Tuesday, May 30, 2006

Seix Barral en el Perú

El Grupo Planeta presenta esta noche al mercado nacional el prestigioso sello editorial Seix Barral con la interesante antología de cuentos Pasajeros Perdurables. Historias de escritores viajeros, la cual ha sido elaborada por el escritor Iván Thays. Entre los autores que están recopilados en esta obra se encuentran: Julio Ramón Ribeyro, Alfredo Bryce Echenique, Alonso Cueto, Santiago Roncagliolo, Luis Loayza, Rodolfo Hinostroza, Fernando Ampuero, Guillermo Niño de Guzmán, Fernando Iwasaki, Rocío Silva Santisteban, Ricardo Sumalavia, Gastón Fernández, Rossana Díaz, Jaime Bedoya y Miguel Ildefonso.
La presentación de Pasajeros Perdurables... la harán Bryce, Thays, Ampuero y Silva Santisteban desde las 19:30 horas en el restaurante Pescados Capitales –Av. La Mar 1337, Miraflores–.

Thursday, May 25, 2006

Ser poeta en el Perú: un testimonio

Por Róger Santiváñez

Comencé a escribir poesía durante unas vacaciones limeñas, en el verano de 1963. En aquella época de la infancia yo vivía en Piura –costa norte del Perú- pero pasaba los estíos en Lima en casa de mi abuela materna. Fue allí donde una tarde solitaria, inspirado por una canción de Fabián Forte, escribí una especie de poema-cuento jugando con la palabra castiza "multiplicación" y el título de la balada rock: "Multiplication" que mi hermana Coty, fanática de Elvis Presley, Brenda Lee, Boby Darin, Pat Boone y Sandra Dee, tarareaba todo los días por aquellos anos iniciales de la década del 60.
No podría explicar racionalmente qué impulso me llevó a plasmar esas ideas y sentimientos sobre un papel en blanco. Simplemente sucedió y lo único que recuerdo es una gran sensación de algarabía interna, un fuego en el corazón que me hizo salir corriendo hasta la calle, donde compartí mi emoción con el viento del crepúsculo. Me parece habérselo comunicado sólo a mi madre, quien lo tomó con risueña calma y me aconsejó guardar el papel escrito con letra de primarioso en algún lugar seguro.
Luego viene una larga temporada de silencio hasta llegar a los 15 años. Cursaba yo entonces el cuarto grado de la secundaria en el colegio San Ignacio de Loyola de Piura y una mañana de junio en medio de una clase que seguramente no captaba mi atención, de pronto y sin mediar ningún estímulo evidente principié a escribir unos versos motivados por una extraña furia interior -ahora comprendo que ese remolino de mi alma era la expresión de una inquietante crisis adolescente- pero en ese instante sólo era como un río terrible pugnando por romper los diques, cuestionando todo lo que me rodeaba, brotando cual surtidor de rabia frente a la realidad. No recuerdo ninguno de esos versos pero sí el título del poema por demás significativo: "Mundo".
Algo extraordinario sucedió en mí a partir de esa mañana. Me sentí un poeta. De súbito asumí dicha condición . Yo soy poeta –me dije- y respiré muy hondo saliendo al patio del colegio, en estado de shock ante tal descubrimiento, envuelto en el celofán de la poesía, frente a la barahúnda juvenil de los muchachos en pleno recreo. Hasta ese momento yo no había tenido idea alguna sobre la poesía ni me había interesado en absoluto acerca de ella. Como casi todos los chicos de mi edad mi vida era el fútbol y la collera en la esquina del barrio. Jamás había leído un libro haciendo caso omiso a la insistente recomendación de mi padre –un abogado culto y sensible- quien no cesaba de invitarme a la biblioteca de nuestra casa. A mí –como a todos los patas de mi collera- la idea de leer un libro me producía un soberano aburrimiento. De modo que recién después del poema, le hice caso a mi padre y empecé a inmiscuirme en la biblioteca.
Entonces se produjo en mi espíritu una explosión de inusitadas consecuencias: me encontré con Vallejo en la versión facsimilar -gran formato- de Moncloa Editores y me entregué fascinado a la pasión verbal del genio de Santiago de Chuco, a su guerra total con las palabras del hombre. Evidentemente Vallejo era un monstruo que me transportó hacia territorios insospechados de la sensibilidad. Otra cosa: por aquellos días se le ocurrió a mi padre comprar una grabadora y para probarla cogió un grueso libro de la Editorial Aguilar en papel biblos que resultó ser la obra poética completa de García Lorca y leyó –ante mi pasmada presencia- el increíble "Llanto por la muerte de Ignacio Sánchez Mejías" con lo cual quedo definida para siempre mi vida en la poesía.
