas vi el verano pasado, pero me fascinó el aviso televisivo de una famosa marca deleche que, supuestamente, hace que los niños crezcan blancos, saludables y con los ojos azules. En un periódico, leí que los bolivianos eran “australopitecos” y que los nativos “uros” del lago Titicaca deben alimentarse con los maníes que les tiren los turistas. Por fin, en la revista más importante, sigue de personaje a una joven “buena familia” que le sirve al autor para calmar su frustración de no llevar un apellido antiguo y para humillar a las domésticas que usan nombres “Yésica, Yesenia, por ejemplo” como la gente blanca.
Algunos creen que los mestizos peruanos son acomplejados. Otros preferimos pensar que todo esto es un milagro del Señor de los Milagros.
Por Eduardo González Viaña
En La Primera de hoy sábado 27, leo que la Ministra de la Mujer va a encabezar la marcha contra discriminación que mañana domingo 28 de enero de 2007 romperá cerrojos, atravesará garitas privadas, hará aun lado a los matones y guachimanes e ingresará a la playa Asia, en el sur de Lima, para recordar que allí también rigen las leyes peruanas.
Para mayor garantía, el Fiscal de turno de la provincia de Cañete también estará allí y, hasta ahora, unas 400 personas inscritas se darán un zambullón en la ilegal playa privada donde hasta hoy, por designio delictivo de algunos de sus ocupantes, las empleadas domésticas están prohibidas de bañarse.
En Sudáfrica, el apartheid podía entenderse en toda su bestialidad por la diferencia de aspecto físico de discriminadores y discriminados. En el Perú, donde unos y otros proceden de idénticas etnias mestizas, la discriminación más que un crimen es una patética huachafería.
Me siento feliz de que una preocupación expresada desde hace algún tiempo a través de esta columna haya obtenido eco y gran respaldo. Me adhiero a la marcha y espero que capture éste y todos los recintos de la discriminación. A pedido de lectores amigos, reitero el artículo que ha sido uno de los detonadores de esta marcha:
Asia beach: el milagro peruano
El Perú ha cambiado oficialmente de raza y condición económica. Lo vi durante mi viaje veraniego del año pasado. En los cien kilómetros de playas del sur de Lima, todos tienen que ser altos, ricos y muy blancos. Están obligados a serlo.
En la concurrida playa Asia, por ejemplo, nadie que tenga otras características físicas puede caminar libremente. Se tolera que lo hagan las empleadas domésticas, siempre y cuando lleven un uniforme especialmente diseñado para las personas de color, y por supuesto, no pueden bañarse en el mar porque lo contaminarían. Se les permite darse un remojón de 6 a7 de la mañana, pero después, no, porque eso sería mezclar a los cholos con la gente, según me explica uno de los dueños de casa.
-¿Y la Constitución y las leyes?- pregunto- Según ellas, las playas y el mar son públicos, y pertenecen a todos los ciudadanos.
-Se nota que usted no vive en el Perú- me responden.- Esas son cosas de comunistas, pero el terrorismo ya hasido derrotado.
Las playas no son la excepción. Las municipalidades de algunos distritos exclusivos contratan bandas dematones para que echen de allí a personas oscuras, maltrajeadas, pobres o sospechosas. Los matones tienen carta blanca para asaltar, secuestrar, golpear y hacer desaparecer a quien les caiga mal.
Hace un tiempo, a los sicarios del alcalde deMiraflores se les pasó la mano. Asaltaron a un joven español, le robaron el dinero y lo golpearon hasta lamuerte. Su cadáver fue identificado porque había sido torero y porque el consulado de su país hizo todo lo posible por localizarlo.
Los jueces condenaron a los ejecutores materiales pero no al chacal que los había enviado, quien nisiquiera fue cuestionado. Ello ocurre porque es desentido común que las personas pobres no tienen derecho a pasearse por un distrito de lujo a altas horas de la noche, y por lo tanto el alcalde obraba bien en armar a sus bandidos.
Muchas más cosas vi el verano pasado, pero me fascinó el aviso televisivo de una famosa marca deleche que, supuestamente, hace que los niños crezcan blancos, saludables y con los ojos azules. En un periódico, leí que los bolivianos eran “australopitecos” y que los nativos “uros” del lago Titicaca deben alimentarse con los maníes que les tiren los turistas. Por fin, en la revista más importante, sigue de personaje a una joven “buena familia” que le sirve al autor para calmar su frustración de no llevar un apellido antiguo y para humillar a las domésticas que usan nombres “Yésica, Yesenia, por ejemplo” como la gente blanca.
Algunos creen que los mestizos peruanos son acomplejados. Otros preferimos pensar que todo esto es un milagro del Señor de los Milagros.
Saturday, January 27, 2007
Marea de Marías
Local: Activismo playero contra la discriminación este 28 de enero en Asia. Llevar mandil
Las aguas de Asia nunca estuvieron tan turbulentas como ahora, que se gesta una cruzada, una rebelión. Un levantamiento juguetón, pero levantamiento al fin y al cabo. Y todo se inició con un e-mail titulado “Operativo Empleada Audaz”.
La invitación, que empezó a circular tímidamente y ha alcanzado la velocidad de un jet ski, rezaba así: “El domingo 28 de enero una multitud de personas uniformadas como trabajadoras del hogar ingresarán en la playa de uno de los balnearios más exclusivos de Asia. “¡Acompáñanos! Trae a tus amigas y amigos!”. ¿El motivo? Obvio: protestar por las frecuentes prácticas discriminatorias que se ejercen en esa soleada zona del litoral limeño, sobre todo al personal de servicio que trabaja ahí.
Tal vez quienes esperan un contraataque de señoras premunidas de sprays de agua Evian y proyectiles de queso brie se verán un tanto decepcionados, pues como se señala en la convocatoria, esta es una manifestación pacífica. “Las protestas agresivas no sirven para nada, en cambio si se hace algo divertido la gente está mucho más dispuesta a escuchar”, afirma Mar Pérez, organizadora principal del evento. “Lo que queremos es que el tema del racismo se discuta, que esté en agenda”, dice y asegura que el ingreso a la playa está asegurado. “Estamos coordinando con la Fiscalía de Cañete para no tener problemas, pero la ley está de nuestro lado”.
Mientras se ajustan esos detalles, la convocatoria está teniendo un éxito mucho mayor del esperado y hasta el momento, más de 500 personas ya han enviado sus datos –incluida la talla de mandil– a la Mesa contra el Racismo de la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos. Y ojo, que los inscritos vienen de barrios tan disímiles entre sí como San Isidro, San Juan de Miraflores, Comas o La Molina.
“La de las empleadas domésticas es una situación que indigna, pues ellas suelen ser tratadas más como posesiones que como personas”, afirma Wilfredo Ardito, de APRODEH. “En muchas de estas playas se le prohíbe al personal de servicio bañarse en el mar antes de las siete de la noche”, dice y agrega que evidentemente, eso obedece a razones que pasan por el color de la piel. “Con esta marcha buscamos darle visibilidad a un problema que existe desde hace muchísimo tiempo y no sólo en Asia”, señala.
La invitación está hecha. Los optimistas aseguran que el evento terminará con un chapuzón enmandilado, antes que caiga el sol.
Caretas N° 1959, pág. 69.
Las aguas de Asia nunca estuvieron tan turbulentas como ahora, que se gesta una cruzada, una rebelión. Un levantamiento juguetón, pero levantamiento al fin y al cabo. Y todo se inició con un e-mail titulado “Operativo Empleada Audaz”.
La invitación, que empezó a circular tímidamente y ha alcanzado la velocidad de un jet ski, rezaba así: “El domingo 28 de enero una multitud de personas uniformadas como trabajadoras del hogar ingresarán en la playa de uno de los balnearios más exclusivos de Asia. “¡Acompáñanos! Trae a tus amigas y amigos!”. ¿El motivo? Obvio: protestar por las frecuentes prácticas discriminatorias que se ejercen en esa soleada zona del litoral limeño, sobre todo al personal de servicio que trabaja ahí.
Tal vez quienes esperan un contraataque de señoras premunidas de sprays de agua Evian y proyectiles de queso brie se verán un tanto decepcionados, pues como se señala en la convocatoria, esta es una manifestación pacífica. “Las protestas agresivas no sirven para nada, en cambio si se hace algo divertido la gente está mucho más dispuesta a escuchar”, afirma Mar Pérez, organizadora principal del evento. “Lo que queremos es que el tema del racismo se discuta, que esté en agenda”, dice y asegura que el ingreso a la playa está asegurado. “Estamos coordinando con la Fiscalía de Cañete para no tener problemas, pero la ley está de nuestro lado”.
Mientras se ajustan esos detalles, la convocatoria está teniendo un éxito mucho mayor del esperado y hasta el momento, más de 500 personas ya han enviado sus datos –incluida la talla de mandil– a la Mesa contra el Racismo de la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos. Y ojo, que los inscritos vienen de barrios tan disímiles entre sí como San Isidro, San Juan de Miraflores, Comas o La Molina.
“La de las empleadas domésticas es una situación que indigna, pues ellas suelen ser tratadas más como posesiones que como personas”, afirma Wilfredo Ardito, de APRODEH. “En muchas de estas playas se le prohíbe al personal de servicio bañarse en el mar antes de las siete de la noche”, dice y agrega que evidentemente, eso obedece a razones que pasan por el color de la piel. “Con esta marcha buscamos darle visibilidad a un problema que existe desde hace muchísimo tiempo y no sólo en Asia”, señala.
La invitación está hecha. Los optimistas aseguran que el evento terminará con un chapuzón enmandilado, antes que caiga el sol.
Caretas N° 1959, pág. 69.
Thursday, January 25, 2007
Déjame Que Te Cuente
Cultural: Alfredo Bryce, invitado estelar de la III Feria del Libro de Trujillo, anuncia nuevo libro y viejos amigos
Por Carlos Cabanillas
No es ilegal romper un corazón, pero debería. El escritor se confiesa en contra de la pena de muerte, pero sobre todo en contra de la muerte de pena. Basta peinar sus libros para entender el devastador efecto deus ex machina que desencadena el amor en subempleados, adolescentes que adolecen, oligárquicos en caída libre y viajeros ahogándose en un vaso no precisamente de agua. "He visto muchas tristezas que matan", recuerda Alfredo Bryce Echenique mientras abre –inmensos– sus ojos y pasa una mano sobre el lomo de 'Pirata', su gato de un ojo negro. Su cuerpo se contornea y su piel se eriza de pena, demostrándole que está vivo en medio del caserón oscuro. "Un amigo mío se tomaba muchos piscos. Le quitaron el licor y lo mataron de sufrimiento", cuenta Bryce rompiendo la tensión. "Era ya mayor; ¡qué importaba que se tomara sus piscos!", ríe mientras su gato enseña los colmillos. Es el efecto Bryce, que pasa del amor al llanto y de ahí a la risa. Pero sin felicidad "porque de la felicidad no se escribe", y porque en un mundo feliz no hay amor.
La alegría, sin embargo, sí se la permite. Espera alegrarse en Trujillo, siendo el invitado de honor de su tercera feria del libro. Espera un ambiente cálido en todas las acepciones del término. También espera trasladar la tertulia libresca de su reciente cumpleaños (19 de enero) al norte, junto a sus amigos Fernando Ampuero, Abelardo Sánchez León y Guillermo Niño de Guzmán en el evento "Bryce y sus amigos". "Seguirla", como se dice entre copas. "Recuerdo las playas, comidas y fiestas trujillanas", recita Bryce, y su mirada se pierde en una imaginaria fila de reinas de belleza norteñas. Finalmente, espera que guste su conferencia magistral 'Los libros de mi vida y la vida de mis libros'. "Es un recuento de mis libros favoritos, los que me han formado", murmura, y acto seguido se explaya sobre lo segundo. Habla de lo bien que le ha ido a Entre la soledad y el amor para ser un libro de ensayos, de lo mucho que le gusta Tantas Veces Pedro y de la nostalgia que le ha dado ver sus cuentos completos en dos volúmenes. Se despacha sobre sus veinticuatro libros, que en junio serán veinticinco.
- "La fecha de publicación es incierta, pero espero terminarlo en junio para irme a Barcelona. Las Infames Obras de Pancho Marambio es una novela que trata a grandes rasgos sobre la amistad entre un abogado y un arquitecto. Este último traiciona la confianza de su amigo, empujándolo al alcoholismo y la depresión".
- Siempre intercala la novela y el cuento.
- "También intercalo seis meses en Lima con seis meses en Barcelona. Después de este libro regresaré al cuento; hay muchos en proceso".
En cuanto a los libros de su vida, no duda en mencionar "ese pedazo de América Latina, ese Quijote caribeño" que también fue su ganapán como profesor universitario, pues siempre la mandaba leer. Léase Cien años de soledad, o como dice Bryce con distinción "el descubrimiento de la pólvora".
"Le agradezco a García Márquez por las mujeres que conquisté gracias a fragmentos de su novela que ya cumplió 40 años. Humano demasiado humano, pues". Luego carraspea porque recuerda con pena la noticia del supuesto amiste entre Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa.
- "Me ilusioné. Yo hubiera sido muy feliz con el amiste. Los quiero a ambos y supe de la gran amistad que los unió, así como de la estupidez que los desunió".
- ¿El ego de un escritor es complicado?
- "El ego de dos escritores es más complicado. No es un tema de principios sino de orgullo; nadie traicionó a nadie. Tanto tiempo ha hecho muy difícil una reconciliación. Demandaría un esfuerzo personal que no están dispuestos a hacer. Una pena: pierden los dos. Fue una rabieta de niños que sucedió en el calor del momento".
- Y más allá del asunto legal, ¿hay una posibilidad de amiste entre usted y Herbert Morote?
- "No, allí hay otro problema. Pudo haber posibilidades de amiste, pero ambos nos hemos negado. Era mi amigo, pero un día decidió clavarme una puñalada".
- También influye el ego del escritor.
- "No, es un tema legal. No hay nada que hacer sino esperar a que la ley se pronuncie. Yo creo que debe de estar de mi lado, claro, pero es sólo lo que creo. Es una pena. Una gran pena" –dice Alfredo Bryce y abre de nuevo, inmensos, sus ojos entrecerrados.
En la foto: "(La de García Márquez y Vargas Llosa) es una rabieta de niños". [Leyenda de Caretas]
Por Carlos Cabanillas
No es ilegal romper un corazón, pero debería. El escritor se confiesa en contra de la pena de muerte, pero sobre todo en contra de la muerte de pena. Basta peinar sus libros para entender el devastador efecto deus ex machina que desencadena el amor en subempleados, adolescentes que adolecen, oligárquicos en caída libre y viajeros ahogándose en un vaso no precisamente de agua. "He visto muchas tristezas que matan", recuerda Alfredo Bryce Echenique mientras abre –inmensos– sus ojos y pasa una mano sobre el lomo de 'Pirata', su gato de un ojo negro. Su cuerpo se contornea y su piel se eriza de pena, demostrándole que está vivo en medio del caserón oscuro. "Un amigo mío se tomaba muchos piscos. Le quitaron el licor y lo mataron de sufrimiento", cuenta Bryce rompiendo la tensión. "Era ya mayor; ¡qué importaba que se tomara sus piscos!", ríe mientras su gato enseña los colmillos. Es el efecto Bryce, que pasa del amor al llanto y de ahí a la risa. Pero sin felicidad "porque de la felicidad no se escribe", y porque en un mundo feliz no hay amor.
