Saturday, April 07, 2007

Psicoanálisis del Plagio

Cultural: Plagio e impunidad nacional en el diván de Matilde Caplansky

Por Jerónimo Pimentel

Un número cada vez más sorprendente de ilustres de las letras peruanas, donde figuran Rafo León, Alfredo Bryce y Alonso Cueto, ha sido acusado de plagio recientemente, tal vez la peor falta en la que puede caer un intelectual. Más allá de la particularidad de los casos (y de la variabilidad de los descargos), llama la atención que ante el develamiento de los mismos la responsabilidad de los autores haya sido siempre minimizada (salvo en el caso de León, quien ha sido hidalgo al reconocer su error, ver Caretas 1954). En tiempos en los que la productividad, un valor más corporativo que individual, es una exigencia autoimpuesta en algunos escritores que funcionan como franquicias, es válido preguntarse qué le está pasando a quienes para muchos son el reducto moral de la sociedad, porque han empezado a emparentarse con lo peor de ella: los políticos. La sicoanalista Matilde Caplansky ofrece luces sobre la impunidad como maligno homogenizante social.
¿Qué consecuencias cree que tendrán para el Perú los últimos escándalos de plagio?
Creo que ninguna. Somos muy frívolos. Para el chisme de un ratito, perfecto, pero para la reflexión no nos damos tiempo. No tenemos hábitos de reflexión más serios.
¿Qué es lo que tiene que pasarle a un escritor psicológicamente para que decida cometer un plagio, más aún, asumiendo que no le falta talento?
Siento que como peruanos ellos también sufren de lo que llamo "el factor impunidad". Es decir, el "todo vale", "el más péndex es el mejor", "puedo hacer lo que me da la gana porque soy bien macho", etcétera. Es patético.
¿Sugiere que hay un componente masculino en el hecho de plagiar?
Casi. Hay más perversiones en hombres que en mujeres según las estadísticas clínicas, y creo que las mujeres son menos propensas al plagio en concreto. Daría para hablar de lo que la cultura le permite a la mujer como "plagio permanente", por ejemplo, en la moda, los modales, la "seudo femineidad", el maquillaje, etc. Pero ya sería otro tema.
¿Qué psicopatías pueden explicar el plagio?
Básicamente que el sujeto "cree" que no es malo, ni punible, ni grave porque nadie va a decir nada ¡nunca!, o lo que es peor, ¡que nadie se va a percatar del delito!
¿Pero en qué marco específico se encuentra? ¿Está dentro de la mitomanía? ¿La depresión?
El marco es la psicopatía para algunos llamada sociopatía.
¿Es posible que haya un goce en este tipo de trasgresión? Digamos, de la misma forma en la que plagiar en un colegio puede tener de travesura en un niño.
Es muy posible. Aun cuando la travesura de un niño no es tan grave como el plagio de un adulto, en los niños encontramos más "moral", o si se quiere, sentimientos de culpa. Me pregunto si estos adultos la tienen. Yo diría que no tanto o quizás nada.
¿Se puede decir que el plagio es al intelectual lo que la corrupción al político?
Yo diría enfáticamente que sí, son iguales. Para mí sufren de la misma enfermedad nacional llamada "síndrome de impunidad".
Probablemente sea el modelo francés del intelectual y artista el que impele a un escritor a opinar de casi cualquier tema. ¿Este imperativo termina siendo pernicioso?
Yo creo que sí. La "erudición enciclopédica" es falsa en esta época, y además favorece la saturación del escritor-intelectual, al convertirlo en un sabelotodo presente en todo ámbito y disciplina. Obviamente pueden opinar, pero no sé si es bueno que lo hagan sobre toda materia.
¿En estos tiempos se puede decir que el literato tiene una responsabilidad con la sociedad?
Una responsabilidad insoslayable, sin lugar a dudas, lo cual no lo obliga a escribir sobre todo y todo el tiempo.
¿Ha llegado el momento en que los escritores, en tanto firmas comerciales, son más laxos éticamente y se permiten ilícitos con tal de cumplir sus compromisos?
Posiblemente están más expuestos a la tentación y al "pecado", algunos por lo menos, aunque no sé si también tiene que ver con el monto de banalización y narcisismo que tenga cada quien. No me imagino a Giovanni Sartori, Saramago o al mismo Gabo haciendo esas concesiones. Pero en fin, el hombre y la carne son débiles.


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Soluciones originales

Más allá de las nunca deleznables advertencias, obligatorias en la primera clase de cada curso dictado en la Pontifica Universidad Católica del Perú, dicho centro de estudios está probando a manera experimental el software Turnitin, que permite comparar trabajos entre sí para detectar contenidos que no sean originales, así como con el resto de estudios publicados en Internet (incluyendo prensa). Turnitin es una de las opciones preferidas por las universidades más prestigiosas del mundo para contrarrestar un problema harto extendido en los claustros académicos: actualmente el programa revisa los escritos de casi 10 millones de estudiantes de 90 países. La opción para las casas editoriales del mundo es el programa Ithenticate, ofrecido por la misma empresa.