A partir de allí ya nada fue lo mismo. No me importaba sino ser poeta y escribir. Enrumbé toda mi vida en ese destino. Inmediatamente mi collera de patas comenzó a mirarme como una rareza. Nadie entendía qué diablos era eso de la poesía. De repente me vi solo y aislado, máxime si había sido víctima de un flechazo de Cupido, quien desconsiderado me templó perdidamente de la chica más linda de mi barrio, a la que nunca le importó mi amor (aunque es justo reconocer que le encantaba escucharme por teléfono inventando los más bacanes piropos a su belleza). Y para colmo de males descubro a Bécquer y sus poemas a la amada imposible en el curso de Literatura Española del colegio, lo que sí francamente me ponía todas las noches al borde del suicidio (o por lo menos del llanto). Entonces me salvó un curita hispano –el profesor del curso- Charlie Riudavest, quien alentó mi vocación y redimió mi pena con su entusiasmo por la poesía y su avasalladora alegría en todos los ámbitos de la vida.
En quinto año de secundaria ya todo el colegio sabía que yo era poeta. Trabé gran amistad con el profesor de Literatura Peruana, otro jesuita español llamado Santiago García de la Rasilla, quien fue responsable de no pocas de mis lecturas de entonces: Valdelomar, Vargas Llosa, Arguedas, Ribeyro, Bryce, Scorza y de nuevo, a cada rato y siempre César Vallejo, de quien este padre era fanático. Él fue tambien quien me hizo estudiar los 7 ensayos de Mariátegui y conocer la depresión social y económica de los pueblos jóvenes de Piura, inculcándonos –junto a otros muchachos- indignación y rebeldía frente a la miseria de nuestro país.
Fue importante así mismo la Embajada Cultural de la Universidad de San Marcos, que llegó a Piura y se presentó en el Teatro Municipal. Allí pude ver a poetas de carne y hueso leyendo sus poemas: Wáshington Delgado, Francisco Bendezú, Arturo Corcuera y el entonces novísimo José Watanabe. Recuerdo vivamente ese recital que me puso en contacto directo con la poesía actual: esa noche refrescante salí renovado del Teatro como si un prístino viento me hubiera dado un rumbo incontrastable para seguir en la poesía con el horizonte de un paraíso por conquistar.
Cuando salí del colegio no sabía qué iba a ser de mi vida. Una noche de ese verano de 1973 dando vueltas por la ciudad y alrededores, en el auto de un amigo que se lo había robado a su padre, me quedé contemplando la oscura profundidad del cielo y sentí de golpe la inutilidad de la existencia. Me poseyó una desolada incomprensión de la historia humana y del más allá. Absorto, entristecido y preocupado por esos amargos y vacíos pensamientos volví a mi habitación, sin entender absolutamente nada de lo que sucedía a mi alrededor. Estaba en un negro pozo de angustia y todavía más, si vemos que tenía la urgencia familiar y la presión social de entrar a la universidad cuando a mí no me llamaba la atención ninguna de las carreras que se me ofrecían. La verdad es que no me interesaba nada. Nada salvo escribir. ¿Pero acaso iba a vivir dedicado exclusivamente a la poesía? Miraba a todos lados y no encontraba respuesta.
En medio de esa incertidumbre y debatiéndome entre la posibilidad o no de viajar a Lima para seguir Ciencias Sociales (que en ese momento estaban de moda al compás de las reformas populistas del gobierno del general Velasco) uno de mis hermanos mayores me persuadió de quedarme en la ciudad, estudiando en la Universidad de Piura. Él me aseguró que si hubiera habido universidad allí cuando salió del colegio -durante los años 50- jamás habría abandonado el terruño. Como la Universidad de Piura brindaba la especialidad de periodismo me convencí de que era una buena opción: ello tenía que ver con la escritura que era lo mío y entonces ingresé a la UDEP con la ilusión de los 16 años.
