Thursday, September 28, 2006

La Letra Con Arte Entra

Encuesta: 1 de octubre, Día del Periodista. Plumas notables responden por qué vale la pena seguir volcando ideas en tinta sobre el papel.

Cada cierto tiempo se anuncia la muerte del periodismo impreso. Recientemente The Economist le dedicó un sesudo informe en su edición de fin de agosto. También la portada, con obituario en letras de molde. El informe detalló cómo la circulación de los diarios se ha reducido junto a sus ingresos por publicidad. Y los bajos índices de lectura, y la inclinación del gran público por la sensualidad del infotainment antes que el análisis político. Algo más cerca, el tema fue abordado por Álvaro Vargas Llosa y Gustavo Gorriti (ver CARETAS 1941). Para el 43% de limeños que confía en la prensa escrita -según reciente encuesta limeña de Apoyo- fue una llamada de alerta. Un ultimátum inocuo que data del mismo momento en que la naciente Internet (entonces Arpanet) difundió la declaración de Independencia estadounidense como el primer archivo digital: cambiar o morir. Sin embargo, jamás se ha publicado tanto como ahora, para desaire de quienes temen la autocrítica que borrar y corregir, y quienes viven de la mala memoria del olvidadizo televidente. Pero también contra quienes temen leer en silencio porque eso lleva a pensar, lo que es doloroso porque es siempre pensar en uno mismo y en lo mucho que aún queda por hacer. En ese sentido, leer la encuesta de CARETAS en silencio es empezar haciendo algo. Partamos por responder ¿por qué vale la pena seguir haciendo periodismo impreso?

El periodismo radial y televisivo es extraordinariamente útil para transmitir informaciones de actualidad, pero esa información es inevitablemente breve y superficial. El periodismo escrito, en cambio, puede analizar, comentar y situar la noticia dentro de un contexto, lo que permite al lector hacerse una idea más cabal de lo que ocurre a su alrededor y tomar posiciones mejor fundadas. Desde el punto de vista cultural e intelectual la palabra escrita tiene, todavía, una enorme ventaja sobre la imagen y la palabra oral como formadora de opinión. Mario Vargas Llosa

Porque la nuestra es una época de desatención, de radio en el automóvil y televisión en casa, de noticias y noticieros, en la que aprendemos a oír sin escuchar y a mirar sin ver. Alfredo Bryce Echenique

¿Por qué sigo haciendo prensa escrita? Pregunto más bien, ¿qué razón habría para dejarla? ¿Contribuir a una lobotomización eficiente de la sociedad? ¿Reducir el vocabulario hasta un nivel comprensible para un mono rhesus aplicado? ¿Cambiar a periodistas por animadores y a la información por ese dudoso entretenimiento que deposita colesterol en las neuronas y celulitis en las posaderas? ¿Trabajar en redacciones gobernadas por gerentes y no por periodistas (o por periodistas postrados ante los gerentes y estos ante los dueños, los anunciantes o ambos a la vez)? ¿Convertir el amarillaje no en la excepción, en el margen, sino en la regla?
Digo lo anterior pensando en el aquí y ayer y en el aquí y ahora y sabiendo que mucho de eso se aplica también a la prensa escrita, aunque las excepciones sean mayores y comparativamente más importantes. La prensa electrónica, es verdad, tiene posibilidades inmensas y una llegada inmediata y mayor que la que usualmente posee la prensa escrita. Pero la palabra impresa (en papel o ciberespacio) acumula más información y contiene más pensamiento. Por muchas razones, hasta la mejor prensa electrónica tiende a crear consumidores. La mejor prensa escrita crea ciudadanos.
Nos dijeron y hasta enseñaron que una imagen, especialmente si es foto, "vale mil palabras". Pero eso surgió en redacciones de prensa escrita, donde hay que bregar para evitar que las palabras se conviertan en intis ochenteros. Por eso, depende de qué foto y qué palabra; sabiendo, además, que van juntas. La palabra precisa, le motjuste que quería Flaubert, no se mide con las imágenes sino las gobierna. Gustavo Gorriti

Vale la pena, siempre y cuando rebote en la red. Imaginar un mundo sin prensa escrita es inevitablemente un escenario sombrío. No sucede lo mismo con la desaparición de los medios audiovisuales. Farenheit 451 es una tragedia humanista. ¿A qué temperatura arden los periodistas de la TV y la radio? Mirko Lauer