La alegría, sin embargo, sí se la permite. Espera alegrarse en Trujillo, siendo el invitado de honor de su tercera feria del libro. Espera un ambiente cálido en todas las acepciones del término. También espera trasladar la tertulia libresca de su reciente cumpleaños (19 de enero) al norte, junto a sus amigos Fernando Ampuero, Abelardo Sánchez León y Guillermo Niño de Guzmán en el evento "Bryce y sus amigos". "Seguirla", como se dice entre copas. "Recuerdo las playas, comidas y fiestas trujillanas", recita Bryce, y su mirada se pierde en una imaginaria fila de reinas de belleza norteñas. Finalmente, espera que guste su conferencia magistral 'Los libros de mi vida y la vida de mis libros'. "Es un recuento de mis libros favoritos, los que me han formado", murmura, y acto seguido se explaya sobre lo segundo. Habla de lo bien que le ha ido a Entre la soledad y el amor para ser un libro de ensayos, de lo mucho que le gusta Tantas Veces Pedro y de la nostalgia que le ha dado ver sus cuentos completos en dos volúmenes. Se despacha sobre sus veinticuatro libros, que en junio serán veinticinco.
- "La fecha de publicación es incierta, pero espero terminarlo en junio para irme a Barcelona. Las Infames Obras de Pancho Marambio es una novela que trata a grandes rasgos sobre la amistad entre un abogado y un arquitecto. Este último traiciona la confianza de su amigo, empujándolo al alcoholismo y la depresión".
- Siempre intercala la novela y el cuento.
- "También intercalo seis meses en Lima con seis meses en Barcelona. Después de este libro regresaré al cuento; hay muchos en proceso".
En cuanto a los libros de su vida, no duda en mencionar "ese pedazo de América Latina, ese Quijote caribeño" que también fue su ganapán como profesor universitario, pues siempre la mandaba leer. Léase Cien años de soledad, o como dice Bryce con distinción "el descubrimiento de la pólvora".
"Le agradezco a García Márquez por las mujeres que conquisté gracias a fragmentos de su novela que ya cumplió 40 años. Humano demasiado humano, pues". Luego carraspea porque recuerda con pena la noticia del supuesto amiste entre Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa.
- "Me ilusioné. Yo hubiera sido muy feliz con el amiste. Los quiero a ambos y supe de la gran amistad que los unió, así como de la estupidez que los desunió".
- ¿El ego de un escritor es complicado?
- "El ego de dos escritores es más complicado. No es un tema de principios sino de orgullo; nadie traicionó a nadie. Tanto tiempo ha hecho muy difícil una reconciliación. Demandaría un esfuerzo personal que no están dispuestos a hacer. Una pena: pierden los dos. Fue una rabieta de niños que sucedió en el calor del momento".
- Y más allá del asunto legal, ¿hay una posibilidad de amiste entre usted y Herbert Morote?
- "No, allí hay otro problema. Pudo haber posibilidades de amiste, pero ambos nos hemos negado. Era mi amigo, pero un día decidió clavarme una puñalada".
- También influye el ego del escritor.
- "No, es un tema legal. No hay nada que hacer sino esperar a que la ley se pronuncie. Yo creo que debe de estar de mi lado, claro, pero es sólo lo que creo. Es una pena. Una gran pena" –dice Alfredo Bryce y abre de nuevo, inmensos, sus ojos entrecerrados.
En la foto: "(La de García Márquez y Vargas Llosa) es una rabieta de niños". [Leyenda de Caretas]
Arranca la Fiesta Libresca
Cultural: La esperada Feria del Libro de Trujillo abre desde hoy sus puertas para todos los entusiastas de la lectura
Odiados y temidos, los libros muestran los poros del rostro de la vida. Ray Bradbury, en su incendiaria novela Fahrenheit 451, explicaba así por qué una sociedad totalitaria querría desaparecerlos. Y es que un buen libro siempre estará ahí para despabilar ideas. Por eso, para quienes disfrutan de los retos de las buenas lecturas, hoy 25 de enero se abren las puertas de la Tercera Feria del Libro de Trujillo, más atractiva que nunca y cuyo lema es, precisamente, "leer para crecer".
Erigida desde hace tres años en uno de los encuentros librescos más atractivos del país, la Feria del Libro de Trujillo reunirá a las casas editoras más grandes del país y a las siempre arriesgadas editoriales independientes. En la Plazuela El Recreo se concentrarán durante once días más de una veintena de novelistas, investigadores y periodistas para presentar sus más recientes creaciones y debatir con el público. Las grandes figuras: el colombiano William Ospina, Mario Bellatín y Alfredo Bryce Echenique. La invitación está cursada. Aquí un breve repaso de lo más esperado de esta fiesta de la lectura.
26 de enero
8 p.m. Constantino Carvallo. Conferencia "Amor y educación" y presentación del libro Diario Educar, Editorial Santillana.
27 de enero
8 p.m. William Ospina. Presentación del libro Ursúa, Editorial Santillana.
28 de enero
7 p.m. Antonio Brack Egg. Charla "Perú, país de la diversidad".
8 p.m. Mario Bellatín. Presentación del libro Perros héroes, Editorial Matalamanga.
29 de enero
Inauguración de la muestra fotográfica de Caretas "La historia del Perú bajo el lente de Carlos Saavedra". Lugar: Alianza Francesa.
6 p.m. Presentación de la colección Vida y obra de Víctor Raúl Haya de la Torre.
8 p.m. Beto Ortiz. Presentación del libro Grandes sobras, Paradero Editores.
30 de enero
12 m. Encuentro con jóvenes editores: Ezio Neyra, Houdini Guerrero y Harold Alva.
8 p.m. Óscar Málaga. Presentación del libro El secreto de la trapecista, editorial Santillana.
31 de enero
8 p.m.
Fernando Ampuero. Presentación del libro Puta linda, Editorial Planeta.
1 de febrero
11 a.m. Homenaje a Jorge Cornejo Polar. Participan: Richard Caccione, Marcel Velásquez y Gonzalo Cornejo.
4 p.m. Jorge Bruce. Conferencia "¿De qué demonios habla Vargas Llosa?".
7 p.m. Alfredo Bryce Echenique. Conferencia magistral "Los libros de mi vida y la vida de mis libros". Lugar: explanada Huaca de la Luna.
2 de febrero
6 p.m. Conversatorio "Bryce y sus amigos". Participan: Abelardo Sánchez León, Fernando Ampuero y Guillermo Niño de Guzmán.
9 p.m. Presentación de La Tarumba.
3 de febrero
4 p.m. Marie Arana, editora del Washington Post. Taller "Entre la crítica y la creatividad".
7 p.m. María Luz Díaz. Presentación del libro Las mujeres de Haya, Editorial Planeta.
8 p.m. Alonso Cueto. Conferencia "El escritor como un detective solitario" y presentación del libro El vuelo de la ceniza, Editorial Planeta.
4 de febrero
5 p.m. Julio Cotler. Conferencia "Los nuevos desafíos de la democracia en el Perú".
En la foto: Mario Bellatín, quien presentará Perros héroes. William Ospina presentará su novela Ursúa. [Leyenda de Caretas]
Odiados y temidos, los libros muestran los poros del rostro de la vida. Ray Bradbury, en su incendiaria novela Fahrenheit 451, explicaba así por qué una sociedad totalitaria querría desaparecerlos. Y es que un buen libro siempre estará ahí para despabilar ideas. Por eso, para quienes disfrutan de los retos de las buenas lecturas, hoy 25 de enero se abren las puertas de la Tercera Feria del Libro de Trujillo, más atractiva que nunca y cuyo lema es, precisamente, "leer para crecer".
Erigida desde hace tres años en uno de los encuentros librescos más atractivos del país, la Feria del Libro de Trujillo reunirá a las casas editoras más grandes del país y a las siempre arriesgadas editoriales independientes. En la Plazuela El Recreo se concentrarán durante once días más de una veintena de novelistas, investigadores y periodistas para presentar sus más recientes creaciones y debatir con el público. Las grandes figuras: el colombiano William Ospina, Mario Bellatín y Alfredo Bryce Echenique. La invitación está cursada. Aquí un breve repaso de lo más esperado de esta fiesta de la lectura.
26 de enero
8 p.m. Constantino Carvallo. Conferencia "Amor y educación" y presentación del libro Diario Educar, Editorial Santillana.
27 de enero
8 p.m. William Ospina. Presentación del libro Ursúa, Editorial Santillana.
28 de enero
7 p.m. Antonio Brack Egg. Charla "Perú, país de la diversidad".
8 p.m. Mario Bellatín. Presentación del libro Perros héroes, Editorial Matalamanga.
29 de enero
Inauguración de la muestra fotográfica de Caretas "La historia del Perú bajo el lente de Carlos Saavedra". Lugar: Alianza Francesa.
6 p.m. Presentación de la colección Vida y obra de Víctor Raúl Haya de la Torre.
8 p.m. Beto Ortiz. Presentación del libro Grandes sobras, Paradero Editores.
30 de enero
12 m. Encuentro con jóvenes editores: Ezio Neyra, Houdini Guerrero y Harold Alva.
8 p.m. Óscar Málaga. Presentación del libro El secreto de la trapecista, editorial Santillana.
31 de enero
8 p.m.
Fernando Ampuero. Presentación del libro Puta linda, Editorial Planeta.
1 de febrero
11 a.m. Homenaje a Jorge Cornejo Polar. Participan: Richard Caccione, Marcel Velásquez y Gonzalo Cornejo.
4 p.m. Jorge Bruce. Conferencia "¿De qué demonios habla Vargas Llosa?".
7 p.m. Alfredo Bryce Echenique. Conferencia magistral "Los libros de mi vida y la vida de mis libros". Lugar: explanada Huaca de la Luna.
2 de febrero
6 p.m. Conversatorio "Bryce y sus amigos". Participan: Abelardo Sánchez León, Fernando Ampuero y Guillermo Niño de Guzmán.
9 p.m. Presentación de La Tarumba.
3 de febrero
4 p.m. Marie Arana, editora del Washington Post. Taller "Entre la crítica y la creatividad".
7 p.m. María Luz Díaz. Presentación del libro Las mujeres de Haya, Editorial Planeta.
8 p.m. Alonso Cueto. Conferencia "El escritor como un detective solitario" y presentación del libro El vuelo de la ceniza, Editorial Planeta.
4 de febrero
5 p.m. Julio Cotler. Conferencia "Los nuevos desafíos de la democracia en el Perú".
En la foto: Mario Bellatín, quien presentará Perros héroes. William Ospina presentará su novela Ursúa. [Leyenda de Caretas]
Sunday, January 21, 2007
Generación en su Tinta 5
Generación en su Tinta 4
Generación en su Tinta 3
Generación en su Tinta
Friday, January 19, 2007
Pimentel desde la Niebla
Cultural: Nuevo poemario en ristre, el fundador de Hora Zero vuelve
Premios Rómulo Gallegos y Herralde (1998), el escritor chileno Roberto Bolaño, a pocos años de su muerte en el 2003, escribió el prólogo de una planeada re-edición mexicana del segundo poemario de Jorge Pimentel, Ave Soul (1972). Tal edición nunca se publicó. Pero el texto de Bolaño, hasta ahora inédito, viene a colación a propósito del lanzamiento del nuevo poemario del fundador de Hora Zero, En el Hocico de la Niebla (Ed. El Nocedal, 2007).
Fue la poeta Diana Bellesi quien me regaló Kenacort y Valium 10, el primer libro de Jorge Pimentel, hace ya muchos años, en 1971 o 1972, en México DF. A Diana le gustaba la poesía de Pimentel, a quien conocía personalmente, y a mí me gustaba Diana, los viajes de Diana, las conversaciones de Diana, las lecturas de Diana, y por supuesto también me gustó el libro de Pimentel. En 1974, después de una temporada en Chile y de haber vuelto a México, conocí a Mario Santiago. El también había leído Kenacort (probablemente éramos los únicos en el DF que conocíamos la poesía de Pimentel) y uno de los territorios en donde se cimentó nuestra amistad fue en la lectura y relectura de esa poesía convulsa y beligerante y en los caminos múltiples que se abrían a partir de ella y que Mario y yo discutíamos hasta que empezaba a amanecer en el DF, unos amaneceres de absoluto privilegio.
Recuerdo que éramos pobres, no habíamos cumplido los veintidós años, llevábamos el pelo muy largo y teníamos unas bibliotecas magníficas, cuyos libros no solíamos prestar. No siempre estábamos de acuerdo en todo. A Mario le gustaba la poesía norteamericana, a mí la francesa. Mario leía ensayo, yo narrativa. El filósofo de Mario era Nietzsche, el mío Pascal. Pero en otros puntos nuestro acuerdo era completo, aunque difiriéramos en algunos detalles. Uno de esos puntos era Hora Zero y Pimentel, al que pronto se agregaría Ramírez Ruiz, a quien Mario leyó con mucho más cuidado que yo, y Nájar, Cerna, Tulio Mora y Verástegui. En general estábamos de acuerdo en que la joven poesía peruana era de lejos la mejor que se hacía en Latinoamérica en aquel momento, y cuando fundamos el infrarrealismo lo hicimos pensando no poco en Hora Zero, del cual nos sentíamos arte y parte. No sé cómo, un día Mario apareció con un ejemplar de Estos trece, la antología de Oviedo, y otro día con En los extramuros del mundo, de Verástegui. La sorpresa mayor, sin embargo, fue cuando consiguió Ave Soul, de Pimentel.
Ahora que lo pienso, ya no estoy tan seguro si fue Mario o si fui yo quien apareció con el libro. Su lectura, de eso sí estoy seguro, fue una revelación superior a la que nos había causado Kenacort. En éste se esbozaban caminos hasta ese momento intransitados por los que debían internarse los valientes, si es que eran valientes. En Ave Soul el camino a través de lo desconocido estaba allí, listo para ser leído por quien quisiera leerlo. Los poemas eran de una sencillez y de una energía desarmantes. Como si Pimentel hubiera descubierto una forma de escribir poesía que surgía directamente del Romancero, pero en donde era apreciable también una lectura a fondo de la vanguardia y de los grandes poetas de nuestra lengua, empezando por Darío y Martí, Huidobro, Neruda, Borges, Martín Adán (a quien supongo que Pimentel no aprecia) y sobre todo Vallejo. Pero también era discernible, por debajo de esas voces, otra voz mucho más profunda, también mucho más maleable, una voz capaz de encarnar infinidad de voces, incluso voces antagónicas, y que era la voz de Walt Whitman, es decir la voz que marca la poesía de nuestro continente. Bajo el influjo de esas lecturas que son una cultura aparecía Ave Soul, libro de pocas páginas, pero inmaculado, arriesgado, con una expresión de madurez nada habitual en la poesía de aquellos años y tampoco en la de estos, que fue recibido no con tambores ni reseñas ni premios, y que cumplió sobradamente con el primer requisito parriano de una obra maestra: pasar inadvertida.