Pero -oh realidad- el sistema de dicha universidad pronto decepcionó mis expectativas y sólo me quedó refugiarme en la poesía. Rápidamente me convertí en el gran agitador y propagandista de ella por aulas, cafetería y jardines del campus. Por esos días soledosos me ayudaron a sobrevivir los estupendos números de la revista "Hipócrita Lector", editada en Lima por un grupo liderado por Marco Martos, y Estos 13 la antología de la recién estrenada generación del 70 firmada por JM Oviedo. Era poesía fresca, escrita por gente joven con un lenguaje moderno que me hacía sentir contemporáneo a una sensibilidad ajena a la retórica y los monumentos del pasado. En las vacaciones peruanas del mes de julio viajé a Lima y deambulando por el mítico bar Palermo tomé contacto con Gustavo Armijos quien me publicó -por vez primera- un poema en su revista La Tortuga Ecuestre. Cargado con libros que eran oro para mí en ese instante de pureza -Una temporada en el infierno, la antología peruana del 60 Los Nuevos, los poemas de Jhon Donne - volví a Piura más convencido que nunca en la verdad de mi decisión poética. Compuse un libro de poemas Entre el paraíso y el infierno que obtuvo el premio de poesía en los Juegos Florales de la Universidad de Piura. Con eso y una conversación fundamental con Marco Martos decidí emigrar a Lima para estudiar Literatura en San Marcos.
En el verano de 1974 ya estaba en la Colmena "sin saber qué hacer ni qué ómnibus tomar" -como dice Verástegui- cuando conocí a Armando Arteaga, joven poeta quien me introdujo al grupo que acababa de editar El oro de Acapulco -Luis La Hoz y Oscar Aragón- con los cuales fundamos la revista Auki en uno de cuyos números se llamó la atención -por primera vez- sobre la genial poesía de Luis Hernández. Simultáneamente y ya como estudiante de San Marcos principié a reunirme todas las tardes de los sábados -en la plaza San Francisco- con una mancha en la que destacaban Edgar O’Hara y Luis Alberto Castillo. Con el tiempo esta conjunción de poetas de San Marcos y la Universidad Católica dio origen al grupo La Sagrada Familia que publicó la revista del mismo nombre (4 números entre 1977 y 1979). Esta experiencia -importante en mi formación- me permitió superar -dialécticamente hablando- las espinosas relaciones entre poesía y política, siendo así que entre todos los que fuimos de La Sagrada yo señalo a Carlos López Degregori como el escogido por la poesía.
En este contexto escribí y publiqué Antes de la muerte mi primer cuaderno en diciembre de 1979. Cuaderno de aprendizaje, intento de atrapar el alma popular urbana de Lima y también el ser de Piura y su soledad, el dolor de vivir y la esperanza en la Revolución Socialista, en un lenguaje que le debe mucho al coloquialismo imperante (por ejemplo Lihn o Cisneros). Tras la disolución de La Sagrada Familia y junto a la joven poeta Dalmacia Ruiz-Rosas optamos por integrarnos a un grupo de la generación anterior, el movimiento Hora Zero creyendo fielmente en su slogan de "Vanguardia cultural del proletariado, campesinado y demás capas oprimidas del pueblo peruano". Era 1980 y empezaba la década -quizá- más dura que ha vivido el Perú. Si San Marcos me dio el conocimiento y la teoría de cómo debían ser las cosas, Hora Zero me permitió saber cómo eran en la realidad y entonces -según los versos de Rodolfo Hinostroza: "Sumersión prolongada en las formas / para emerger purificado" dimos en fundar el Movimiento Kloaka con Mariela Dreyfus y su lema del momento: "Hay que romper con todo" en la primavera de 1982, en medio de la vuelta a la democracia parlamentaria -tras la dictadura militar de Morales Bermudez- el cuasi copamiento de la sociedad por el narcotráfico y el incendio del país por las huestes de Abimael Guzmán y su partido maoísta Sendero Luminoso. Frente a ello Kloaka levantó una desafiante bandera negra, negando una realidad con la que no estábamos de acuerdo y convocando a la nueva generación del 80, para crear una obra que diera cuenta de la inédita situación y encontrara la belleza en el epicentro del caos.
Hacia el invierno de 1984 Kloaka había cumplido su ciclo de agitación radical colectiva (llegó a proclamarse "conciencia vigilante" de la sociedad) y era la hora del trabajo poético "de alfarero" como dijo Javier Heraud. Compuse y publiqué mi segundo libro Homenaje para iniciados sintiendo alborozado que me encontraba con mi propia voz y que un ritmo ondulante y personal me otorgaba poesía, en el meollo del desamor, las calles lluviosas, los parques abandonados, la muerte de mi padre y el soplo de la madrugada en Lima, La Horrible -como la calificó César Moro-. En 1986 junto a Dalmacia Ruiz-Rosas y José Antonio Mazzotti tuvimos la ocasión de editar el suplemento cultural Asalto al cielo, inolvidable perfomance de periodismo experimental de vanguardia. Ese mismo año el poeta José Alberto Velarde dirigió las ediciones "Kloaka Internacional" con sede en París: 2 números y plaquettes individuales de los novísimos Domingo De Ramos y Rodrigo Quijano.