De alguna quizás misteriosa manera, leer y releer cala más hondo. José Adolph

Porque la prensa escrita tiene la ventaja de la depuración precisa de las ideas antes de la publicación, aquilatando las aristas elogiosas o irritantes de lo que se dice, lo cual contrasta con la espontaneidad de las intervenciones radiales o televisivas en las que muchas veces se gestan deslices condenatorios, de difícil rectificación. Además, la comunicación escrita ayuda a proteger al lector de la contaminación que emana del carisma o la simpatía que despierta la voz o imagen del autor audiovisible. León Trahtemberg

Porque acepté el desafío que contiene la frase lapidaria de Borges –"Los periodistas escriben para el olvido"–; una provocación que lanzó el viejo argentino para que lo siguieran entrevistando los periodistas que no escriben para el olvido. Los reporteros que escarban el lado oscuro del poder, los que caminan sin miedo por el lado salvaje de la calle, los que no alquilan su credibilidad para un aviso publicitario, esos no escriben para el olvido. Son pocos, pero son. Ángel Páez

Dejar constancia en un país en el que todos hablan tanto, componer textos en un país en el que se reflexiona tan poco, permitir que las palabras hagan su camino aunque sea en un número reducido de personas, alentar la respuesta crítica y abandonarse al placer de escribir! Son razones de mucho peso y más que suficientes para seguir en la prensa escrita. Roberto Lerner

Los medios virtuales han probado su eficacia insuperable para actualizar noticias y datos, y para almacenar información, pero el periodismo impreso es el medio por excelencia para el análisis, la reflexión y la discusión de esa información. Yo veo una alianza, no una oposición. Iván Thays

El refrán "los muertos que vos matasteis, gozan de buena salud" explica el estado del periodismo impreso frente al mar informativo de internet y la maraña de blogs, ya que es irremplazable la calidad informativa que recibimos de él y el grado de atención que le dedicamos cada mañana a uno y a otro rubro. Google no es infalible. Paola Ugaz

Este es el tipo de pregunta que induce a pensar que a eso por lo cual se indaga le va muy mal. Si se planteara desde la prensa hablada, televisiva o cibernética lo entendería como una manera de desestabilizar al competidor. Pero que la prensa escrita le pregunte a sus consumidores si tiene algún sentido, alguna razón de ser, me resulta desconcertante y me parece contraproducente. Ustedes saben mejor que nadie que la prensa escrita es la gran prensa y que –igual que el libro, que también tiene augures de su fin– prevalecerá. Abelardo Oquendo

Porque amo el silencio de la lectura y porque cada cierto tiempo puedo –podemos– volver sobre mis huellas, buscarme entre las notas archivadas y encontrarme para sentir, una vez más, algo que me movió, algo que tuve que compartir para sentirme viva. Amo los nervios previos a una entrevista, que no se me van nunca, amo esos instantes en que una frase de mi personaje corona la conversación y siento que ya tenemos algo que decir, sin aburrir. Guardo todo lo que escribo porque sé que cuando esté vieja y sola, voy a recordar que yo, bien en el fondo, me sentía feliz de estar viva. María Luisa del Río

"Porque un aparato de TV tiene mejores usos que ver a Bush Jr. en la CNN. Por ejemplo, jugar Pro Evolution Soccer en la Play Station. O ejercitar esa otra forma de felicidad horizontal que es ver un DVD con un litro de helado en la mano. Algún día más gente se dará cuenta de esto. Los niños, por lo pronto, se entrenan leyendo a Harry Potter". Toño Angulo Daneri

La prensa escrita sigue siendo el medio más influyente. Es cierto que otros medios pueden tener mayor audiencia, como la TV o la radio -los medios en la www aún no alcanzan en el Perú tanta importancia-, pero por su propia naturaleza su influencia es más efímera y volátil. No dejan rastro. Los diarios, en cambio, sostienen discursos más elaborados y de mayor permanencia, por ello determinan la agenda informativa. José Gabriel Chueca

Porque el acto de reflexionar es (tendría que ser) muy placentero. Teresina Muñoz-Nájar

Por el quiosco de la esquina. Por ese enjambre de curiosos que clavan sus miradas en calatas y pelotas. Porque mi perro hasta ahora no ha aprendido a traérmelo. Porque aún quedan árboles por talar. Carlos Bejarano

Porque la prensa, aunque nadie se lo crea, puede ser en estos tiempos de egoísmo y hedonismo posmodernista el último baluarte de lo esencialmente humano. Pero claro, somos los periodistas los que tenemos que empezar por humanizar el periodismo. Richard Licetti