Pero Mario y yo no estábamos dispuestos a que unos poemas que nos parecían excelentes pasaran inadvertidos y distribuimos unos cuantos en algunas revistas mexicanas. En Cambio, que entonces dirigía Miguel Donoso Pareja, salió el monólogo del sargento de Aguas Verdes y luego otro, pero para entonces Mario se había marchado a París y yo a Barcelona, y ya no me acuerdo de qué poema se trataba. En mi antología Muchachos desnudos bajo el arcoiris de fuego hay varios. Actualmente un grupo de poetas mexicanos de vez en cuando saca algún poema de Ave Soul, en revistas de existencia efímera. Y es curioso: esos poemas de Pimentel que siguen apareciendo en revistas mexicanas parecen (y en realidad son) más nuevos, en el sentido de que ofrecen alternativas poéticas y en el sentido de su puro goce estético, que la mayoría de los poemas que se acumulan en ese tipo de revistas. Quiero decir: los poemas de Ave Soul no han envejecido un ápice. Siguen tan frescos y legibles como cuando Pimentel los escribió. ¿De cuántos poetas latinoamericanos podemos decir lo mismo? Todos esos libros que ganaron premios, tanto en la margen izquierda como derecha de la política, los premios Municipales, los premios Casa de las Américas, han envejecido de forma notable. El libro de Pimentel, por el contrario, aún está allí, como pan fresco recién salido del horno, y la tragicomedia es que nadie se ha dado cuenta.
A veces incluso pienso que ni el propio Pimentel se dio cuenta. El camino de Ave Soul, con esos poemas de estirpe whitmaniana, pero que ya eran otra cosa, con sus monólogos extraordinarios como el ya citado del sargento de Aguas Verdes o el de la madre que está en el hospital y cuyo hijo va a morir, poemas que transitan de la telenovela al documental sociológico, del romance medieval a la revisión de la novela realsocialista, del manifiesto (como el magnífico Camino pedregoso) a la manifestación de alta cultura, haciendo suyo el hibridaje y el humor, queda interrumpido de forma abrupta, como si Pimentel se hubiera visto abocado a tareas más urgentes o como si Pimentel hubiera decidido abandonar la literatura. Entre Ave Soul, publicado en 1973, y Palomino, su siguiente libro, hay diez años. Y entre Ave Soul y Tromba de agosto, hay veinte años. Yo no he leído Palomino. Sí he leído Tromba de agosto. No hay libro más distinto de Ave Soul que este. Es como si Pimentel, olvidadas las exploraciones, el camino abierto con Ave Soul, volviera al punto de partida e iniciara una nueva exploración, pero en dirección opuesta. Todo lo que en Ave Soul era figurativismo, aquí es arte abstracto. Pimentel no imita formas ni géneros, no hay Whitman ni películas en cines de barrio, no hay humor sino sarcasmo, no hay viajes ni caballos en la llanura ni alabardas, sino una serie de movimientos complejos, heridas y desesperación. En Tromba de agosto Pimentel parte de Vallejo (en Ave Soul el punto de partida era la cultura) y llega a una zona oscura en donde intuimos se agitan bultos que son seres humanos. Esos seres humanos en Ave Soul hablaban, explicaban sus historias de folletín, a veces incluso danzaban. En Tromba de agosto simplemente están allí, como figuras de un mural gigantesco, y lo único que nos comunican es el horror.
Llegado a este punto lo más pertinente sería preguntarme si me gusta Tromba de agosto. Tal vez sí, aunque mucho me temo que eso es lo de menos. Más importante sería decir que no es un libro hecho para gustar, de la misma manera que Ave Soul era un libro seductor desde su primera página. Tromba de agosto es un libro poderoso, lleno de desvarío y de rabia, y por eso mismo es un libro que no ofrece continuidad. A nadie en su sano juicio le gusta la mierda y el crimen, pero existen, están allí, y durante muchos años fueron la única escenografía latinoamericana. Como flechas lanzadas en direcciones opuestas por el mismo arquero, Tromba de agosto y Ave Soul encarnan dos propuestas. Una nos dejará ciegos y probablemente abrirá la puerta al silencio, que es tal vez lo que nos merecemos. La otra nos abrirá los ojos y dejará entrar todas las voces posibles, las proscritas y las no proscritas, el gran teatro del mundo. Lo sorprendente es que ambos libros los haya escrito el mismo autor. Constatar este hecho nos da una medida cabal de su enorme estatura poética. (Roberto Bolaño)
En la foto: carátula del libro.
Premios Rómulo Gallegos y Herralde (1998), el escritor chileno Roberto Bolaño, a pocos años de su muerte en el 2003, escribió el prólogo de una planeada re-edición mexicana del segundo poemario de Jorge Pimentel, Ave Soul (1972). Tal edición nunca se publicó. Pero el texto de Bolaño, hasta ahora inédito, viene a colación a propósito del lanzamiento del nuevo poemario del fundador de Hora Zero, En el Hocico de la Niebla (Ed. El Nocedal, 2007).
Fue la poeta Diana Bellesi quien me regaló Kenacort y Valium 10, el primer libro de Jorge Pimentel, hace ya muchos años, en 1971 o 1972, en México DF. A Diana le gustaba la poesía de Pimentel, a quien conocía personalmente, y a mí me gustaba Diana, los viajes de Diana, las conversaciones de Diana, las lecturas de Diana, y por supuesto también me gustó el libro de Pimentel. En 1974, después de una temporada en Chile y de haber vuelto a México, conocí a Mario Santiago. El también había leído Kenacort (probablemente éramos los únicos en el DF que conocíamos la poesía de Pimentel) y uno de los territorios en donde se cimentó nuestra amistad fue en la lectura y relectura de esa poesía convulsa y beligerante y en los caminos múltiples que se abrían a partir de ella y que Mario y yo discutíamos hasta que empezaba a amanecer en el DF, unos amaneceres de absoluto privilegio.
Recuerdo que éramos pobres, no habíamos cumplido los veintidós años, llevábamos el pelo muy largo y teníamos unas bibliotecas magníficas, cuyos libros no solíamos prestar. No siempre estábamos de acuerdo en todo. A Mario le gustaba la poesía norteamericana, a mí la francesa. Mario leía ensayo, yo narrativa. El filósofo de Mario era Nietzsche, el mío Pascal. Pero en otros puntos nuestro acuerdo era completo, aunque difiriéramos en algunos detalles. Uno de esos puntos era Hora Zero y Pimentel, al que pronto se agregaría Ramírez Ruiz, a quien Mario leyó con mucho más cuidado que yo, y Nájar, Cerna, Tulio Mora y Verástegui. En general estábamos de acuerdo en que la joven poesía peruana era de lejos la mejor que se hacía en Latinoamérica en aquel momento, y cuando fundamos el infrarrealismo lo hicimos pensando no poco en Hora Zero, del cual nos sentíamos arte y parte. No sé cómo, un día Mario apareció con un ejemplar de Estos trece, la antología de Oviedo, y otro día con En los extramuros del mundo, de Verástegui. La sorpresa mayor, sin embargo, fue cuando consiguió Ave Soul, de Pimentel.
Ahora que lo pienso, ya no estoy tan seguro si fue Mario o si fui yo quien apareció con el libro. Su lectura, de eso sí estoy seguro, fue una revelación superior a la que nos había causado Kenacort. En éste se esbozaban caminos hasta ese momento intransitados por los que debían internarse los valientes, si es que eran valientes. En Ave Soul el camino a través de lo desconocido estaba allí, listo para ser leído por quien quisiera leerlo. Los poemas eran de una sencillez y de una energía desarmantes. Como si Pimentel hubiera descubierto una forma de escribir poesía que surgía directamente del Romancero, pero en donde era apreciable también una lectura a fondo de la vanguardia y de los grandes poetas de nuestra lengua, empezando por Darío y Martí, Huidobro, Neruda, Borges, Martín Adán (a quien supongo que Pimentel no aprecia) y sobre todo Vallejo. Pero también era discernible, por debajo de esas voces, otra voz mucho más profunda, también mucho más maleable, una voz capaz de encarnar infinidad de voces, incluso voces antagónicas, y que era la voz de Walt Whitman, es decir la voz que marca la poesía de nuestro continente. Bajo el influjo de esas lecturas que son una cultura aparecía Ave Soul, libro de pocas páginas, pero inmaculado, arriesgado, con una expresión de madurez nada habitual en la poesía de aquellos años y tampoco en la de estos, que fue recibido no con tambores ni reseñas ni premios, y que cumplió sobradamente con el primer requisito parriano de una obra maestra: pasar inadvertida.
Pero Mario y yo no estábamos dispuestos a que unos poemas que nos parecían excelentes pasaran inadvertidos y distribuimos unos cuantos en algunas revistas mexicanas. En Cambio, que entonces dirigía Miguel Donoso Pareja, salió el monólogo del sargento de Aguas Verdes y luego otro, pero para entonces Mario se había marchado a París y yo a Barcelona, y ya no me acuerdo de qué poema se trataba. En mi antología Muchachos desnudos bajo el arcoiris de fuego hay varios. Actualmente un grupo de poetas mexicanos de vez en cuando saca algún poema de Ave Soul, en revistas de existencia efímera. Y es curioso: esos poemas de Pimentel que siguen apareciendo en revistas mexicanas parecen (y en realidad son) más nuevos, en el sentido de que ofrecen alternativas poéticas y en el sentido de su puro goce estético, que la mayoría de los poemas que se acumulan en ese tipo de revistas. Quiero decir: los poemas de Ave Soul no han envejecido un ápice. Siguen tan frescos y legibles como cuando Pimentel los escribió. ¿De cuántos poetas latinoamericanos podemos decir lo mismo? Todos esos libros que ganaron premios, tanto en la margen izquierda como derecha de la política, los premios Municipales, los premios Casa de las Américas, han envejecido de forma notable. El libro de Pimentel, por el contrario, aún está allí, como pan fresco recién salido del horno, y la tragicomedia es que nadie se ha dado cuenta.
A veces incluso pienso que ni el propio Pimentel se dio cuenta. El camino de Ave Soul, con esos poemas de estirpe whitmaniana, pero que ya eran otra cosa, con sus monólogos extraordinarios como el ya citado del sargento de Aguas Verdes o el de la madre que está en el hospital y cuyo hijo va a morir, poemas que transitan de la telenovela al documental sociológico, del romance medieval a la revisión de la novela realsocialista, del manifiesto (como el magnífico Camino pedregoso) a la manifestación de alta cultura, haciendo suyo el hibridaje y el humor, queda interrumpido de forma abrupta, como si Pimentel se hubiera visto abocado a tareas más urgentes o como si Pimentel hubiera decidido abandonar la literatura. Entre Ave Soul, publicado en 1973, y Palomino, su siguiente libro, hay diez años. Y entre Ave Soul y Tromba de agosto, hay veinte años. Yo no he leído Palomino. Sí he leído Tromba de agosto. No hay libro más distinto de Ave Soul que este. Es como si Pimentel, olvidadas las exploraciones, el camino abierto con Ave Soul, volviera al punto de partida e iniciara una nueva exploración, pero en dirección opuesta. Todo lo que en Ave Soul era figurativismo, aquí es arte abstracto. Pimentel no imita formas ni géneros, no hay Whitman ni películas en cines de barrio, no hay humor sino sarcasmo, no hay viajes ni caballos en la llanura ni alabardas, sino una serie de movimientos complejos, heridas y desesperación. En Tromba de agosto Pimentel parte de Vallejo (en Ave Soul el punto de partida era la cultura) y llega a una zona oscura en donde intuimos se agitan bultos que son seres humanos. Esos seres humanos en Ave Soul hablaban, explicaban sus historias de folletín, a veces incluso danzaban. En Tromba de agosto simplemente están allí, como figuras de un mural gigantesco, y lo único que nos comunican es el horror.
Llegado a este punto lo más pertinente sería preguntarme si me gusta Tromba de agosto. Tal vez sí, aunque mucho me temo que eso es lo de menos. Más importante sería decir que no es un libro hecho para gustar, de la misma manera que Ave Soul era un libro seductor desde su primera página. Tromba de agosto es un libro poderoso, lleno de desvarío y de rabia, y por eso mismo es un libro que no ofrece continuidad. A nadie en su sano juicio le gusta la mierda y el crimen, pero existen, están allí, y durante muchos años fueron la única escenografía latinoamericana. Como flechas lanzadas en direcciones opuestas por el mismo arquero, Tromba de agosto y Ave Soul encarnan dos propuestas. Una nos dejará ciegos y probablemente abrirá la puerta al silencio, que es tal vez lo que nos merecemos. La otra nos abrirá los ojos y dejará entrar todas las voces posibles, las proscritas y las no proscritas, el gran teatro del mundo. Lo sorprendente es que ambos libros los haya escrito el mismo autor. Constatar este hecho nos da una medida cabal de su enorme estatura poética. (Roberto Bolaño)
En la foto: carátula del libro.
Corte y Confesión
José Watanabe vira rumbo poetico con nuevo libro en España
“No soy un poeta muy erótico”, dice José Watanabe, hace una pausa y aclara: “No soy un poeta que escribe sobre erotismo”. Valiosas precisiones aparte, Watanabe se ha erigido en best seller poético, viene de colocar en las librerías su más reciente obra editada por Peisa, Banderas detrás de la niebla, y ya se asoma por las vitrinas con una nueva entrega dedicada a su madre: Tu nombre viene lento. Aquí, Watanabe se arranca “el sambenito del zen” y confiesa su deseo de erotizar sus palabras y aventurarse hacia una poesía más vital.
“¡No soy zen, carajo! Un zen podría permitirse decir eso. No, enfáticamente, yo no soy zen. Tengo influencia del haiku pero no tanto como suponen. En general tengo influencia de los poetas que hablan de la naturaleza, como el norteamericano Robert Frost”.
En su casa, en un tercer piso del saturado distrito de San Miguel, en medio de la estridencia del tráfico y el neón, el poeta habla pausado mientras la calle oscurece y la breve sala donde nos encontramos también se apaga. Cansado de que la muerte se pasee entre sus versos, Watanabe explica que está dispuesto a darle nueva vida a su poesía.
“Ya estoy cansado de pensar que somos finitos, ya estoy cansado de decir que somos para la muerte. Me gustaría escribir otro tipo de poemas, más vitales. Esta inestabilidad del país nos hace más eróticos. Podemos perder nuestra vida tan rápido que provoca decir ‘¡ya basta, eroticemos la muerte un poco!’. Y en eso, pues, quizá sea budista zen, porque pienso que la muerte no es la derrota final”.