Inmediatamente después de la muerte de mi padre -en el verano de 1984- había escrito unos poemas en prosa El chico que se declaraba con la mirada evocando escenas de mi niñez y adolescencia piuranas. El fólder quedó guardado hasta 1988 en que gracias al apoyo de Francisco Alcázar, vio la luz en las prensas de Asalto Al Cielo / Editores, entidad fundada en Lima y que el poeta José A. Mazzotti continuó en los Estados Unidos, luego de trasladarse a este país ese mismo año. Justo es recordar en este punto la publicación en 1987 de La última cena antología de la generación poética peruana del 80 que me cupo preparar con José A. Mazzotti y Rafael Dávila-Franco.
Después de toda esta experiencia literaria me seguía obsesionando algo así como la realización de un viaje profundo al rincón más hondo de mí mismo, con la finalidad de sacar a la luz el lenguaje más cierto del inconsciente. Tras variados y renovados intentos por fin en el verano de 1990 -en la lucidez de una medianoche- encontré el tono deseado. Eso fue Symbol y lo escribí en base a un diseño arquitectónico mental. Era la primera vez que un libro mío no resultaba de la reunión de textos en la misma onda, sino provenía de un esquema previo que fui llenando noche tras noche. A nivel del instrumento verbal, debo decir que llevé hasta extremos de inverosímil hermetismo la coloquialidad de la poesía conversacional. Viví una temporada rodeado de personas cuya jerga altamente creativa fue la base y riesgo lingüístico de esa poesía.
Un poco la misma onda salvo una intromisión acaso más personal y principalmente una tendencia mística negativa, me llevaron a escribir durante los días que rodearon el 13 de mayo de 1992 -aniversario de la aparición de la Virgen de Fátima- los poemas de Cor Cordium publicado recién en 1995.
Hasta aquí los libros éditos. Entusiasmado por el universo místico compuse entre 1996 y 1997 Eucaristía y Lauderdale -este último apareció en el número 35 de la revista Hueso Húmero de Lima en diciembre de 1999. Debo consignar también La pasión según San Tiváñez conjunto ininterrumpido de poemas de amor. Durante 1993 y 94 escribí en prosa poética narrativa Historia Francórum con temas referidos a la lejana y otra vez inalcanzable infancia, así como a mi vida bohemia y vagabunda por las calles del Cercado de Lima. Este universo -pero ampliado- me condujo entre 1994 y 97 a la nouvelle Santísima Trinidad publicada en los primeros meses de 1998.
En 1999 volví a Piura -mi ciudad natal- donde pasé una breve temporada y al reencontrarme con las imágenes religiosas de mi primera infancia -ortodoxia católica, si se quiere- brotaron los poemas de "Vasos para Gemas" que en este momento están en prensa en la capital del Perú. Finalmente durante el año 2000 y nuevamente en Piura redacté los relatos de El corazón zanahoria y los poemas de Santa María ambientado en la vieja casa paterna y sus objetos sentimentalmente más preciados.
Ahora me doy cuenta que se trata de una vida entregada a escribir. Desde aquella vez de los primeros escarceos en que opté por la creación no he cesado ni un momento en este extraño compromiso. Ser poeta en un país como el Perú implica -en principio- un enfrentamiento familiar, máxime si uno proviene de una típica clase media, para la cual la poesía significa la gran pérdida de tiempo y el obstáculo ideal para que uno no se convierta en el exitoso burgués que la parentela exige, sino el camino perfecto para terminar en la mariconería, el alcoholismo, la drogadicción, la pobreza, la esquizofrenia y la muerte. En verdad se necesita gran voluntad, fe y una suprema utopía interior (por no decir divina locura) para superar las trabas de un ambiente que por todos los medios (como digo desde el entorno familiar hasta los centros de poder oficial o periodístico cuando no capillas y argollas subliminales) busca anular o destruir la vocación.
De modo pues que ser poeta en mi país conlleva riesgo y lucha. Un poeta en el Perú es alguien raro, distinto, marginal, cuestionador, casi un peligro para las tranquilas y acomodadas conciencias; pero es también el devoto y dedicado cuidador de las palabras de la tribu. De dicha contradicción surge la belleza que -como dijo Breton- será convulsiva o no será. Y nuestra redención frente a la muerte.

