Monday, February 18, 2008
Ciudad de todos los culpables
Por José Luis Ayala
Leer una novela como La Ciudad de los culpables, sorprende y cautiva a un lector atento. ¿Cómo pudo lograr ese hecho un autor joven? Rafael Inocente habla acerca de su experiencia literaria.
Rafael Inocente (Lima, 1969) ha publicado entre otros relatos, Mi patria en mis zapatos y No todas van al paraíso. Además ha sido incluido en la Antología de cuentos sobre el mar y pescadores (Fondo Editorial del Pedagógico San Marcos-Arteidea Editores, 2005)
¿Eres el novelista de los pobres?
¿Pobres? ¿Esas masas envilecidas con el pan popular de García y los comedores populares de Fujimori? ¿Esos que hoy se divierten con fútbol y reguetón? ¿O los riquiricones que menean el trasero en Eisha homogenizados por Saga? La historia que narro es una articulada con los conflictos sociales, políticos y económicos del pueblo. Muchos escritores en el Perú juegan las cartas de la impostura, barajándose en la libertad creativa. Pareciera que la miseria en las calles no existiera, que los torturados, muertos y desaparecidos fueran una fábula, que los asesinos vociferando por TV, burlándose del dolor del pueblo, fuesen otro show mediático; que todo esto fuese un pajeo metafísico…
¿Qué relación hay entre novela e historia?
Es una dicotomía ancestral, tanto como los poemas homéricos o en América, los relatos del Taki Onkoy. Entre la Historia que se escribe desde Europa y una novela que tiene como esencial el hecho de fagocitar otros géneros, me quedo con la novela. Y nos han contado una historia malhadada y mentirosa. Allí es cuando entra el poeta: cuando la historia adultera. Tanto el poeta como el historiador, cuentan, su territorio común es la narratividad, pero aquí lo que importa es la mirada, para darle sentido e intensidad a los hechos. No olvidemos la existencia de un tercer género, a caballo entre la verdad y la mentira, que es el de la ficción, unido carnalmente al libre pensamiento.
¿Por qué esa estructura?
Al comenzar a escribir, se presentó el dilema de la estrategia que debería seguir para transformar la historia en un discurso capaz de emocionar al lector. Entonces opté por el manejo de espacios y tiempos, intercalando historias de manera isocrónica, con múltiples voces y registros lingûísticos.
¿No son muchas historias intercaladas?
Probablemente. El motivo de contar historias paralelas ha sido el de intentar dar diversos puntos de vista. Pienso que la novela debe parodiar la realidad, contar lo que no dice la historia oficial, mostrar su reverso.
¿Todos son culpables en la ciudad?
Nadie puede escapar de la larga sombra que, con el apoyo de parte del mismo pueblo, desangró nuestro país. Mailer alguna vez refirió que cada vez que vemos un espectáculo grotesco por la televisión estamos contemplando a la nación que apoyará el retorno de heliogábalo porque se trata de arte prostituido. Y cada vez que el pueblo se envilece colectivamente, el remedio va siendo más y más violento. Un empacho bravo exige un purgante violento y de largo alcance. Esta novela se debe a Lima. Lima forjó al autor e hizo su desolación, su amor y su odio por esta ciudad.
Leer una novela como La Ciudad de los culpables, sorprende y cautiva a un lector atento. ¿Cómo pudo lograr ese hecho un autor joven? Rafael Inocente habla acerca de su experiencia literaria.
Rafael Inocente (Lima, 1969) ha publicado entre otros relatos, Mi patria en mis zapatos y No todas van al paraíso. Además ha sido incluido en la Antología de cuentos sobre el mar y pescadores (Fondo Editorial del Pedagógico San Marcos-Arteidea Editores, 2005)
¿Eres el novelista de los pobres?
¿Pobres? ¿Esas masas envilecidas con el pan popular de García y los comedores populares de Fujimori? ¿Esos que hoy se divierten con fútbol y reguetón? ¿O los riquiricones que menean el trasero en Eisha homogenizados por Saga? La historia que narro es una articulada con los conflictos sociales, políticos y económicos del pueblo. Muchos escritores en el Perú juegan las cartas de la impostura, barajándose en la libertad creativa. Pareciera que la miseria en las calles no existiera, que los torturados, muertos y desaparecidos fueran una fábula, que los asesinos vociferando por TV, burlándose del dolor del pueblo, fuesen otro show mediático; que todo esto fuese un pajeo metafísico…
¿Qué relación hay entre novela e historia?
Es una dicotomía ancestral, tanto como los poemas homéricos o en América, los relatos del Taki Onkoy. Entre la Historia que se escribe desde Europa y una novela que tiene como esencial el hecho de fagocitar otros géneros, me quedo con la novela. Y nos han contado una historia malhadada y mentirosa. Allí es cuando entra el poeta: cuando la historia adultera. Tanto el poeta como el historiador, cuentan, su territorio común es la narratividad, pero aquí lo que importa es la mirada, para darle sentido e intensidad a los hechos. No olvidemos la existencia de un tercer género, a caballo entre la verdad y la mentira, que es el de la ficción, unido carnalmente al libre pensamiento.
¿Por qué esa estructura?
Al comenzar a escribir, se presentó el dilema de la estrategia que debería seguir para transformar la historia en un discurso capaz de emocionar al lector. Entonces opté por el manejo de espacios y tiempos, intercalando historias de manera isocrónica, con múltiples voces y registros lingûísticos.
¿No son muchas historias intercaladas?
Probablemente. El motivo de contar historias paralelas ha sido el de intentar dar diversos puntos de vista. Pienso que la novela debe parodiar la realidad, contar lo que no dice la historia oficial, mostrar su reverso.
¿Todos son culpables en la ciudad?
Nadie puede escapar de la larga sombra que, con el apoyo de parte del mismo pueblo, desangró nuestro país. Mailer alguna vez refirió que cada vez que vemos un espectáculo grotesco por la televisión estamos contemplando a la nación que apoyará el retorno de heliogábalo porque se trata de arte prostituido. Y cada vez que el pueblo se envilece colectivamente, el remedio va siendo más y más violento. Un empacho bravo exige un purgante violento y de largo alcance. Esta novela se debe a Lima. Lima forjó al autor e hizo su desolación, su amor y su odio por esta ciudad.
Sunday, February 17, 2008
Saturday, February 09, 2008
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