Ilustrada por el célebre pintor pop español Eduardo Arroyo (para mayores señas, artista irreverente a quien Franco envió al exilio), esta quinta antología del vate laredino ha sido publicada por la galería de arte Estampa, en Madrid, y reúne los poemas de Watanabe escritos en torno a la figura materna. A modo de homenaje a Carlos Oquendo de Amat, la obra lleva por título el inicio de un poema de este: Tu nombre viene lento.
“Este libro es un reconocimiento de que mi madre era peruana, porque siempre he hablado de mi padre que vino de Japón, y a raíz de eso me asociaron con la serenidad y la poesía japonesa. Pero es una reivindicación un poco conflictiva, porque mi madre no fue solamente una gran madre bondadosa, sino también la madre sibilina, de fraseos duros que a veces dolían mucho. Quizá lo que le gustó a Arroyo, que es un pintor pop, es que no tengo una imagen idílica de la madre”.
Paula Varas, la madre del poeta, tenía el carácter recio de una mujer que prefería frecuentar a señoras de la colonia japonesa a pesar de que no entendía su idioma. Y mientras ella, en Laredo, se aferraba al batán donde molía sus aderezos, el padre venido de lejos trataba de darle otro sabor a su vida colgando de las paredes de adobe ilustraciones de Cézanne, Doré y Derain, reproducciones que solía comprar burlando la pobreza. Cuando la lotería llegó como la bisagra que abrió para el poeta las puertas a un futuro diferente, los Watanabe se marcharon de la hacienda azucarera llevándose algunos pocos objetos que los acompañaron en su travesía por las escalas socioeconómicas, como la máquina de coser que Paula acababa de comprar y que sus hijas seguirían usando varias décadas después.
“¿Tú te imaginas? Estás casada con un japonés, que es perseguido cuando viene la Segunda Guerra Mundial, y tienes que parar la olla, parar la casa, esconder al marido, y criar estos once hijos, y de estos once hijos se te mueren dos en una semana, uno el lunes y el otro el viernes. Mi madre conocía las profundidades del dolor, y eso la hacía de una justificada y bella petulancia”.
Hija de trabajadores de la caña, la madre del poeta había nacido en la hacienda Sausal, en el valle del Chicama, donde los Moche sacrificaron hombres y retrataron en templos inmensos a su dios Ai Apaec, el Degollador. Cuando Paula expulsó de su vientre a José en 1946, los ríos de Trujillo, obviando metáforas, se agitaron con grandes caudales fuera de lo común. Habían pasado tres décadas desde que el padre del poeta llegara al Perú y Paula no podía intuir entonces que el recién nacido no tendría que cortar caña y que terminaría escribiendo los siguientes versos:
Mi madre dejaba su camisón/
colgado de la percha
cuando se iba al mercado
o a intercambiar infortunios con/
sus vecinas. El camisón de mi madre tenía/
tetas, tetas vivas
e inagotables.
“Yo me felicito por creer en la poesía a los sesenta años. La única, verdadera, auténtica y esencial convicción que tengo es que nunca voy a dejar de escribir poemas, porque la poesía me ayuda a conocerme. Será la presión de la edad, pero no quiero llevarme los poemas posibles. Por eso publico con más frecuencia, y publico en España y en el Perú simultáneamente. Los jóvenes me dicen, ‘¿y cómo has hecho?’ Lo único que he hecho es escribir poesía más de 35 años”. (Maribel de Paz)
En la foto: El camisón (Magritte) es el poema al que pertenece esta acuarela del español Eduardo Arroyo, quien ilustra los versos de Watanabe en su nueva antología editada por la galería madrileña Estampa como parte de su colección “El traje de tus versos”. Ahora, el Fondo de Cultura Económica prepara la obra reunida de Watanabe. [Leyenda de Caretas]
“No soy un poeta muy erótico”, dice José Watanabe, hace una pausa y aclara: “No soy un poeta que escribe sobre erotismo”. Valiosas precisiones aparte, Watanabe se ha erigido en best seller poético, viene de colocar en las librerías su más reciente obra editada por Peisa, Banderas detrás de la niebla, y ya se asoma por las vitrinas con una nueva entrega dedicada a su madre: Tu nombre viene lento. Aquí, Watanabe se arranca “el sambenito del zen” y confiesa su deseo de erotizar sus palabras y aventurarse hacia una poesía más vital.
“¡No soy zen, carajo! Un zen podría permitirse decir eso. No, enfáticamente, yo no soy zen. Tengo influencia del haiku pero no tanto como suponen. En general tengo influencia de los poetas que hablan de la naturaleza, como el norteamericano Robert Frost”.
En su casa, en un tercer piso del saturado distrito de San Miguel, en medio de la estridencia del tráfico y el neón, el poeta habla pausado mientras la calle oscurece y la breve sala donde nos encontramos también se apaga. Cansado de que la muerte se pasee entre sus versos, Watanabe explica que está dispuesto a darle nueva vida a su poesía.
“Ya estoy cansado de pensar que somos finitos, ya estoy cansado de decir que somos para la muerte. Me gustaría escribir otro tipo de poemas, más vitales. Esta inestabilidad del país nos hace más eróticos. Podemos perder nuestra vida tan rápido que provoca decir ‘¡ya basta, eroticemos la muerte un poco!’. Y en eso, pues, quizá sea budista zen, porque pienso que la muerte no es la derrota final”.
Ilustrada por el célebre pintor pop español Eduardo Arroyo (para mayores señas, artista irreverente a quien Franco envió al exilio), esta quinta antología del vate laredino ha sido publicada por la galería de arte Estampa, en Madrid, y reúne los poemas de Watanabe escritos en torno a la figura materna. A modo de homenaje a Carlos Oquendo de Amat, la obra lleva por título el inicio de un poema de este: Tu nombre viene lento.
“Este libro es un reconocimiento de que mi madre era peruana, porque siempre he hablado de mi padre que vino de Japón, y a raíz de eso me asociaron con la serenidad y la poesía japonesa. Pero es una reivindicación un poco conflictiva, porque mi madre no fue solamente una gran madre bondadosa, sino también la madre sibilina, de fraseos duros que a veces dolían mucho. Quizá lo que le gustó a Arroyo, que es un pintor pop, es que no tengo una imagen idílica de la madre”.
Paula Varas, la madre del poeta, tenía el carácter recio de una mujer que prefería frecuentar a señoras de la colonia japonesa a pesar de que no entendía su idioma. Y mientras ella, en Laredo, se aferraba al batán donde molía sus aderezos, el padre venido de lejos trataba de darle otro sabor a su vida colgando de las paredes de adobe ilustraciones de Cézanne, Doré y Derain, reproducciones que solía comprar burlando la pobreza. Cuando la lotería llegó como la bisagra que abrió para el poeta las puertas a un futuro diferente, los Watanabe se marcharon de la hacienda azucarera llevándose algunos pocos objetos que los acompañaron en su travesía por las escalas socioeconómicas, como la máquina de coser que Paula acababa de comprar y que sus hijas seguirían usando varias décadas después.
“¿Tú te imaginas? Estás casada con un japonés, que es perseguido cuando viene la Segunda Guerra Mundial, y tienes que parar la olla, parar la casa, esconder al marido, y criar estos once hijos, y de estos once hijos se te mueren dos en una semana, uno el lunes y el otro el viernes. Mi madre conocía las profundidades del dolor, y eso la hacía de una justificada y bella petulancia”.
Hija de trabajadores de la caña, la madre del poeta había nacido en la hacienda Sausal, en el valle del Chicama, donde los Moche sacrificaron hombres y retrataron en templos inmensos a su dios Ai Apaec, el Degollador. Cuando Paula expulsó de su vientre a José en 1946, los ríos de Trujillo, obviando metáforas, se agitaron con grandes caudales fuera de lo común. Habían pasado tres décadas desde que el padre del poeta llegara al Perú y Paula no podía intuir entonces que el recién nacido no tendría que cortar caña y que terminaría escribiendo los siguientes versos:
Mi madre dejaba su camisón/
colgado de la percha
cuando se iba al mercado
o a intercambiar infortunios con/
sus vecinas. El camisón de mi madre tenía/
tetas, tetas vivas
e inagotables.
“Yo me felicito por creer en la poesía a los sesenta años. La única, verdadera, auténtica y esencial convicción que tengo es que nunca voy a dejar de escribir poemas, porque la poesía me ayuda a conocerme. Será la presión de la edad, pero no quiero llevarme los poemas posibles. Por eso publico con más frecuencia, y publico en España y en el Perú simultáneamente. Los jóvenes me dicen, ‘¿y cómo has hecho?’ Lo único que he hecho es escribir poesía más de 35 años”. (Maribel de Paz)
En la foto: El camisón (Magritte) es el poema al que pertenece esta acuarela del español Eduardo Arroyo, quien ilustra los versos de Watanabe en su nueva antología editada por la galería madrileña Estampa como parte de su colección “El traje de tus versos”. Ahora, el Fondo de Cultura Económica prepara la obra reunida de Watanabe. [Leyenda de Caretas]
Tuesday, January 16, 2007
Homenaje a Narración
Hoy a las 5:30pm se presenta en el CC. de España la obra antológica El Grupo Narración en la literatura peruana, de Néstor Tenorio
Quién no ha leído a Oswaldo Reynoso, Miguel Gutiérrez, Gregorio Martínez o Antonio Gálvez Ronceros, entre otros autores de la generación del 50 que conformaron en la década del 60 el grupo literario Narración, cuyas obras contenían una fuerte dosis de ideología política, característica de esta época, en la que se formulaba que el escritor tenía que estar comprometido con su sociedad.
Con motivo de haberse cumplido 40 años de vigencia de esta importante agrupación literaria, hoy se presentará el libro El Grupo Narración en la literatura peruana (Arteidea Editores), antología de textos críticos sobre el proyecto estético del grupo y sobre cada uno de los libros publicados por sus integrantes (Oswaldo Reynoso, Miguel Gutiérrez, Gregorio Martínez, Antonio Gálvez Ronceros, Roberto Reyes, Hildebrando Pérez Huarancca, Augusto Higa y Juan Morillo Ganoza), realizada por Néstor Tenorio Requejo, docente de la Universidad Nacional Pedro Ruiz Gallo de Chiclayo.
La primera parte de la obra está constituida por un conjunto de valoraciones acerca de las propuestas de los integrantes del grupo; la segunda por los estudios sobre la obra de creación de sus miembros; y la tercera, contiene los textos de presentación de las ediciones 1 y 2 de la revista Narración. Así, se pueden leer trabajos de Antonio Cornejo Polar, Nelson Manrique, Mario Vargas Llosa, Washington Delgado y Roland Forgues, entre otros.
La presentación se efectuará hoy a partir de las 5:30pm en el auditorio del Centro Cultural de España –Ca. Natalio Sánchez 181, Santa Beatriz–. Los comentarios del caso estarán a cargo de los escritores Oswaldo Reynoso, Jorge Valenzuela, David Abanto y el autor del libro. Además, el acto contará con la participación musical de la cantante Margot Palomino y del guitarrista y compositor Marino Martínez. El ingreso es libre.
Quién no ha leído a Oswaldo Reynoso, Miguel Gutiérrez, Gregorio Martínez o Antonio Gálvez Ronceros, entre otros autores de la generación del 50 que conformaron en la década del 60 el grupo literario Narración, cuyas obras contenían una fuerte dosis de ideología política, característica de esta época, en la que se formulaba que el escritor tenía que estar comprometido con su sociedad.
Con motivo de haberse cumplido 40 años de vigencia de esta importante agrupación literaria, hoy se presentará el libro El Grupo Narración en la literatura peruana (Arteidea Editores), antología de textos críticos sobre el proyecto estético del grupo y sobre cada uno de los libros publicados por sus integrantes (Oswaldo Reynoso, Miguel Gutiérrez, Gregorio Martínez, Antonio Gálvez Ronceros, Roberto Reyes, Hildebrando Pérez Huarancca, Augusto Higa y Juan Morillo Ganoza), realizada por Néstor Tenorio Requejo, docente de la Universidad Nacional Pedro Ruiz Gallo de Chiclayo.
La primera parte de la obra está constituida por un conjunto de valoraciones acerca de las propuestas de los integrantes del grupo; la segunda por los estudios sobre la obra de creación de sus miembros; y la tercera, contiene los textos de presentación de las ediciones 1 y 2 de la revista Narración. Así, se pueden leer trabajos de Antonio Cornejo Polar, Nelson Manrique, Mario Vargas Llosa, Washington Delgado y Roland Forgues, entre otros.
La presentación se efectuará hoy a partir de las 5:30pm en el auditorio del Centro Cultural de España –Ca. Natalio Sánchez 181, Santa Beatriz–. Los comentarios del caso estarán a cargo de los escritores Oswaldo Reynoso, Jorge Valenzuela, David Abanto y el autor del libro. Además, el acto contará con la participación musical de la cantante Margot Palomino y del guitarrista y compositor Marino Martínez. El ingreso es libre.
Monday, January 15, 2007
Grupo Narración: La redención a través del compromiso
Por David Antonio Abanto Aragón
"Mi testimonio es convicta y confesamente un testimonio de parte. Todo crítico, todo testigo, cumple consciente o inconscientemente, una misión. Contra lo que baratamente pueda sospecharse, mi voluntad es afirmativa, mi temperamento es de constructor (...) Mi crítica renuncia a ser imparcial o agnóstica, si la verdadera crítica puede serlo, cosa que no creo absolutamente".
José Carlos Maríategui, 7 ensayos de interpretación de la realidad peruana
NOSOTROS, los de la Revista Narración, pertenecemos, por nacimiento, a la capa media urbana; pero, a lo largo de nuestra vida, con nuestra conciencia, con nuestra obra creadora, con nuestra actitud vital, hemos escogido la causa del pueblo.
Presentación de Narración N°1
Uno
La era de especialización del conocimiento en el mundo moderno ha ido empujando a la filosofía y las artes, a la cultura en general, en su más amplio sentido, a expresarse, muy a menudo, en un lenguaje cifrado, que los pone fuera del alcance de los no profesionales, lo que ha hecho que la inmensa mayoría de las personas que forman parte del común den totalmente la espalda a un quehacer que les parece artificioso y abstracto, y —en el caso de la literatura y el arte— prescindible sin mayores contactos con sus problemas cotidianos, es decir, una tarea intelectual oscurantista e impráctica.
La especialización trae, sin duda, muchos beneficios, pues ella permite profundizar en la exploración y la experimentación, y es el motor del progreso. Pero tiene, también, como consecuencia negativa, el conducir a la incomunicación social, al cuarteamiento del conjunto de seres humanos en asentamientos o guetos culturales de técnicos y especialistas a los que un lenguaje, unos códigos y una información progresivamente sectorizada y parcial, confinan en aquel particularismo contra el que nos alertaba el viejísimo refrán: no concentrarse tanto en la rama o la hoja como para olvidar que ellas son partes de un árbol, y este, de un bosque. De tener conciencia cabal de la existencia del bosque depende en buena medida el sentimiento de pertenencia que mantiene unido al todo social y le impide desintegrarse en una miríada de particularismos solipsistas.
