Tuesday, April 10, 2007

Poetas en el Huáscar

Por Giovanna Pollarolo

¿Qué hacen los poetas peruanos leyendo en el Huáscar? en la pregunta, formulada por más de un comentarista, columnista, periodista y hasta en dos caricaturas de Heduardo, está implícito el rechazo y quizá hasta la vergüenza que muchos sienten ante la imagen de los poetas invitados a Chile subiendo a la cubierta del Huáscar "que era nuestro y que ellos, los chilenos, nos arrebataron". Como se sabe, los poetas han respondido a la pregunta de diferentes maneras. Desde el difícil lugar de quien está en contra de los nacionalismos, patrioterismos y revanchismos pero consciente de que no es lo mismo, "para una peruana" leer en una plaza o en un teatro de Valdivia, Talcahuano o Temuco, que en la cubierta del Huáscar, Rocío Silva Santisteban rechazó la invitación. Para la poeta, el Huáscar es "un espacio simbólicamente denso", y a pesar de su intención "de cruzar fronteras o, mejor, de borrarlas", no puedo, afirma, "dejar de percibirme a mí misma como parte de esta comunidad nacional afrentada".
Los tres poetas que estarán leyendo hoy sábado a las 12 del día, Rodolfo Hinostroza, Doris Moromisato y Miguel Ángel Zapata, explican su decisión con distintos argumentos. Para Hinostroza, los poetas "vamos a exorcizar los fantasmas de la guerra que todavía están rondando por ahí y traban la comunicación entre los pueblos", en tanto que Zapata afirma "Yo no tengo ningún problema en leer a bordo del Huáscar o en el Morro de Arica, pero como peruano sí diría, antes de leer mis poemas, que el Huáscar debe volver al Perú, así como los más de 50 mil libros que se llevaron de la Biblioteca Nacional de Lima durante la ocupación". Doris Moromisato apela, por el contrario, a ignorar los viejos odios: "El Huáscar es un símbolo como leer poesía también lo es. Nada malo puede surgir de este recital, es más bien un gesto de construcción antes que de provocación. Soy hija de inmigrantes y mi forma de construir la identidad peruana y latinoamericana fue amando y no odiando lo que sus habitantes amaron, no lo que odiaron".
Encuentro en "Mirada zurda", (el blog de Paolo de Lima contiene, si no todo, gran parte de lo que se ha escrito sobre este tema) la columna de Rolando Breña, el ex congresista de Izquierda Unida, una suerte de síntesis de los viejos odios y heridas no curadas. Nuestras relaciones con Chile, afirma, no podrán ser cordiales por mucho tiempo, "conspiran en contra los traumas de la Guerra del Pacífico en la que el país sureño mostró innegable carácter expansionista, agresivo, guerrista, depredador". Pero no solo es el pasado, también el Chile de hoy, en las esferas oficiales, nos agrede, "como es comprobable cada día, desde los problemas fronterizos hasta la apropiación de productos y marcas". Y claro, entonces pensamos en el pisco, en el suspiro a la limeña sin olvidar el Huáscar ni el Morro de Arica.
En este contexto, el que discutamos si los poetas peruanos hicieron bien o mal subiendo a la cubierta del Huáscar, nuestro bien perdido; si leyeron bien o mal, si estuvieron a la altura de las circunstancias y le hicieron los honores al símbolo, etc. tal vez sea una discusión más creativa y liberadora que seguir insistiendo en los viejos resentimientos y afanes revanchistas.