Me apasiona viajar y escribir es siempre un viaje hacia adentro. Me entusiasma cargar maletas de verbos, conocer sujetos, descubrir adjetivos. Escribo porque tengo demasiadas preguntas sin resolver y la escritura es siempre un camino a la respuesta. Escribo porque me gusta la música y la palabra tiene ritmo. Y magia. Escribo porque disfruto del cine y describir escenas es mi mejor objetivo. Y no me voy de la tinta porque puedo entrevistar sin cortes comerciales, porque puedo arañar la profundidad. Y no me voy porque necesito oler, escuchar, mirar y sentir para narrar historias. Escribo porque me gusta leer. Milagros Leiva Gálvez

Porque es de la puta madre –léase necesario– cuestionar y compartir. Juan Carlos Méndez



La Prensa en la Red

Salam Pax fue un blogger que devino en columnista gonzo de The Guardian, compensando así la censura autoimpuesta por mucho de la prensa norteamericana durante la invasión a Irak. Sus reportes, con el tufillo anarquista de todo internauta, fueron compilados en el libro ‘The Baghdad Blog’ y luego en la BBC. Es cierto, un blogger puede ser más útil que las columnas de Zaraí Toledo en el Correo de Piura ("Meditaciones Metafísicas"). Pero no todos los bloggers son como Pax o el ombudsman español Arcadi Espada. Ni quieren serlo. Los blogs más informativos no suelen destapar casos de primera plana. Glosan la noticia menuda, como los hostiles blogs literarios y los de defensa del consumidor como http://centraldequejas.blogspot.com/. Ambas bitácoras útiles son la excepción, que incluye –no es casual– a los blogs de opinión de curtidos columnistas como Gonzalo Portocarrero, Juan Gargurevich, Eloy Jáuregui y Jacqueline Fowks. Más relevante que comparar blogs con periodismo es indagar sobre su relación con la ética. Al mito de creer que Internet no está regulada –en China y en todas partes– se le suma la constatación de que, más que el ágora griego que muchos sueñan, Internet es un baile de máscaras. Y el anonimato envalentona algunos ataques.
Por el lado útil, la red de redes ya está siendo empleada por las grandes centrales periodísticas, al punto de forjar híbridos como el reportaje interactivo (Clarín), el infográfico inmersivo (El Mundo), el juego informativo (KQED) y el escáner multimedia (MSNBC). Cyberjournalism que le llaman. (C.C.)