¿Tiene la mala educación existente en casi todas partes la culpa de que la cultura sea un lujo prescindible para cada vez más gente? Tal vez sea al revés: porque la cultura es un reducto de minorías es que la educación anda como anda. Pero la educación no puede suplir por sí sola lo que anda mal en las familias, y en los medios, y en las costumbres y los usos de una sociedad. Acaso parte de la culpa la tengan también los hombres y las mujeres de cultura, que andan por las nubes y miran, cuando los miran desde esas alturas, a los “indoctos” con infinito desinterés, sin hacer el menor esfuerzo por conocerlos y comprenderlos, por llegar a ellos y seducirlos. No nos excluimos de estas críticas, todo lo contrario.
Dos
En El posmodernismo o la lógica cultural del capitalismo (Paidos 1992), especialmente orientador en estos días, calificados voluntariosamente de “posmodernos”, en los que se abusa de versiones cómodas de pragmatismo, el hedonismo, el escepticismo y el individualismo irresponsable, mientras la economía de mercado fortalece sus reglas de juego gobernadas por el consumismo, Frederic Jameson afirma desde una activa postura crítica ante la posmodernidad que la lógica del mundo contemporáneo no es “incognoscible” sino “irrepresentable”. En opinión de Jamenson, estamos en una época en que la noción de espacio está sustituyendo a la de tiempo y ello ha comenzado a traer ineludibles consecuencias epistemológicas (y políticas) que son urgentes destacar. Al debilitamiento de la voluntad para la transformación social, hoy se suma una considerable pérdida de profundidad histórica y, también, de resistencia a pensar en la “totalidad” como instancia última de la vida colectiva. Todo lo cual parece conducir, según Jamenson, a la discutible idea de que, en sus colecciones de fragmentos y en su radical desorientación frente al tiempo, la producción cultural contemporánea no sería sino un signo mayor de una sociedad que ha comenzado a perder toda posibilidad de autorrepresentarse ella misma debido a una heterogeneidad discursiva carente de norma.
De otro lado, en el contexto de la discusión filosófica, iniciamos un nuevo siglo persuadidos de que el proyecto de una razón autosuficiente y universalizante parece haber agotado sus posibilidades discursivas y, sin embargo, el debate actual también nos muestra, más allá de la crítica postmoderna, los diversos esfuerzos por salvar la pluralidad e historicidad de nuestra experiencia contemporánea, sin abdicar de la idea de un entendimiento común y de un horizonte dialógico para las relaciones interculturales.
Frente a este escenario contemporáneo, una aproximación múltiple a la propuesta de revisión con ansias de negación y ruptura, pero también de afirmación y esperanza, del grupo Narración nos la presenta en lo esencial cada vez más representativa de una suma de voluntades que aspiran todavía a ubicarse en el tiempo, no solo para continuar visualizando algunos poderes que pretenden ser ocultos, sino también para convocarnos a un compromiso y a un ejercicio de imaginación capaz de descubrir las posibilidades que aún tenemos presentes.
Narración ha sido uno de los últimos grandes proyectos colectivos que asumió lo que se llamaba “el compromiso” en los años sesenta, con una resolución y un talento que le ganaron siempre la atención de un vasto público, que desbordó largamente el medio literario. Supuso un ajuste de cuentas, una implacable revisión —un “proceso”, diría José Carlos Mariátegui— tanto del desarrollo anterior de las letras peruanas como de lo recibido en lapso inmediatamente anterior (Vargas Llosa y el llamado boom de la narrativa latinoamericana) y de las formulaciones realizadas por los críticos en nuestro medio. Es difícil saber con exactitud hasta qué punto sus manifiestos, pronunciamientos, polémicas, influyeron en la vida pública, política y tuvieron efectos sociales, pero no hay duda de que, en el último medio siglo de vida peruana, las ideas de asumidas por el grupo Narración enriquecieron el debate cultural y político, y contribuyeron a llamar la atención sobre problemas y asuntos que, de otra manera, hubieran pasado inadvertidos, sin el menor análisis o reflexión críticos.
Los efectos sociopolíticos de su propuesta estética (así como los de un poema, de un drama o de una novela) son inverificables, porque ellos no se dan casi nunca de manera colectiva, sino individual, lo que quiere decir que varían enormemente de una a otra persona. Por ello es difícil, para no decir imposible, establecer pautas precisas. De otro lado, aunque estos efectos sean difíciles de identificar no implica que no existan. Sino que ellos se dan, de manera indirecta y múltiple, a través de las conductas y acciones de los ciudadanos cuya personalidad las obras literarias contribuyeron a modelar.
Tres
Nos resulta formidable que el interés que ahora rodea la obra del grupo Narración y su estela tenga mucho que ver con esa función de "conciencia ética" de la sociedad que Narración se impuso y que ha mantenido a lo largo de su permanencia, a la vez que desarrollaba su actividad literaria. No nos cabe duda de que Narración es el último gran proyecto del siglo XX de esa estirpe, a la que perteneció Amauta de José Carlos Mariátegui, en el segundo decenio del pasado siglo con su “invitación a la vida heroica” (título pensado para un libro que el Amauta dejó en esbozo), a alumbrar dentro de nosotros “el alma matinal”, que sigue vigente, interpelándonos en este nuevo siglo.
Narración concentró el clima revolucionario de fines de los años sesenta y comienzo de los setenta de la pasada centuria. Su propósito: un literatura, a la vez, espléndida técnicamente y decisiva ideológicamente. Con el valioso esfuerzo de escritores mayores como Oswaldo Reynoso y Antonio Gálvez Ronceros, dicho proyecto congregó, en diferentes momentos de su formación, a varios narradores jóvenes como Miguel Gutiérrez, Vilma Aguilar, Roberto Reyes Tarazona, Ana María Mur, Hildebrando Pérez Huarancca, Juan Morillo, Luis Urteaga Cabrera, Augusto Higa. Ellos articularon esfuerzos a través de los tres números de la revista del mismo nombre (1966, 1971 y 1974) y el surgimiento, en 1979, del sello ediciones Narración que dio a la luz el volumen de cuentos Los ilegítimos de Pérez Haurancca. Narración, pues, aparece no como un grupo homogéneo, sino plural, conformado por personas de diferentes edades, procedencias y militancias políticas.
A la luz del tiempo recorrido, el experimento de Narración muestra un proyecto perfectible, pero es innegable que abrió cauces para la madurez artística de notables creadores cuya producción no podría ser comprendida ni explicada sin lo que significó el grupo Narración. No importa que haya padecido la mezquindad de reputados críticos literarios de los años cincuenta-sesenta, causante de una secuela de marginaciones que no ha cesado hasta ahora. La calidad de los escritos de sus miembros cuya capacidad para sintetizar el esmero artístico (una prosa rítmica, rica en recursos expresivos) y la óptica crítica (de aliento revolucionario) le tiene asegurado un lugar entre los proyectos y propuestas imprescindibles en la maduración de la narrativa peruana contemporánea.
Valgan esas referencias para constatar la búsqueda en agraz de la irradiación de literatura de buena ley que nos atrape y subyugue cuando la leamos. La satisfacción que, a la luz del tiempo transcurrido, produce ver en proceso de espléndida maduración propuestas literarias, en la senda firmemente trazada en las páginas de Narración.
La opción de Narración asumía que ser artista, escritor, era, al mismo tiempo que fantasear ficciones, dramas o poemas, agitar las conciencias de sus contemporáneos, animándolos a actuar, defendiendo la causa del pueblo y rechazando otras, convencidos de que el escritor podía servir también como guía, consejero, animador o dinamitero ideológico sobre los grandes temas sociales, políticos, culturales y morales, y que, gracias a su intervención, la vida política superaba el mero pragmatismo y se volvía gesta intelectual, debate de ideas, creación.
Narración optó con lucidez y rigor por una alternativa creadora revolucionaria, una opción clasista, de inspiración marxista-leninista, que, adoptando las técnicas narrativas contemporáneas y ensayando otras, exprese y oriente la visión del pueblo con tanta o mayor eficacia que un documento o una crónica. Detrás de una obra tan cohesionada actúa la visión dialéctica, propia del marxismo (crítico, como querían Mariátegui y Vallejo, sin encasillamientos partidarios). Su prédica socialista fue admirablemente una “creación heroica” alejada de toda fácil copia de teorías y experiencias foráneas, de cualquier dogmatismo, incluyendo las directivas “ortodoxas” de los partidos comunistas de otras latitudes. Por eso su mensaje permanece vivo y palpitante a pesar del derrumbe soviético y el tantas veces proclamado “fin de las ideologías”.
Narración encarnó esa opción revolucionaria en la tarea de “peruanizar el Perú” y de construir una sociedad más justa y humana, vinculando de modo fructífero las raíces nacionales con las lecciones aprovechables de la humanidad entera; todo ello en comunión estrecha con el pueblo, la “masa” (Vallejo) o “multitud” (Basadre) “entropado con el pueblo” (Arguedas) para alumbrar dentro de nosotros “el alma matinal”, sigue vigente, interpelándonos.
De modo personal cada uno de sus integrantes asimiló rasgos del realismo decimonónico, el realismo crítico y el socialista, el neorrealismo y el realismo maravilloso. La enorme contribución que la propuesta del grupo Narración ha hecho, y sigue haciendo (varios de sus exponentes principales siguen en admirable actividad), a las letras nacionales es capital, al consolidar la madurez de la nueva narrativa, con recursos y perspectivas propios del siglo XX por la evolución de la sociedad peruana (después de la segunda guerra mundial afloran con mayor nitidez rasgos “modernos” en nuestra economía, movilización política, conglomerados urbanos, etc., y se hace vigente en el terreno social una narrativa que posee recursos y temas modernos).
Cuatro
En la actualidad, aparentemente, se nos quiere hacer creer que ningún joven intelectual de nuestro tiempo piensa que esa sea también la función de un escritor, y la sola idea de asumir el rol de “conciencia de una sociedad” le parece una idea pretenciosa y ridícula. Se nos quiere hacer creer que más modestos, acaso más realistas, los escritores de las nuevas generaciones parecen aceptar que la literatura no es nada más —no es nada menos— que una forma elevada del entretenimiento, algo respetabilísimo, desde luego, pues divertir, hacer soñar, arrancar de la sordidez y la mediocridad en que está sumido la mayor parte del tiempo el ser humano es acaso, sino imprescindible para hacer la vida mejor, necesaria, por lo menos, para hacerla más soportable.
A nuestro juicio, la mayor parte de la producción narrativa de los jóvenes narradores de estos tiempos alberga en sus concreciones un riesgo: el peligro de un lenguaje descafeinado, meramente divertido, no motivador de relecturas; la prosa ágil, de frases esquemáticas, inspirada en el minimalismo norteamericano; un estilo sin estilo, estimulado por la “globalización capitalista” decidida a convertir al planeta en un mercado de consumo masivo de thrillers con buenas dosis de acción, suspenso y erotismo, en este caso libros epidérmicos que, en los últimos años, han dado solo en privilegiar la diversión y la amenidad, en desmedro de la hondura y la trascendencia humana, socio-cultural sin connotaciones profundas a descubrir a lo largo de toda nuestra vida.
Por otra parte, se nos dice, ¿la historia no nos muestra que son esos escritores que se creían videntes, sabios, profetas, que daban lecciones los que se equivocaron tanto y a veces de manera tan espantosa, que terminaron contribuyendo a embellecer el horror y buscando justificaciones para los peores crímenes? Mejor aceptar que los escritores, por el simple hecho de serlo, no tienen que ser ni más lúcidos ni más puros ni más nobles que cualquiera de nosotros. La verdad es que muchas de las tomas de posición manifiestas a través de la producción del grupo Narración han sido valientes y respetables, y, en lo esencial, lo siguen siendo hoy en día. Podrán haber mostrado equívocos, pero, aun así, no hay duda de que esa vigilancia y permanente cuestionamiento que ha ejercido sobre el funcionamiento de las instituciones y las acciones del gobierno es imprescindible en una democracia para que esta no se corrompa y se vaya empobreciendo en la rutina.
Destaquemos su valoración de la tendencia realista, especialmente cuando no se contenta con solo mostrar, sino que formula interpretaciones y tantea soluciones orientadas al cambio revolucionario; mencionemos su identificación y admiración por los relatos realistas de César Vallejo, Ciro Alegría y Julián Huanay. La opción de Narración rescata, en consecuencia, mucho del realismo crítico y el realismo socialista, aunque comprende, consciente de la pobreza técnica y la visión maniquea de esta opción —eco del pro-vanguardismo auspiciado por Mariátegui—, la necesidad de asimilar las técnicas narrativas de la modernidad artística asumiendo creadoramente las técnicas de la nueva narrativa y la complejidad de lo real revelada por el neorrealismo urbano (Julio Ramón Ribeyro, Carlos Eduardo Zavaleta y Mario Vargas Llosa) y de ensayar nuevos caminos, ya sea asumiendo la tradición oral del pueblo, ya sea explorando el potencial literario de la crónica, el informe y la entrevista. La literatura de “no ficción” sería una combinación de una información objetiva y otra creada por el narrador en la que la verosimilitud no es opuesta a la imaginación en la obra literaria (léanse Luchas del magisterio. De Mariátegui al SUTEP de 1979 y Cobriza, Cobriza, 1971, de 1981). Pero la propuesta de Narración añadirá una consigna político-literaria en la que importa tanto el objeto documentado como el criterio y los procedimientos, que incluyen una elaboración ideológica previa, a la misma redacción para hacer el documento cuya producción colectiva e ideológica fue su característica más distintiva.
Hoy la mayoría trabajos de análisis literarios se apoyan en formulaciones de la teoría literaria que enfatizan el carácter autosuficiente (propio de un texto que se torna un medio y un fin en sí mismo: autotélico) de la obra literaria, su naturaleza ficticia que logra cautivar al lector no por sus referentes reales sino por la eficacia de sus medios expresivos. Desde esta óptica, no procede elogiar la propuesta de Narración por crear la realidad del pueblo peruano, sino por su maravilloso hechizo y magia verbales.
Creemos que no es adecuado extremar la oposición: realidad o ficción. Ya en la antigüedad Aristóteles (y un largo etcétera que nos puede conducir hasta Martin Heidegger y Emil Staiger, en Hispanoamérica, Alfonso Reyes y Octavio Paz) dilucidó que la ficción no es otra cosa que una reelaboración de la realidad, que se aleja de lo circunstancial para sacar a flote la verdad esencial. Y eso lo consigue también la propuesta del grupo Narración, cuidando a la vez, la perfección artística de sus páginas; postura equilibrada, distante tanto del epidérmico realismo comprometido como del insulso e irresponsable purismo autotélico.
La propuesta de Narración fue una de las pocas en ir contra la corriente, en asumir y defender una alternativa democrática de filiación popular, con todas sus imperfecciones, como una alternativa más humana y más libre que la representada por otras opciones y los totalitarismos de toda índole, sean estos de derecha o de izquierda.
