Tuesday, July 24, 2007

Dos poemas de Andrea Cabel

[aquí no hay lluvia]

al carrusel de vil.


hay carruseles.
destrucción para nosotros,
silencio de papel,
estrella ciega como el tiempo de un suspiro.
todas las cuerdas del pasado y los agujeros palpitantes
los corredores, el áureo verbo del payaso de suelo
de la noche triunfal en un puñado de hierba
en un bosque azul sin lámparas ni gacelas.

aquí nadie llueve.
no hay silencio en un silbido celeste iluminado,
solo empiezan estas copas de rocío,
estas alondras bebiendo la corola de una criatura sin paladar.

palideces madrugada en las diurnas calles vivas
repletas de juncos y puros corazones mojados.
todo vive y se extinguen los ecos, la certeza asciende
y se ríe el mar de tacto, la espuma como un ave
se retira y nace
por donde descansa una mejilla,
un intocable beso.



[constanza]


temprano cae el sol, solo existir esparce las flores./ de perfil, solo días de mantas al lado / y calladas, un sonido que escucha vagando el vientre, llorando y despeinado./ máscara que sonríe y luego el humo./ el reflejo desgarrándose de tristeza /como las solapas /y las esferas de luz./ mares silentes eligiendo un beso,/ niños príncipe que de espaldas a los astros /pintan las mejillas de los peces y el sollozo de los ríos./ humilde estrella de infancia que atraviesa la cocina y la habitación de la hermana,/ que se sienta/ serena y furiosa./humilde estrella de infancia,/ humilde hermana.