Cambridge, marzo 5, 2001 / Para una conferencia en la Universidad de Ottawa, lunes 19 marzo 2001.

Wednesday, May 24, 2006

Lecturas del debate

Por Raúl Wiener

Alan García tenía la ventaja del ajedrez. Sin embargo la echó a perder.
¿Quién va a recordar las generalidades democráticas que desplegó en los primeros tres minutos del debate, como si estuviera siguiendo el libreto de Toledo que dice que esta es una elección entre democracia y autoritarismo?
En vez de poner la agenda de los puntos en discusión, García le regaló a Humala la oportunidad para aparecer frontal contra el actual sistema político y el modelo económico, asumiendo las banderas del cambio.
De ahí su desconcierto del primer bloque, que lo han notado hasta los más acérrimos neoalanistas. En realidad porque se había creído su propia tesis de que Ollanta se estaba blanqueando y corriéndose al medio para ganar los votos que le faltan. Seguro que esperaba verlo hablar para los dueños de los medios de comunicación, las grandes empresas y el establishment político.
Hay tanta soberbia en los que dicen que Ollanta debía haber hablado para los sectores que no votan por él, que ni siquiera pueden entender que la fuerza que mostró en el debate se debía a que sabía a quiénes se estaba dirigiendo. El señor Saavedra de CPI, que emplea sus encuestas (que dieron a Lourdes en primer lugar a cuatro días de la primera vuelta), como pretexto para imponernos sus interpretaciones políticas, dice que la intervención de Humala el domingo lo encierra en su 31% y no le permite arrebatar los votos que fueron en otras direcciones.
Ciertamente, si la mirada es que los votos de Unidad Nacional, Frente de Centro, Alianza para el Futuro y otros, son todos conservadores, pro inversión sin controles, contrarios al cambio de constitución, etc., lo que habría que concluir es que Ollanta tocó techo en primera vuelta y que no tiene como expandirse. Estaría ante la disyuntiva de perder con su mensaje, o aprender del APRA que cambia los mensajes con las circunstancias.
Pero si se observa que Humala creció desde cero hasta el 31% y el primer lugar de la primera vuelta, sin deberle nada a los partidos, ¿por qué no podría profundizar esta tendencia hasta el 4 de junio? Esto tiene que ver con la segmentación del país. Los sectores A y B, a los que querían que se ajustara el debate (en gran medida es lo que hizo García, a pesar de que los tiene seguros, por el miedo que se ha impuesto al radicalismo humalista), representan el 11% del electorado. El C que fluctúa entre los de arriba y los de abajo, viene a ser el 29%; y los segmentos D y E suman el 59%.
Es obvio que la intención de Ollanta Humala es seguir ampliándose en E y D, y ganar una fracción adicional de C, aun a costa de irritar a A y B, que es esta discusión sobre como se ve que llegó tarde e hizo esperar a García, porqué no tenía corbata que es como circula la mayoría de la gente, qué clase de malacrianza estaba incluida en el acto de colocar la bandera peruana sobre la mesa del debate. Tal vez sea una apuesta riesgosa. Pero no se puede negar que le otorgó un perfil nítido, que no se veía en el ex presidente aprista. Todos sabemos que son las propuestas de Humala las que han generado el abrumador bloque de prensa, empresarios y partidos contra el nacionalismo. Es normal que les duela en el alma que estos conceptos hayan sido difundidos con una audiencia de varios millones de peruanos. Pero de ahí a concluir que “perdió”, porque dijo lo que no les gusta, y que García ganó porque no es Humala, hay demasiada distancia.
Finalmente ya no se puede componer la crisis de objetividad que se ha apoderado de los peruanos. Pero la gente vio y escuchó. Y tiene formado su punto de vista. Que no necesariamente es el de los medios alineados en la posición que todos saben, ni de los intelectuales a la violeta a los que todo les apesta.