Y en esa defensa es la idea del artista comprometido la que Narración ha tratado de encarnar, con lucidez, rigor, pero también con pasión, mientras estuvo en actividad: la del que opina y polemiza sobre todo, la del que quiere que la vida se amolde a los sueños y a las ideas como lo hacen las ficciones que fantasea, la del que cree que la del escritor es una de la más formidable de las funciones porque, además de entretener, también educa, enseña, guía, orienta y da lecciones. Aplaudamos esa idea de aspirar a que la obra sea, a la vez deleitosa y provechosa. No solo hay que entretener; también enseñar, en su doble acepción, la cognoscitiva y la ética. Aquella idea acerca del “papel fiscalizador de la literatura” es un mal invento; supone asumir una labor ajena. En el Perú se cree que “literatura fiscalizadora” es un sinónimo de periodismo de investigación. Aquella no existe; este es un género cuyas herramientas sirven para descubrir con fundamentos y para dar testimonio de los hallazgos. Nada más.
¿Afecta lo ocurrido en el mundo y en nuestro país la obra y el legado artístico de Narración? En absoluto, su influencia en escritores que se mantienen en actividad y cuya producción personal viene alcanzando una madurez extraordinaria lo demuestra. ¿Pasa lo mismo con sus pronunciamientos y manifiestos políticos y cívicos que ocupan una buena parte de su obra ensayística y periodística? Quizá perderán algo de su pugnacidad, sin duda, por los excesos ideológicos que desembocaron en una crítica ideologicista (con este término aludimos a una desproporción ya que una crítica ideológica, “de parte”, como en el caso opuesto una crítica estética, pero no esteticista, resulta pertinente y utilísima) en análisis de tradiciones que no se atrevían a encararse con su propio pasado ni reconocían culpas en las devastaciones y horrores que produjeron los diferentes proyectos autoritarios de nuestra historia, y se refugiaban en la amnesia y el silencio hipócrita en vez de redimirse con una genuina autocrítica, pero, por el contrario, consideramos que todavía siguen vigentes los ideales que sustentaron su propuesta nuclear: la justicia, la libertad, los hombres.
Pero es necesario considerar que este legado no puede entenderse fuera del marco de un cuestionamiento radical a la sociedad moderna, contemporánea y a la violenta instrumentalización del ser humano que ella misma ha producido. Todo ello, sin duda, también vinculado con la realidad peruana y sus más complejas herencias y dolorosas heridas aún abiertas. Ahora, muchos han separado política de ética. Hoy la eficacia ha pasado al centro, pero lo que, al final, nos resultará más costoso es haber separado moral de cultura. El estudio y la valoración de la propuesta de Narración nos recuerdan que nuestro compromiso pasa por la “creación heroica” de otra moral. Otros valores. El desafío creativo es enorme.
Es cierto, hay muchas razones para desalentarnos. Pero seríamos insensatos si nos sintiéramos derrotados. Pues, junto con aquellos argumentos a favor del pesimismo, hay otros que los refutan y justifican, si no el optimismo, una cautelosa esperanza. El legado del grupo Narración es uno de ellos.
Cinco
Si bien consideramos que la propuesta del grupo Narración es fundamental para entender el Perú contemporáneo, no podemos sobrevalorarla. No caigamos ni en el elogio fácil ni en la descalificación estética de una obra por vía de una valoración ética y ojerizas ideológicas, por esta línea de valoración crece la censura y la inquisición. La crítica sanamente entendida demanda amplitud de criterio: la mayor sintonía posible con toda la tradición literaria, de ayer y de hoy. Consideremos “en frío, imparcialmente” los méritos y limitaciones de la propuesta del grupo Narración en aras de su comprensión adecuada y valoración justa. Pasemos, pues, revista a las miradas múltiples de las líneas mayores del proyecto del grupo Narración y precisemos sus aportes para el desarrollo de las letras nacionales y que mejor manera de hacerlo que a través de la atenta lectura de esta estupenda antología que nos obsequia el profesor Néstor Tenorio en la cual se reúne por primera vez, una significativa muestra de textos —muchos de ellos de difícil acceso y otros prácticamente inhallables— que dan cuenta de la diversidad temática de la producción del grupo Narración y de algunos de sus miembros más conspicuos también de la rica reflexión teórica que su obra y legado motiva. La finalidad primordial (la más noble y la más trascendente) de los estudios literarios y de la crítica no es otra que favorecer una lectura cada vez más cabal, honda y completa de los textos literarios, tratando de tornar “competentes” a los lectores de ellos. Este libro que nos entrega arteidea editores es una valiosa contribución a ese propósito.
Independencia, octubre de 2006
"Mi testimonio es convicta y confesamente un testimonio de parte. Todo crítico, todo testigo, cumple consciente o inconscientemente, una misión. Contra lo que baratamente pueda sospecharse, mi voluntad es afirmativa, mi temperamento es de constructor (...) Mi crítica renuncia a ser imparcial o agnóstica, si la verdadera crítica puede serlo, cosa que no creo absolutamente".
José Carlos Maríategui, 7 ensayos de interpretación de la realidad peruana
NOSOTROS, los de la Revista Narración, pertenecemos, por nacimiento, a la capa media urbana; pero, a lo largo de nuestra vida, con nuestra conciencia, con nuestra obra creadora, con nuestra actitud vital, hemos escogido la causa del pueblo.
Presentación de Narración N°1
Uno
La era de especialización del conocimiento en el mundo moderno ha ido empujando a la filosofía y las artes, a la cultura en general, en su más amplio sentido, a expresarse, muy a menudo, en un lenguaje cifrado, que los pone fuera del alcance de los no profesionales, lo que ha hecho que la inmensa mayoría de las personas que forman parte del común den totalmente la espalda a un quehacer que les parece artificioso y abstracto, y —en el caso de la literatura y el arte— prescindible sin mayores contactos con sus problemas cotidianos, es decir, una tarea intelectual oscurantista e impráctica.
La especialización trae, sin duda, muchos beneficios, pues ella permite profundizar en la exploración y la experimentación, y es el motor del progreso. Pero tiene, también, como consecuencia negativa, el conducir a la incomunicación social, al cuarteamiento del conjunto de seres humanos en asentamientos o guetos culturales de técnicos y especialistas a los que un lenguaje, unos códigos y una información progresivamente sectorizada y parcial, confinan en aquel particularismo contra el que nos alertaba el viejísimo refrán: no concentrarse tanto en la rama o la hoja como para olvidar que ellas son partes de un árbol, y este, de un bosque. De tener conciencia cabal de la existencia del bosque depende en buena medida el sentimiento de pertenencia que mantiene unido al todo social y le impide desintegrarse en una miríada de particularismos solipsistas.
¿Tiene la mala educación existente en casi todas partes la culpa de que la cultura sea un lujo prescindible para cada vez más gente? Tal vez sea al revés: porque la cultura es un reducto de minorías es que la educación anda como anda. Pero la educación no puede suplir por sí sola lo que anda mal en las familias, y en los medios, y en las costumbres y los usos de una sociedad. Acaso parte de la culpa la tengan también los hombres y las mujeres de cultura, que andan por las nubes y miran, cuando los miran desde esas alturas, a los “indoctos” con infinito desinterés, sin hacer el menor esfuerzo por conocerlos y comprenderlos, por llegar a ellos y seducirlos. No nos excluimos de estas críticas, todo lo contrario.
Dos
En El posmodernismo o la lógica cultural del capitalismo (Paidos 1992), especialmente orientador en estos días, calificados voluntariosamente de “posmodernos”, en los que se abusa de versiones cómodas de pragmatismo, el hedonismo, el escepticismo y el individualismo irresponsable, mientras la economía de mercado fortalece sus reglas de juego gobernadas por el consumismo, Frederic Jameson afirma desde una activa postura crítica ante la posmodernidad que la lógica del mundo contemporáneo no es “incognoscible” sino “irrepresentable”. En opinión de Jamenson, estamos en una época en que la noción de espacio está sustituyendo a la de tiempo y ello ha comenzado a traer ineludibles consecuencias epistemológicas (y políticas) que son urgentes destacar. Al debilitamiento de la voluntad para la transformación social, hoy se suma una considerable pérdida de profundidad histórica y, también, de resistencia a pensar en la “totalidad” como instancia última de la vida colectiva. Todo lo cual parece conducir, según Jamenson, a la discutible idea de que, en sus colecciones de fragmentos y en su radical desorientación frente al tiempo, la producción cultural contemporánea no sería sino un signo mayor de una sociedad que ha comenzado a perder toda posibilidad de autorrepresentarse ella misma debido a una heterogeneidad discursiva carente de norma.
De otro lado, en el contexto de la discusión filosófica, iniciamos un nuevo siglo persuadidos de que el proyecto de una razón autosuficiente y universalizante parece haber agotado sus posibilidades discursivas y, sin embargo, el debate actual también nos muestra, más allá de la crítica postmoderna, los diversos esfuerzos por salvar la pluralidad e historicidad de nuestra experiencia contemporánea, sin abdicar de la idea de un entendimiento común y de un horizonte dialógico para las relaciones interculturales.
Frente a este escenario contemporáneo, una aproximación múltiple a la propuesta de revisión con ansias de negación y ruptura, pero también de afirmación y esperanza, del grupo Narración nos la presenta en lo esencial cada vez más representativa de una suma de voluntades que aspiran todavía a ubicarse en el tiempo, no solo para continuar visualizando algunos poderes que pretenden ser ocultos, sino también para convocarnos a un compromiso y a un ejercicio de imaginación capaz de descubrir las posibilidades que aún tenemos presentes.
Narración ha sido uno de los últimos grandes proyectos colectivos que asumió lo que se llamaba “el compromiso” en los años sesenta, con una resolución y un talento que le ganaron siempre la atención de un vasto público, que desbordó largamente el medio literario. Supuso un ajuste de cuentas, una implacable revisión —un “proceso”, diría José Carlos Mariátegui— tanto del desarrollo anterior de las letras peruanas como de lo recibido en lapso inmediatamente anterior (Vargas Llosa y el llamado boom de la narrativa latinoamericana) y de las formulaciones realizadas por los críticos en nuestro medio. Es difícil saber con exactitud hasta qué punto sus manifiestos, pronunciamientos, polémicas, influyeron en la vida pública, política y tuvieron efectos sociales, pero no hay duda de que, en el último medio siglo de vida peruana, las ideas de asumidas por el grupo Narración enriquecieron el debate cultural y político, y contribuyeron a llamar la atención sobre problemas y asuntos que, de otra manera, hubieran pasado inadvertidos, sin el menor análisis o reflexión críticos.
Los efectos sociopolíticos de su propuesta estética (así como los de un poema, de un drama o de una novela) son inverificables, porque ellos no se dan casi nunca de manera colectiva, sino individual, lo que quiere decir que varían enormemente de una a otra persona. Por ello es difícil, para no decir imposible, establecer pautas precisas. De otro lado, aunque estos efectos sean difíciles de identificar no implica que no existan. Sino que ellos se dan, de manera indirecta y múltiple, a través de las conductas y acciones de los ciudadanos cuya personalidad las obras literarias contribuyeron a modelar.
Tres
Nos resulta formidable que el interés que ahora rodea la obra del grupo Narración y su estela tenga mucho que ver con esa función de "conciencia ética" de la sociedad que Narración se impuso y que ha mantenido a lo largo de su permanencia, a la vez que desarrollaba su actividad literaria. No nos cabe duda de que Narración es el último gran proyecto del siglo XX de esa estirpe, a la que perteneció Amauta de José Carlos Mariátegui, en el segundo decenio del pasado siglo con su “invitación a la vida heroica” (título pensado para un libro que el Amauta dejó en esbozo), a alumbrar dentro de nosotros “el alma matinal”, que sigue vigente, interpelándonos en este nuevo siglo.
Narración concentró el clima revolucionario de fines de los años sesenta y comienzo de los setenta de la pasada centuria. Su propósito: un literatura, a la vez, espléndida técnicamente y decisiva ideológicamente. Con el valioso esfuerzo de escritores mayores como Oswaldo Reynoso y Antonio Gálvez Ronceros, dicho proyecto congregó, en diferentes momentos de su formación, a varios narradores jóvenes como Miguel Gutiérrez, Vilma Aguilar, Roberto Reyes Tarazona, Ana María Mur, Hildebrando Pérez Huarancca, Juan Morillo, Luis Urteaga Cabrera, Augusto Higa. Ellos articularon esfuerzos a través de los tres números de la revista del mismo nombre (1966, 1971 y 1974) y el surgimiento, en 1979, del sello ediciones Narración que dio a la luz el volumen de cuentos Los ilegítimos de Pérez Haurancca. Narración, pues, aparece no como un grupo homogéneo, sino plural, conformado por personas de diferentes edades, procedencias y militancias políticas.
A la luz del tiempo recorrido, el experimento de Narración muestra un proyecto perfectible, pero es innegable que abrió cauces para la madurez artística de notables creadores cuya producción no podría ser comprendida ni explicada sin lo que significó el grupo Narración. No importa que haya padecido la mezquindad de reputados críticos literarios de los años cincuenta-sesenta, causante de una secuela de marginaciones que no ha cesado hasta ahora. La calidad de los escritos de sus miembros cuya capacidad para sintetizar el esmero artístico (una prosa rítmica, rica en recursos expresivos) y la óptica crítica (de aliento revolucionario) le tiene asegurado un lugar entre los proyectos y propuestas imprescindibles en la maduración de la narrativa peruana contemporánea.
Valgan esas referencias para constatar la búsqueda en agraz de la irradiación de literatura de buena ley que nos atrape y subyugue cuando la leamos. La satisfacción que, a la luz del tiempo transcurrido, produce ver en proceso de espléndida maduración propuestas literarias, en la senda firmemente trazada en las páginas de Narración.
La opción de Narración asumía que ser artista, escritor, era, al mismo tiempo que fantasear ficciones, dramas o poemas, agitar las conciencias de sus contemporáneos, animándolos a actuar, defendiendo la causa del pueblo y rechazando otras, convencidos de que el escritor podía servir también como guía, consejero, animador o dinamitero ideológico sobre los grandes temas sociales, políticos, culturales y morales, y que, gracias a su intervención, la vida política superaba el mero pragmatismo y se volvía gesta intelectual, debate de ideas, creación.
Narración optó con lucidez y rigor por una alternativa creadora revolucionaria, una opción clasista, de inspiración marxista-leninista, que, adoptando las técnicas narrativas contemporáneas y ensayando otras, exprese y oriente la visión del pueblo con tanta o mayor eficacia que un documento o una crónica. Detrás de una obra tan cohesionada actúa la visión dialéctica, propia del marxismo (crítico, como querían Mariátegui y Vallejo, sin encasillamientos partidarios). Su prédica socialista fue admirablemente una “creación heroica” alejada de toda fácil copia de teorías y experiencias foráneas, de cualquier dogmatismo, incluyendo las directivas “ortodoxas” de los partidos comunistas de otras latitudes. Por eso su mensaje permanece vivo y palpitante a pesar del derrumbe soviético y el tantas veces proclamado “fin de las ideologías”.