Saturday, September 23, 2006

La hora azul: Una ficción fundacional

Por Enrique Bernales

Doris Sommer en Foundational Fictions analiza diferentes novelas latinoamericanas del siglo XIX y comienzos del XX llegando a la conclusión de que la imposibilidad, el fracaso o el éxito de los romances de los protagonistas alegorizan respectivamente la imposibilidad, el fracaso o el éxito de los diferentes proyectos de nación de las comunidades imaginadas de esta parte del mundo.
La hora azul de Alonso Cueto, premiada con el Premio Herralde de Novela (2005), un thriller policial que dialoga con la violencia política en el Perú, también propone un proyecto de nación como las novelas decimonónicas y de comienzos del siglo XX de Latinoamérica, a su vez, lo hicieron.
Adrián Ormache, un exitoso abogado limeño de la clase media alta tiene una familia perfecta: dos preciosas hijas y una esposa bella y aplicada. De espaldas a una realidad reciente de violencia política, su vida está colmada de halagos y un futuro tranquilo. Sin embargo, los fantasmas del pasado destruyen esa muralla narcisista que tanto sacrificio le costó crear y lo llevan en una búsqueda desenfrenada para volver a atar su mundo y así imaginar una nación reconciliada. De esta manera aparece en su vida la sombra de Miriam, una muchacha ayacuchana a la que el padre de Ormache, oficial de la marina, violó y embarazó durante su destacamento en Ayacucho por los años de la Guerra Civil entre el Estado y los grupos insurrectos, en este caso específico, Sendero Luminoso. El papel que cumple "la mestiza" Miriam es pasar de ser una víctima de violación a la amante de un hombre casado, el abogado, el hijo de su violador. Con todas estas manchas morales encima, ellos no podrían constituirse en la pareja fundacional que reconcilie al país. Es por eso que ella debe morir. Así será convenientemente asesinada por el narrador. Más bien será el hijo de ésta, Miguel, hermanastro de Ormache, producto de la violencia política, quien a través de los buenos oficios del abogado culposo, represente al nuevo hombre peruano que mira hacia adelante y reconcilie a la clase media alta limeña con la clase media de provincias, de la que se forjó la cúpula de Sendero Luminoso con Abimael Guzmán a la cabeza. El "mestizo" Miguel ingresa al hogar de Ormache para hacer realidad esta imaginada nación del narrador. El 'gracias' de Miguel, al final de la novela, a ese sector de la sociedad peruana que le dio las espaldas al país cuando más se le necesitó, encarnado en Adrián Ormache, representa un panorama de futuro con oportunidades y sin violencia para el Perú del siglo XXI.
Así como esa novelas fundacionales de las que Doris Summer se ha ocupado, La hora azul tiene una función pedagógica. Ahora bien, la novela de Cueto carece de una polifonía de voces y discursos que se confronten, por el contrario, modela una visión estereotipada de ciertos grupos sociales en favor de su objetivo reconciliatorio. A su vez, expresa un prejuicio claro contra los sujetos de extracción popular (Chacho y Guayo, lugartenientes del padre, la estafadora Vilma Agurto o los profesores de Miguel que le piden una chambita al abogado), o con los que encarnan el mal gusto o lo huachafo (Rubén o el padre de ambos). Creo que allí radica el gran error de la novela y no en la falta del narrador para reproducir coherentemente el habla del habitante de la sierra peruana o del migrante. El narrador no deja que la otredad se manifieste sino cómo se puede explicar que Miriam afirme lo siguiente sobre el padre de Ormache: "-Su padre no fue un hombre malo- susurró. […] y yo lo odiaba tanto a su papá, pero ahora ya no lo odio, ya casi lo quiero" (219). Más bien, el Otro ficcionalizado nunca llega a hablar en la novela.
Finalmente hay que valorar el papel fundacional de la clase media en la novela. Lo que se ha descuidado en algunas críticas a La hora azul es diferenciar entre lo que representa Adrián Ormache, es decir, la clase media alta limeña, clase profesional que es acomodada por su trabajo, no por abolengo o herencia y la élite del Perú. Al carecer nuestro país de una élite que impulsara un proyecto de nación, siempre le ha tocado a la clase media peruana, clase compuesta por profesionales, la función política de dirigir los destinos del país o de imaginar una comunidad nacional a través de su literatura. De esa clase nacieron partidos políticos tradicionales como el APRA, PCP, AP, PPC; guerrillas como el MIR, o grupos subversivos como el MRTA o Sendero Luminoso.

Thursday, September 21, 2006

Se Quemó el Averno

Cultural: Centro cultural fue incendiado por vándalos que pretendían desalojarlo

Por Francisco Melgar

No, no se trataba de una performance. Aunque los vecinos de la segunda cuadra del jirón Quilca pudieron haber confundido el humo y los gritos que salían del Averno con una obra conceptual de los artistas que allí trabajan. Tampoco se trataba de una instalación. Ese 6 de setiembre el fuego no era una alegoría de la violencia enmarcada en una obra de arte contemporáneo, sino el penoso resultado del litigio entre los dirigentes del conocido centro cultural y los dueños de la propiedad que desde hace nueve años alquilan para difundir sus inquietudes creativas.
Todo empezó en los primeros días de agosto, cuando Marco Gonzales Puppo, uno de los dueños del terreno, se acercó a Jorge Acosta, director de la mencionada institución, para pedirle que se retire de su propiedad. La respuesta de Acosta, en carta notarial, fue la siguiente: "No deseando entrar en controversias judiciales, me comprometo a desocupar el inmueble el último día del mes de diciembre". Gonzales, quien al parecer desea construir un centro comercial en el terreno, respondió, según versión de Acosta, de esta manera: "Los quiero en la calle en cuatro días. Si no se van por las buenas, se van por las malas".
Entonces se produjo el incendio. Luego de forzar la puerta de la abandonada bodega colindante, un grupo de delincuentes ingresó al Averno para, aunque suene tautológico, prenderle fuego; sólo la rápida actuación de tres compañias de bomberos logró evitar el desastre. Cuatro días después los sujetos regresaron; en esta ocasión, los guardianes del centro cultural fueron reducidos, golpeados y amenazados por los vándalos. Afortunadamente la llegada de la policía obligó a huir a los matones.
Ahora en el Averno se viven tiempos de vigilia: amigos y simpatizantes se turnan para resguardar el local, aunque todos son conscientes que tarde o temprano tendrán que dejarlo. Con la clausura del centro cultural se cerrará uno de los capítulos más viscerales, rabiosos y –por qué no– entrañables de la historia del centro de Lima. Sólo queda esperar.

Thursday, September 14, 2006

¿Ya fuimos?