23.05.06

Impacto telúrico en Santiago de Chuco

Por Nicolás Hidrogo Navarro

Si hay una razón poderosa de buscar en las serranías de Trujillo-La Libertad, un pueblito encumbrado en los peñascos ciclópeos de la cordillera central, es por ese humanísimo y universal poeta peruano: César Vallejo. Escondido entre eucaliptos, retamas, juncos, choclales, capulís, pencas y tunas, chanchos lanudos y ovejas panzonas, está Santiago de Chuco, pueblo que conserva ese sabor andino ancestral del Perú profundo.
El Encuentro Internacional "Capulí 7. Vallejo y su tierra", se llevó del 19 al 21 de mayo del 2006, en la mismísima tierra de César Vallejo, convocado pro el Instituto del Libro y la Lectura del Perú, reuniendo a connotados vallejólogos y vallejianos entre los cuales citamos a Danilo Sánchez Lihón, Carlos Castillo Mendoza, Julio Yovera, César Vallejo Ynfantes (Primo carnal del autor de Trilce), Fabio Gallo, Mariano Querol, entre otros.
El evento contó con un programa variado: en las mañanas ponencias, testimonios; en las tardes visitas guiadas a los lugares donde viviera Vallejo (casa, escuelas, colegio) y en las noches fogatas y tertulias de amanecidas. Casi un centenar de personas, entre estudiosos, alumnos, docentes de lugares tan distantes como Lima, Trujillo, Lambayeque, Ayacucho, Huamachuco y gente del extranjero, le dieron la nota de movimiento al ingrávido y silencioso Santiago de Chuco.
La impresión que le causa al visitante en la tierra de Vallejo, es doblemente motivadora: sentir que con elementos tan andinos y primitivos como un estilo de vida pueblerino y que en un lugar remotamente distante y cuasi olvidado, se puede ser tan universal, el estímulo de la provincia conquistando no sólo el espacio nacional, sino universal. Allí al entrar a la casa de César Vallejo, sentimientos una fuerza, la presencia omnímoda del espíritu del autor de Los Heraldos Negros. Elementos simbólicos de sus poemas como el fogón, la cocina, el lavatorio, el poyo, el capulí, el jardín, el escondite, representan vivos testimonios que se fija en el visitante, así como la presencia de algunos souvenir usados en vida por el poeta. Allí se encuentra restos de su cama, muelecafé, cafetera, baúl, paraguas, lamparines y una nutrida colección fotográfica original y paneles de homenaje, le dan la nota colorida y vivencial de la casa de nuestro inmortal vate. Sorprende encontrar que la casa por más de 80 años desde que abandona el autor de "Piedra negra sobre piedra blanca" para ir a París, siga tan igual como las fotografías originales. Santiago de Chuco, no sólo se ha quedado varado en tiempo, sino que aún sigue vivo el olor, el respirar y la mirada escrutadora del Vallejo que todos conocemos. Aún suelen pasar las recuas de mulas y burros pensativos por esa callecita embadurnado por el tiempo y la casa de adobes gigantes y tejas rojas oxidadas y enmohecidas por el tiempo.
Ir a Santiago de Chuco es descubrir que entre los cerros perpetuos que nos hacen sentir minúsculos, se esconden humanos tan poetas y poetas tan humanos que nos pueden sensibilizar y nos pueden llenar la plana y la lección que el poeta estando en la puna y en la adversidad de un París ajeno, se puede evocar y tomar como referentes nuestro lugar de origen sin avergonzarnos de ello.
Pedagógicamente, el peregrinaje a Santiago de Chuco, no solamente nos carga de energías motivacionales hacia la poesía en el quehacer creador y en su valoración interpretativa de uno de los autores más leídos de la poesía peruana, nos hace redescubrir un mundo que para el citadino sólo es una lección o discurso de seudo identidad o historiografía, pero que para el humano en general y los peruanos en particular, es una experiencia terrígena que nos hace sentir que el Perú es más grande por sus hombres que por sus riquezas materiales.

Lambayeque, mayo 23 de 2006

En la foto: asistentes al encuentro vallejiano.

Saturday, May 20, 2006

El famoso código

El señor de los colmillos

Por José B. Adolph

Bueno, como todos estamos viendo, se ha armado lo que los españoles llaman un follón en torno al Código da Vinci de Dan Brown.
Aumenta con el estreno de la película, lo cual es lógico porque a la gran difusión del libro se añade la enorme del cine.
Si Brown hubiese presentado su texto como ensayo o investigación, la discordia se justificaría. Pero es una novela, presentada como tal, y muchas de ellas –no sólo ésta- utilizan elementos reales para inventar o cambiar hechos y personas y añadir o eliminar a otros.
Todo esto se sabe y se ha dicho.
Lo que no se ha dicho, que yo sepa, es que muchos otros escritores de ficción han utilizado los evangelios apócrifos y específicamente la versión de un Jesús casado con María Magdalena y progenitor de uno o más hijos e hijas cuya descendencia merovingia sobrevive en secreto.
Uno de ellos, cuyo nombre no he visto en ningún comentario, es Peter Berling, un alemán que publicó hace años varios gruesos volúmenes de ficción sobre el Santo Grial- en realidad sang réal- siguiendo el proceso vital de esos descendientes y su conexión con el Priorato de Sión, al que habrían pertenecido desde Leonardo da Vinci hasta Jean Cocteau.
Modestamente yo he contribuido con un cuento ("Armagedón en la Internet") y un par de novelas que también se aproximan al tema.
Personalmente, no sé cuánto de verdad hay en el Evangelio según Judas y demás apócrifos. Ni siquiera sé cuánto hay de verdad en los cuatro evangelios aceptados por la cristiandad oficial. La mejor referencia es, por supuesto, la célebre y experta investigadora Elaine Pagels.
Y, claro, lo más patético de las protestas no es que ocurran (tienen pleno derecho a la crítica), sino que ayudan a la difusión de la novela cuestionada. Pero lo reconfortante es que, debido a la relativa separación de poderes Estado-Iglesia en las grandes religiones no islámicas, no se cortarán cabezas, no se lapidará ni se incendiarán cines o librerías. Espero.