Narración encarnó esa opción revolucionaria en la tarea de “peruanizar el Perú” y de construir una sociedad más justa y humana, vinculando de modo fructífero las raíces nacionales con las lecciones aprovechables de la humanidad entera; todo ello en comunión estrecha con el pueblo, la “masa” (Vallejo) o “multitud” (Basadre) “entropado con el pueblo” (Arguedas) para alumbrar dentro de nosotros “el alma matinal”, sigue vigente, interpelándonos.
De modo personal cada uno de sus integrantes asimiló rasgos del realismo decimonónico, el realismo crítico y el socialista, el neorrealismo y el realismo maravilloso. La enorme contribución que la propuesta del grupo Narración ha hecho, y sigue haciendo (varios de sus exponentes principales siguen en admirable actividad), a las letras nacionales es capital, al consolidar la madurez de la nueva narrativa, con recursos y perspectivas propios del siglo XX por la evolución de la sociedad peruana (después de la segunda guerra mundial afloran con mayor nitidez rasgos “modernos” en nuestra economía, movilización política, conglomerados urbanos, etc., y se hace vigente en el terreno social una narrativa que posee recursos y temas modernos).
Cuatro
En la actualidad, aparentemente, se nos quiere hacer creer que ningún joven intelectual de nuestro tiempo piensa que esa sea también la función de un escritor, y la sola idea de asumir el rol de “conciencia de una sociedad” le parece una idea pretenciosa y ridícula. Se nos quiere hacer creer que más modestos, acaso más realistas, los escritores de las nuevas generaciones parecen aceptar que la literatura no es nada más —no es nada menos— que una forma elevada del entretenimiento, algo respetabilísimo, desde luego, pues divertir, hacer soñar, arrancar de la sordidez y la mediocridad en que está sumido la mayor parte del tiempo el ser humano es acaso, sino imprescindible para hacer la vida mejor, necesaria, por lo menos, para hacerla más soportable.
A nuestro juicio, la mayor parte de la producción narrativa de los jóvenes narradores de estos tiempos alberga en sus concreciones un riesgo: el peligro de un lenguaje descafeinado, meramente divertido, no motivador de relecturas; la prosa ágil, de frases esquemáticas, inspirada en el minimalismo norteamericano; un estilo sin estilo, estimulado por la “globalización capitalista” decidida a convertir al planeta en un mercado de consumo masivo de thrillers con buenas dosis de acción, suspenso y erotismo, en este caso libros epidérmicos que, en los últimos años, han dado solo en privilegiar la diversión y la amenidad, en desmedro de la hondura y la trascendencia humana, socio-cultural sin connotaciones profundas a descubrir a lo largo de toda nuestra vida.
Por otra parte, se nos dice, ¿la historia no nos muestra que son esos escritores que se creían videntes, sabios, profetas, que daban lecciones los que se equivocaron tanto y a veces de manera tan espantosa, que terminaron contribuyendo a embellecer el horror y buscando justificaciones para los peores crímenes? Mejor aceptar que los escritores, por el simple hecho de serlo, no tienen que ser ni más lúcidos ni más puros ni más nobles que cualquiera de nosotros. La verdad es que muchas de las tomas de posición manifiestas a través de la producción del grupo Narración han sido valientes y respetables, y, en lo esencial, lo siguen siendo hoy en día. Podrán haber mostrado equívocos, pero, aun así, no hay duda de que esa vigilancia y permanente cuestionamiento que ha ejercido sobre el funcionamiento de las instituciones y las acciones del gobierno es imprescindible en una democracia para que esta no se corrompa y se vaya empobreciendo en la rutina.
Destaquemos su valoración de la tendencia realista, especialmente cuando no se contenta con solo mostrar, sino que formula interpretaciones y tantea soluciones orientadas al cambio revolucionario; mencionemos su identificación y admiración por los relatos realistas de César Vallejo, Ciro Alegría y Julián Huanay. La opción de Narración rescata, en consecuencia, mucho del realismo crítico y el realismo socialista, aunque comprende, consciente de la pobreza técnica y la visión maniquea de esta opción —eco del pro-vanguardismo auspiciado por Mariátegui—, la necesidad de asimilar las técnicas narrativas de la modernidad artística asumiendo creadoramente las técnicas de la nueva narrativa y la complejidad de lo real revelada por el neorrealismo urbano (Julio Ramón Ribeyro, Carlos Eduardo Zavaleta y Mario Vargas Llosa) y de ensayar nuevos caminos, ya sea asumiendo la tradición oral del pueblo, ya sea explorando el potencial literario de la crónica, el informe y la entrevista. La literatura de “no ficción” sería una combinación de una información objetiva y otra creada por el narrador en la que la verosimilitud no es opuesta a la imaginación en la obra literaria (léanse Luchas del magisterio. De Mariátegui al SUTEP de 1979 y Cobriza, Cobriza, 1971, de 1981). Pero la propuesta de Narración añadirá una consigna político-literaria en la que importa tanto el objeto documentado como el criterio y los procedimientos, que incluyen una elaboración ideológica previa, a la misma redacción para hacer el documento cuya producción colectiva e ideológica fue su característica más distintiva.
Hoy la mayoría trabajos de análisis literarios se apoyan en formulaciones de la teoría literaria que enfatizan el carácter autosuficiente (propio de un texto que se torna un medio y un fin en sí mismo: autotélico) de la obra literaria, su naturaleza ficticia que logra cautivar al lector no por sus referentes reales sino por la eficacia de sus medios expresivos. Desde esta óptica, no procede elogiar la propuesta de Narración por crear la realidad del pueblo peruano, sino por su maravilloso hechizo y magia verbales.
Creemos que no es adecuado extremar la oposición: realidad o ficción. Ya en la antigüedad Aristóteles (y un largo etcétera que nos puede conducir hasta Martin Heidegger y Emil Staiger, en Hispanoamérica, Alfonso Reyes y Octavio Paz) dilucidó que la ficción no es otra cosa que una reelaboración de la realidad, que se aleja de lo circunstancial para sacar a flote la verdad esencial. Y eso lo consigue también la propuesta del grupo Narración, cuidando a la vez, la perfección artística de sus páginas; postura equilibrada, distante tanto del epidérmico realismo comprometido como del insulso e irresponsable purismo autotélico.
La propuesta de Narración fue una de las pocas en ir contra la corriente, en asumir y defender una alternativa democrática de filiación popular, con todas sus imperfecciones, como una alternativa más humana y más libre que la representada por otras opciones y los totalitarismos de toda índole, sean estos de derecha o de izquierda.
Y en esa defensa es la idea del artista comprometido la que Narración ha tratado de encarnar, con lucidez, rigor, pero también con pasión, mientras estuvo en actividad: la del que opina y polemiza sobre todo, la del que quiere que la vida se amolde a los sueños y a las ideas como lo hacen las ficciones que fantasea, la del que cree que la del escritor es una de la más formidable de las funciones porque, además de entretener, también educa, enseña, guía, orienta y da lecciones. Aplaudamos esa idea de aspirar a que la obra sea, a la vez deleitosa y provechosa. No solo hay que entretener; también enseñar, en su doble acepción, la cognoscitiva y la ética. Aquella idea acerca del “papel fiscalizador de la literatura” es un mal invento; supone asumir una labor ajena. En el Perú se cree que “literatura fiscalizadora” es un sinónimo de periodismo de investigación. Aquella no existe; este es un género cuyas herramientas sirven para descubrir con fundamentos y para dar testimonio de los hallazgos. Nada más.
¿Afecta lo ocurrido en el mundo y en nuestro país la obra y el legado artístico de Narración? En absoluto, su influencia en escritores que se mantienen en actividad y cuya producción personal viene alcanzando una madurez extraordinaria lo demuestra. ¿Pasa lo mismo con sus pronunciamientos y manifiestos políticos y cívicos que ocupan una buena parte de su obra ensayística y periodística? Quizá perderán algo de su pugnacidad, sin duda, por los excesos ideológicos que desembocaron en una crítica ideologicista (con este término aludimos a una desproporción ya que una crítica ideológica, “de parte”, como en el caso opuesto una crítica estética, pero no esteticista, resulta pertinente y utilísima) en análisis de tradiciones que no se atrevían a encararse con su propio pasado ni reconocían culpas en las devastaciones y horrores que produjeron los diferentes proyectos autoritarios de nuestra historia, y se refugiaban en la amnesia y el silencio hipócrita en vez de redimirse con una genuina autocrítica, pero, por el contrario, consideramos que todavía siguen vigentes los ideales que sustentaron su propuesta nuclear: la justicia, la libertad, los hombres.
Pero es necesario considerar que este legado no puede entenderse fuera del marco de un cuestionamiento radical a la sociedad moderna, contemporánea y a la violenta instrumentalización del ser humano que ella misma ha producido. Todo ello, sin duda, también vinculado con la realidad peruana y sus más complejas herencias y dolorosas heridas aún abiertas. Ahora, muchos han separado política de ética. Hoy la eficacia ha pasado al centro, pero lo que, al final, nos resultará más costoso es haber separado moral de cultura. El estudio y la valoración de la propuesta de Narración nos recuerdan que nuestro compromiso pasa por la “creación heroica” de otra moral. Otros valores. El desafío creativo es enorme.
Es cierto, hay muchas razones para desalentarnos. Pero seríamos insensatos si nos sintiéramos derrotados. Pues, junto con aquellos argumentos a favor del pesimismo, hay otros que los refutan y justifican, si no el optimismo, una cautelosa esperanza. El legado del grupo Narración es uno de ellos.
Cinco
Si bien consideramos que la propuesta del grupo Narración es fundamental para entender el Perú contemporáneo, no podemos sobrevalorarla. No caigamos ni en el elogio fácil ni en la descalificación estética de una obra por vía de una valoración ética y ojerizas ideológicas, por esta línea de valoración crece la censura y la inquisición. La crítica sanamente entendida demanda amplitud de criterio: la mayor sintonía posible con toda la tradición literaria, de ayer y de hoy. Consideremos “en frío, imparcialmente” los méritos y limitaciones de la propuesta del grupo Narración en aras de su comprensión adecuada y valoración justa. Pasemos, pues, revista a las miradas múltiples de las líneas mayores del proyecto del grupo Narración y precisemos sus aportes para el desarrollo de las letras nacionales y que mejor manera de hacerlo que a través de la atenta lectura de esta estupenda antología que nos obsequia el profesor Néstor Tenorio en la cual se reúne por primera vez, una significativa muestra de textos —muchos de ellos de difícil acceso y otros prácticamente inhallables— que dan cuenta de la diversidad temática de la producción del grupo Narración y de algunos de sus miembros más conspicuos también de la rica reflexión teórica que su obra y legado motiva. La finalidad primordial (la más noble y la más trascendente) de los estudios literarios y de la crítica no es otra que favorecer una lectura cada vez más cabal, honda y completa de los textos literarios, tratando de tornar “competentes” a los lectores de ellos. Este libro que nos entrega arteidea editores es una valiosa contribución a ese propósito.
Independencia, octubre de 2006
Thursday, January 11, 2007
El eclesiastés revisitado
El señor de los colmillos
Por José B. Adolph
Hablando de vanidades…(*)
Siempre me he preguntado ¿qué hace un texto como el Eclesiastés en la Biblia? Porque no sólo es gran literatura –de esos hay varios otros- sino incitante filosofía, y va como a contrapelo de la visión finalmente positivista de los usuales mensajes religiosos. Como si, digamos, fuera escrito por Gore Vidal basándose en un texto de Cioran.
Hablo no sólo de escepticismo sino también de pesimismo. El pesimista, dice el folklore, es un optimista informado.
Lean o reléanlo. Realmente vale la pena. Para mí es realismo puro. Si bien, dice, hay un tiempo para cada cosa, al final de cuentas nada es nuevo y todo es vanidad.
Y aquí viene una interesante pregunta, cuya respuesta dejo a los expertos y traductores, religiosos y laicos.
Cuando el texto afirma que todo es vanidad, ¿qué está diciendo realmente? Porque "vanidad" tiene dos interpretaciones o acepciones. La primera es equivalente a egolatría militante, a creerse la última gaseosa del picnic. Y la segunda equivale a inutilidad. Por ejemplo, lo mismo cabría preguntarse sobre el "Vano Oficio" de Iván Thays, ¿a cuál de las dos se refiere? ¿La literatura es un oficio de vanidosos o una ocupación "en vano", o sea inútil? ¿Quizás a las dos? ¿Actividad inútil, sin sentido ni vigencia, sin importancia? Sospecho que más a la primera, pero realmente no lo sé. Quizás el amigo Thays pueda aclararlo.
Entonces, ¿podríamos interpretar la filosofía del Eclesiastés como que hay un tiempo para cada cosa pero todo (Dios, el universo, las hazañas y desastres de los hombres, el amor, la vida y la muerte) es inútil, en vano?
Concordarán conmigo, si esto es así, que es un texto insólito en un libro o conjunto de libros que, a grandes rasgos, celebra a Dios y a Su Creación. Para mí, que no soy creyente, no es en realidad cosa de vida o muerte. Para un religioso que fundamenta su fe en la Biblia, total o parcialmente (básicamente judíos y cristianos) sí.
(*) Ver CARETAS No. 1955.
Por José B. Adolph
Hablando de vanidades…(*)
Siempre me he preguntado ¿qué hace un texto como el Eclesiastés en la Biblia? Porque no sólo es gran literatura –de esos hay varios otros- sino incitante filosofía, y va como a contrapelo de la visión finalmente positivista de los usuales mensajes religiosos. Como si, digamos, fuera escrito por Gore Vidal basándose en un texto de Cioran.
Hablo no sólo de escepticismo sino también de pesimismo. El pesimista, dice el folklore, es un optimista informado.
Lean o reléanlo. Realmente vale la pena. Para mí es realismo puro. Si bien, dice, hay un tiempo para cada cosa, al final de cuentas nada es nuevo y todo es vanidad.
Y aquí viene una interesante pregunta, cuya respuesta dejo a los expertos y traductores, religiosos y laicos.
Cuando el texto afirma que todo es vanidad, ¿qué está diciendo realmente? Porque "vanidad" tiene dos interpretaciones o acepciones. La primera es equivalente a egolatría militante, a creerse la última gaseosa del picnic. Y la segunda equivale a inutilidad. Por ejemplo, lo mismo cabría preguntarse sobre el "Vano Oficio" de Iván Thays, ¿a cuál de las dos se refiere? ¿La literatura es un oficio de vanidosos o una ocupación "en vano", o sea inútil? ¿Quizás a las dos? ¿Actividad inútil, sin sentido ni vigencia, sin importancia? Sospecho que más a la primera, pero realmente no lo sé. Quizás el amigo Thays pueda aclararlo.
Entonces, ¿podríamos interpretar la filosofía del Eclesiastés como que hay un tiempo para cada cosa pero todo (Dios, el universo, las hazañas y desastres de los hombres, el amor, la vida y la muerte) es inútil, en vano?