Esta es la pregunta que se formula el cuarto número de la revista Intermezzo Tropical y en el que se analiza el legado de "los febriles años setenta", de su proceso cultural en general y poético en particular. Entre las joyas de esta edición, la revista presenta poemas inéditos de Luis Hernández y Juan Ramírez Ruiz, además de una carta enviada por Jorge Eduardo Eielson en sus últimos años de vida. También un texto sobre la Generación del 68 a cargo del sociólogo y poeta Eduardo Arroyo.

Artes & Ensartes

Por Luis Lama

Reconocimientos:

Cecilia Bákula ha sido nombrada Jefa del Instituto Nacional de Cultura (INC). Considero que es la mujer más indicada para desempeñar estas funciones. Tiene agallas y conocimientos necesarios para que el burocrático organismo cultural pueda tener un rendimiento eficiente de acuerdo a los limitados recursos que dispone. El nombramiento de Bákula en el INC y de Hugo Neira en la Biblioteca Nacional son dos aciertos de la imprecisa política cultural del segundo gobierno de García.

MADEINUSA se estrena hoy. Se trata de una película que por diversas razones me resulta entrañable, al margen de cualquiera que sea su nacionalidad. Si se consigue la asistencia deseada en tiempos de multicines abarrotados de chatarra, puede dar una señal de que todos somos menos brutos de lo que consideran los distribuidores y exhibidores del país.
Como me diría una artista: El acto de estrenar la película en la localidad andina en que se filmó dio lugar a una suerte de retablo monumental en torno a la pantalla. Nada podría definir mejor el primer encuentro de todo un pueblo con el cine. Este bien podría ser materia para otra película.

Miguel Nieri es uno de los pocos artistas locales al que se le puede llamar maestro, en el más amplio sentido del término. Él tiene en ARTCO una muestra notable por diversos aspectos: En primer lugar es una pintura extraordinaria dirigida a quienes saben ver. Se trata además de una obra que marcha en contra de esa tendencia internacional que hace girar todo en torno a la figuración. Esta pudiera ser la razón que cada vez menos sean quienes se atrevan a penetrar en el terreno de la abstracción, porque ella plantea rigurosas exigencias de conocimiento y oficio que ningún anecdotario puede ocultar. Todo ello hace que enfrentarse a los cuadros de Nieri, constituya un privilegio en un ambiente dominado –casi– exclusivamente por un mercado que suele privilegiar a la costumbre y la moda.
Para una persona visualmente no iniciada, posiblemente, la percepción de una pintura como la de Miguel Nieri quedará supeditada a cuestiones de gustos y/o prejuicios. En cambio los de mirada entrenada podrán desentrañar los vericuetos de una obra formidable en la cual la superficie final se encarga de ocultar a muchas otras que quedaron registradas durante las variaciones del turbulento proceso creativo.
La pintura de Nieri está arraigada en la gran tradición del arte abstracto. Él trabaja estructuras inestables en las cuales las pinceladas forman un entretejido, creando profundidades ilusorias, sólo posibles de apreciar a través de la contemplación. La suya es una abstracción que toma lo mejor de la pintura de la posguerra europea y la hace suya, asumiéndola y transponiéndola a nuestra realidad. En tiempos en los que la narración dejada por la posmodernidad todavía se impone, la suya es lo que dirían una pintura-pintura que nos instala de nuevo en el reino de la imaginación, ese "reino desconocido" de los teóricos del romanticismo.
Muchos sostienen que un artista abstracto se repite a lo largo de su vida. Están lejos de la verdad. Toda persona tiene obsesiones que caracterizan sus acciones a lo largo de la vida, con aquellas variaciones propias que el tiempo impone. En el caso de Nieri su nueva pintura resulta más geométrica y en ellas es posible apreciar sugerencias de enigmáticas arquitecturas que convierte a cada cuadro en un escenario de la imaginación. Basta detenerse ante las piezas para poder aprehender su profundidad, para captar los planos que ellas encierran y penetrar en un mundo enigmático donde la composición y el color se abren a infinidad de imágenes virtuales que cada espectador hace propia, porque no hay señales que descifren el enigma creado por las sugerencias y la ambigüedad que en ellas predomina. Y es allí donde radica uno de los aspectos más ricos de la abstracción. Como Bazaine diría, la característica de estos trabajos consiste en que autor y espectador se dejan conducir sin saber hacia dónde…. "No se pinta como se quiere, se trata de querer a la pintura que le es posible a uno y a su época".

Jacqueline Rodríguez expone en la sala 2 de Artco. Es un regreso deseado que en próxima nota ameritaría analizar.