Tuesday, May 16, 2006

XVII Simposio Internacional de Literaturas Indígenas Latinoamericanas

Por María del Carmen Arata

“Not knowing is a form of racism”.
“You can not resolve issues of conquest with silence”.
(Alanna Brown, Montana State University, XVII Intl’. Symposium Latin American Indian Representations Today)


Del 11 al 13 de mayo de 2006 se llevó a cabo el XVII Simposio Internacional de Literaturas Indígenas Latinoamericanas organizado por The Ohio State University y la Universidad de Los Lagos, Chile. El evento reunió a participantes de diferentes países de Latinoamérica, Mesoamérica y Norteamérica, así como de Japón, Europa y Australia; intelectuales y especialistas preocupados por la preservación y difusión de la literatura indígena americana (entendemos América, –norte, centro y sur— como un solo territorio). Así, durante los tres días de reuniones se escucharon ponencias sobre narrativa indigenista mesoamericana; narrativa andina; literaturas comparadas; narrativa arguediana; identidades, integración indígena y muchos temas más.
En la primera Mesa Redonda (organizada y moderada por Rocío Quispe-Agnoli, de Michigan State University), Maureen Ahern y Daniel Reff, de The Ohio State University, Alanna Brown, de Montana State University, y George Scheper del Community College en Baltimore, expusieron aproximaciones en la enseñanza de culturas indígenas en universidades de los Estados Unidos de América, así como las dificultades que enfrentan los profesores para lograr un verdadero acercamiento de los alumnos a las diferentes culturas indígenas: alcances y limitaciones en la enseñanza. Un verdadero acercamiento a lo indígena no se logra conociendo estas culturas, comúnmente etiquetadas como "diferentes y exóticas", en visitas a museos y exhibiciones. Probablemente tampoco se logre solo con estudiar las traducciones al inglés de textos y códices antiguos. Se logra más bien con el estudio en contexto de estas culturas. George Scheper puso sobre el tapete el rol de los museos al exhibir artefactos indígenas en el contexto de la modernidad, y cómo "hacer visibles" las culturas latinoamericanas y mesoamericanas, e incluso indígenas norteamericanas, para que estas dejen de llevar el sello de lo "exótico" y se muestren y entiendan a plenitud. Maureen Ahern habló sobre los innumerables y valiosísimos textos precolombinos que en un pasado no muy reciente no se consideraban como Literatura, visión que hoy en día ha sido felizmente revertida y que ha abierto un vasto campo para el estudio y el conocimiento de las identidades de los pueblos indígenas americanos. Habló de la importancia del estudio de, por ejemplo, el Popol Vuh, en el contexto de otros textos literarios americanos para su mejor comprensión. Luego, tocó también el importante tema del estudio de las culturas indígenas en el contexto multidisciplinario, ya que tanto culturas como literaturas indígenas son prácticamente inaccesibles sin el apoyo etnográfico y la ayuda de la historia y la antropología. Así, el conocimiento socio-cultural y la comprensión de los diferentes modos de vida de las etnias y grupos indígenas a partir del análisis de textos etnográficos son las herramientas básicas e imprescindibles de un estudiante de culturas y literaturas indígenas.
Así como es importante el estudio del pasado indígena no hay que descuidar su constante relación con el presente. Las voces del pasado están presentes, y más que nunca vigentes en nuestras culturas. El objetivo primordial es entonces el estudio de la continuidad indígena y sus diferentes expresiones hoy en día. La cultura indígena no debe entenderse como antigua, estática o desintegrada. Muy por el contrario, es cultura viva, y lo que se debe es buscar su integración con el mundo actual. Una forma de darle continuidad es el uso del factor visual en la enseñanza. Las culturas indígenas americanas son esencialmente visuales. La fotografía y el vídeo juegan hoy en día un rol importantísimo en el estudio de la continuidad cultural indígena. La tecnología con fines educativos nos acerca, por ejemplo, por medio del Internet, a documentos como los antiguos códices, antes prácticamente desconocidos por el público estudiante. El acceso a estos importantes documentos no es ya privilegio de unos pocos intelectuales: hoy se accede a mucho material visual para la enseñanza de estas culturas por medio de tecnología cada vez más sofisticada. Se busca entonces darle continuidad a la cultura indígena. Esto va de la mano con la integración del libro o texto, la memoria fragmentada y/o transculturada y las otras maneras de experimentar vivencias y acceder a la sabiduría de nuestros pueblos. Las traducciones no deben ser vistas tampoco como una pared que nos aleja del "original". Lejos de considerarlas negativas, debemos ver en ellas, y en los estudios que se hacen a partir de ellas, instrumentos de re-creación del original; una posibilidad que suma, lejos de restar. Sin embargo, para el estudio y comprensión de textos literarios indígenas y ante el desconocimiento de la lengua nativa del "original", deberá especificarse cuáles son las características que constituyen esta lengua. Por ejemplo, para la comprensión de textos quechuas es imprescindible enseñar la "validación" que se hace en quechua del testimonio escrito. Estas peculiaridades propias de cada lengua indígena deberán ser analizadas en las introducciones o estudios preliminares y/o en las notas a pie de página del texto. La situación ideal siempre será el aprendizaje de la lengua nativa en la que está escrito ese texto.
Por su lado, Alanna Brown hizo un interesante análisis de cómo revertir la situación de una cultura indígena americana devastada por la guerra y el olvido y darle hoy el sitio que le corresponde mediante la recuperación de la memoria. Montana, antes de la Guerra Civil, era un asentamiento de más de 900,000 personas de la etnia cheyenne. El objetivo de la Montana State University hoy es cómo hacer un acercamiento entre el territorio, la Historia y la Academia. La narrativa existente es una narrativa comunitaria en un territorio que vive en constante contienda con el sentimiento de "invasión militar". Al redescubrir su propia narrativa, confrontar las diferentes versiones que hay de ella e investigar su pasado, los nativos cheyennes logran descubrir hechos de su cultura antes desconocidos por ellos. La historia influencia el imaginario. El saberse conocedores de su propia historia los hace sentirse identificados con ella y les devuelve la autoestima, haciéndolos sentirse orgullosos de su pasado indígena. En el campus de la universidad se busca entonces promover los valores espirituales de esta etnia indígena y se está implementando la enseñanza en lengua cheyenne en las reservas: la enseñanza de los viejos y su importante papel como transmisores de su propia cultura e identidad a las nuevas generaciones. Se buscará también promover la literatura nativa en la escuela, antes de que los estudiantes lleguen a la universidad.
Por último, Daniel Reff se ocupó de precisar que para convencer a estudiosos y estudiantes de la importancia de la enseñanza de las culturas amerindias se debería contar en las universidades con una Facultad de Estudios Amerindios. Antes de educar a los alumnos se debe educar a los profesores sobre lo que es importante enseñar. Alanna Brown comentó que no solo es importante tener cursos que se dicten en Guatemala o en el Cusco. Se debe tener acceso a estas culturas en los propios campus. Para eso se deberá trabajar en el desarrollo de estrategias para obtener presupuestos para el aprendizaje de estas lenguas y culturas. Ante diferentes lenguas, culturas y significados, ante visiones de mundo diferentes, se debe actuar "pushing English to the limit".