Concordarán conmigo, si esto es así, que es un texto insólito en un libro o conjunto de libros que, a grandes rasgos, celebra a Dios y a Su Creación. Para mí, que no soy creyente, no es en realidad cosa de vida o muerte. Para un religioso que fundamenta su fe en la Biblia, total o parcialmente (básicamente judíos y cristianos) sí.
(*) Ver CARETAS No. 1955.
Monday, January 08, 2007
Comunicado público
Las organizaciones de la sociedad civil y personalidades que impulsaron el proyecto "Alameda de la Memoria" y, dentro de él, el Memorial "El Ojo que Llora", desean poner en conocimiento de la opinión pública lo siguiente:
1.- El memorial "El Ojo que llora", nació como una iniciativa privada destinada a reparar simbólicamente a las miles de víctimas que se produjeron en el país como consecuencia del conflicto armado interno, fortalecer la memoria colectiva de todos los peruanos y promover la paz y la reconciliación en el país. Forma parte de un proyecto mayor, denominado "Alameda de la Memoria", que integra el "Quipu de la Memoria" y la muestra fotográfica "Yuyanapaq". Esta iniciativa busca convertirse en un amplio espacio público, en el sentido de pertenencia a todos los peruanos, como existe en otras partes del mundo. La relevancia internacional que ha adquirido este sitio se demuestra en su incorporación en una red de museos que comparten una misión social relacionada con los pasados dolorosos en países como Argentina, Chile, Estados Unidos, Rusia, Inglaterra y Sudáfrica.
2.- Los nombres de las víctimas recogidos en el memorial, representan a las peruanas y peruanos que fueron víctimas de violaciones de sus derechos humanos, incluyendo a todas aquellas personas identificadas que fueron agredidas por las organizaciones subversivas o por agentes del Estado, así como los nombres del personal militar, policial y de comités de autodefensa que murieron como consecuencia de su labor de defensa del Estado de Derecho y la democracia en el país. Todos los nombres allí consignados fueron recogidos del Informe Final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación y de la información proporcionada por la Defensoría del Pueblo.
3.- El sentido del memorial es incompatible con cualquier intento de manipular la verdad y la memoria histórica de todos los peruanos. Dentro de ella, tal y como fue señalado por la Comisión de la Verdad y Reconciliación, no puede admitirse que en el "Ojo que Llora" se realicen actos que pretenden olvidar que la guerra interna que se inició en 1980, fue causada por una decisión criminal de Sendero Luminoso de destruir el Estado y la sociedad en el Perú. El memorial fue pensado como un espacio público que contribuya a forjar una cultura de paz en el país y, desde esa perspectiva, condenar los métodos y fines que persiguió esa organización terrorista, así como un rechazo a los crímenes cometidos por agentes de las fuerzas del orden que perpetraron crímenes en nombre de la defensa del Estado.
4.- El Estado tiene la obligación de proteger y defender los derechos humanos de todos los peruanos y de sancionar a quienes los violen. Por eso, así como corresponde realizar juicios justos que lleven a condenas severas a los criminales, corresponde igualmente reconocer sus propios errores y crímenes, sancionar a los responsables y reparar el daño cometido según lo mande la ley. Lo contrario equivaldría renunciar al Estado de Derecho que precisamente los terroristas pretendían destruir. Esto no significa de modo alguno equiparar a las víctimas del senderismo con sus victimarios terroristas. Implica demandar del Estado un comportamiento que esté a la altura ética y legal que lo definen como democracia.
5.- Las heridas causadas por esta guerra aún no se han cerrado. Por ello, resulta tan complejo y doloroso recordar las insanias que vivió el país. Desde la sociedad civil y la iniciativa privada, hemos querido aportar con un reconocimiento para todas las víctimas. Queremos recordar que el Estado mantiene una deuda pendiente con todas ellas y debe generar sus propias políticas de reparaciones, sean económicas, simbólicas o morales. El país tiene por delante un largo proceso de reconciliación, en el que es importante contribuir con un lugar de memoria y dignidad, establecido para transmitir un mensaje de paz y de rechazo a la violencia a las futuras generaciones.
Lima, 05 de enero de 2007
Lika Mutal
Salomón Lerner Febres
León Trahtemberg
Rosa Villarán
Fernando Rospigliosi
Sandro Venturo
Natalia Iguiñiz
Jorge Bruce
Ismael Vega
Fernando Villarán
Jesús Herrero
Luisa Pinto
Gloria Cubas
Juan Acevedo
Patricia Arregui
Manuel Bello Domínguez
Carlos Ivan Degregori
Cecilia Blondet
Dante Vera Miller
Miguel García Núñez
Rafo León
Francisco Soberón
Miguel Jugo
Gloria Cano
Rosario Narváez
Raúl Rosasco
Raquel Palomino
Guillermo Vera
Ángela Tapia
Liliana Panizo
Elsa Bustamante
Wilfredo Ardito
Gianella Sanchez
Fernando Gamio
Maria Teresa Cortez
1.- El memorial "El Ojo que llora", nació como una iniciativa privada destinada a reparar simbólicamente a las miles de víctimas que se produjeron en el país como consecuencia del conflicto armado interno, fortalecer la memoria colectiva de todos los peruanos y promover la paz y la reconciliación en el país. Forma parte de un proyecto mayor, denominado "Alameda de la Memoria", que integra el "Quipu de la Memoria" y la muestra fotográfica "Yuyanapaq". Esta iniciativa busca convertirse en un amplio espacio público, en el sentido de pertenencia a todos los peruanos, como existe en otras partes del mundo. La relevancia internacional que ha adquirido este sitio se demuestra en su incorporación en una red de museos que comparten una misión social relacionada con los pasados dolorosos en países como Argentina, Chile, Estados Unidos, Rusia, Inglaterra y Sudáfrica.
2.- Los nombres de las víctimas recogidos en el memorial, representan a las peruanas y peruanos que fueron víctimas de violaciones de sus derechos humanos, incluyendo a todas aquellas personas identificadas que fueron agredidas por las organizaciones subversivas o por agentes del Estado, así como los nombres del personal militar, policial y de comités de autodefensa que murieron como consecuencia de su labor de defensa del Estado de Derecho y la democracia en el país. Todos los nombres allí consignados fueron recogidos del Informe Final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación y de la información proporcionada por la Defensoría del Pueblo.
3.- El sentido del memorial es incompatible con cualquier intento de manipular la verdad y la memoria histórica de todos los peruanos. Dentro de ella, tal y como fue señalado por la Comisión de la Verdad y Reconciliación, no puede admitirse que en el "Ojo que Llora" se realicen actos que pretenden olvidar que la guerra interna que se inició en 1980, fue causada por una decisión criminal de Sendero Luminoso de destruir el Estado y la sociedad en el Perú. El memorial fue pensado como un espacio público que contribuya a forjar una cultura de paz en el país y, desde esa perspectiva, condenar los métodos y fines que persiguió esa organización terrorista, así como un rechazo a los crímenes cometidos por agentes de las fuerzas del orden que perpetraron crímenes en nombre de la defensa del Estado.
4.- El Estado tiene la obligación de proteger y defender los derechos humanos de todos los peruanos y de sancionar a quienes los violen. Por eso, así como corresponde realizar juicios justos que lleven a condenas severas a los criminales, corresponde igualmente reconocer sus propios errores y crímenes, sancionar a los responsables y reparar el daño cometido según lo mande la ley. Lo contrario equivaldría renunciar al Estado de Derecho que precisamente los terroristas pretendían destruir. Esto no significa de modo alguno equiparar a las víctimas del senderismo con sus victimarios terroristas. Implica demandar del Estado un comportamiento que esté a la altura ética y legal que lo definen como democracia.
5.- Las heridas causadas por esta guerra aún no se han cerrado. Por ello, resulta tan complejo y doloroso recordar las insanias que vivió el país. Desde la sociedad civil y la iniciativa privada, hemos querido aportar con un reconocimiento para todas las víctimas. Queremos recordar que el Estado mantiene una deuda pendiente con todas ellas y debe generar sus propias políticas de reparaciones, sean económicas, simbólicas o morales. El país tiene por delante un largo proceso de reconciliación, en el que es importante contribuir con un lugar de memoria y dignidad, establecido para transmitir un mensaje de paz y de rechazo a la violencia a las futuras generaciones.
Lima, 05 de enero de 2007
Lika Mutal
Salomón Lerner Febres
León Trahtemberg
Rosa Villarán
Fernando Rospigliosi
Sandro Venturo
Natalia Iguiñiz
Jorge Bruce
Ismael Vega
Fernando Villarán
Jesús Herrero
Luisa Pinto
Gloria Cubas
Juan Acevedo
Patricia Arregui
Manuel Bello Domínguez
Carlos Ivan Degregori
Cecilia Blondet
Dante Vera Miller
Miguel García Núñez
Rafo León
Francisco Soberón
Miguel Jugo
Gloria Cano
Rosario Narváez
Raúl Rosasco
Raquel Palomino
Guillermo Vera
Ángela Tapia
Liliana Panizo
Elsa Bustamante
Wilfredo Ardito
Gianella Sanchez
Fernando Gamio
Maria Teresa Cortez
Monday, January 01, 2007
¡Encima homenajearlos!
La columna del director (diario Correo, 29/12)
Por Aldo Mariátegui
1) Cada día aparecen aspectos aún más indignantes en este estrafalario fallo dado por la Corte Interamericana. Resulta que además de tener que darle dinero a senderistas muertos, la Corte ordena que… ¡se les haga un homenaje! y que además se escriban sus nombres en ese monumento caviarón que queda en el Campo de Marte, aquel que más parece una propaganda médica contra los estragos de una conjuntivitis veraniega que una supuesta reflexión. ¡Me imagino cómo se retorcerán en sus tumbas aquellas víctimas del terrorismo que figuran allí! ¡Que te pongan al lado a aquel que te mató! ¿Los jueces de esa Corte consumen LSD? ¿De dónde sacan esos fallos tan sicotrópicos? Obviamente, espero que por lo menos no se acate jamás este absurdo extremo, aunque preocupa la muy vacilante tibieza con que el premier Del Castillo se ha pronunciado al respecto (es que tiene mucho caviar que se le acerca y éstos le meten miedo a su espíritu conciliador y diplomático, una actitud personal que a veces ya cae en medrosa y pusilánime), muy lejos de la firmeza de Mulder y Cabanillas. Sobre esta última, retiro lo que escribí ayer en mis reclamos a su persona. Resulta que ella ya había condenado enérgicamente este fallo antes de ayer, pero lo hizo muy tarde y su declaración pasó inadvertida. Por favor, no se les ocurra hacerles un "desagravio" a éstos, aunque Lerner y Soberón piteen (sería bueno que el segundo aclare si es que ha cobrado algún tipo de honorario por éxito en este y otros casos. Por transparencia). Ellos, felizmente, no nos gobiernan y sus candidatos Villarán y "0.5%" Canseco no llegaron juntos ni al 1% de votos. De otro lado, una somera lectura del expediente permite sospechar que no se puso el debido celo legal a la hora de defender al Estado en este contencioso. ¿Por qué?
2) Digna de aplauso esta última y resistida rebaja de aranceles, pues impulsa la competitividad, beneficia al consumidor y alivia las fuertes tendencias a la baja en el tipo de cambio que afecta a los exportadores no tradicionales (ojo que hay algunas AFP que hablan de un dólar a S/.3.15 para el 2007). Ya se superaron esos años de burdas elevaciones mercantilistas de aranceles de Silva Ruete (que llamó "monos" a los que criticaron su disparate) e Incháustegui (¡al que querían ahora hacer director del BCR!) bajo Paniagua. Pero aún es lamentable que el 15% de partidas totales oscilen entre el 17% y 25% de protección, así como que el 40% siguiente se ubique en el ahora ya alto 12%. Y faltó bajarles aranceles a los autos, que son muy caros aquí (comparen precios con Chile. Nos desollan con impuestos), además que creas clase media (por lo menos en actitud) facilitando el acceso al vehículo propio. Y para salir de tanta chatarra contaminante.
http://www.correoperu.com.pe/paginas_columna.php?columna_autor=Aldo%20Mariátegui&seccion_nota=8¬a_id=39934
Por Aldo Mariátegui
1) Cada día aparecen aspectos aún más indignantes en este estrafalario fallo dado por la Corte Interamericana. Resulta que además de tener que darle dinero a senderistas muertos, la Corte ordena que… ¡se les haga un homenaje! y que además se escriban sus nombres en ese monumento caviarón que queda en el Campo de Marte, aquel que más parece una propaganda médica contra los estragos de una conjuntivitis veraniega que una supuesta reflexión. ¡Me imagino cómo se retorcerán en sus tumbas aquellas víctimas del terrorismo que figuran allí! ¡Que te pongan al lado a aquel que te mató! ¿Los jueces de esa Corte consumen LSD? ¿De dónde sacan esos fallos tan sicotrópicos? Obviamente, espero que por lo menos no se acate jamás este absurdo extremo, aunque preocupa la muy vacilante tibieza con que el premier Del Castillo se ha pronunciado al respecto (es que tiene mucho caviar que se le acerca y éstos le meten miedo a su espíritu conciliador y diplomático, una actitud personal que a veces ya cae en medrosa y pusilánime), muy lejos de la firmeza de Mulder y Cabanillas. Sobre esta última, retiro lo que escribí ayer en mis reclamos a su persona. Resulta que ella ya había condenado enérgicamente este fallo antes de ayer, pero lo hizo muy tarde y su declaración pasó inadvertida. Por favor, no se les ocurra hacerles un "desagravio" a éstos, aunque Lerner y Soberón piteen (sería bueno que el segundo aclare si es que ha cobrado algún tipo de honorario por éxito en este y otros casos. Por transparencia). Ellos, felizmente, no nos gobiernan y sus candidatos Villarán y "0.5%" Canseco no llegaron juntos ni al 1% de votos. De otro lado, una somera lectura del expediente permite sospechar que no se puso el debido celo legal a la hora de defender al Estado en este contencioso. ¿Por qué?
2) Digna de aplauso esta última y resistida rebaja de aranceles, pues impulsa la competitividad, beneficia al consumidor y alivia las fuertes tendencias a la baja en el tipo de cambio que afecta a los exportadores no tradicionales (ojo que hay algunas AFP que hablan de un dólar a S/.3.15 para el 2007). Ya se superaron esos años de burdas elevaciones mercantilistas de aranceles de Silva Ruete (que llamó "monos" a los que criticaron su disparate) e Incháustegui (¡al que querían ahora hacer director del BCR!) bajo Paniagua. Pero aún es lamentable que el 15% de partidas totales oscilen entre el 17% y 25% de protección, así como que el 40% siguiente se ubique en el ahora ya alto 12%. Y faltó bajarles aranceles a los autos, que son muy caros aquí (comparen precios con Chile. Nos desollan con impuestos), además que creas clase media (por lo menos en actitud) facilitando el acceso al vehículo propio. Y para salir de tanta chatarra contaminante.
http://www.correoperu.com.pe/paginas_columna.php?columna_autor=Aldo%20Mariátegui&seccion_nota=8¬a_id=39934
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