Monday, May 15, 2006

El regreso de un escritor

Entrevista a Enrique Congrains Martin

Por Carlos Meneses

En la complicada década de los cincuenta, con dictadura de Odría confiscando hasta lo que se pensaba, sufriendo los escritores escasez de editoriales, con un panorama cultural pobre debido al tipo de gobierno que rigió el Perú hasta 1956, surgieron algunos narradores y poetas nuevos. Por ejemplo Enrique Congrains irrumpió en ese escenario como una exhalación. Mostró a través de sus narraciones ambientes que la literatura peruana, sobre todo la de la costa, no había tocado. De pronto a través de sus trabajos fue apareciendo una Lima desconocida para los propios limeños, y los aplausos a este nuevo y joven novelista fueron merecidamente sonoros. Pero con la misma fuerza y rapidez con que apareció Congrains hizo mutis. Como si hubiera pensado que con los cuatro títulos que había publicado ya había cumplido su tarea. Muchos se preguntaron que dónde podía estar el autor de No una sino muchas muertes, y si en algún país lejano al Perú seguiría escribiendo y publicando. La realidad era que no siguió escribiendo ni novelas ni relatos cortos. Que no publicó más libros. Que tomó otros rumbos y vivió en otros países. Y cuando menos se esperaba, cincuenta años después de la publicación de su último libro reaparece en Bolivia y con una nueva novela entre manos titulada: El narrador de historias.
Los motivos por los que nuestro narrador dejó temporalmente de escribir (¡medio siglo nada menos!) no fueron cansancio, hartazgo de lidiar con editores para evitar que sus trabajos quedaran inéditos y situaciones similares.. "Haciendo un poco de buceo psicoanalítico conmigo mismo, creo haber dejado de hacer literatura por razones económicas". No sorprende, los escritores en casi toda América Latina se enfrentan a ese problema. Sobre todo los que surgieron en los años cincuenta como es el caso de Congrains. Pero una cosa es no escribir durante largo tiempo y tener que dedicarse a otros trabajos y otra olvidar la literatura, dejar de leer, distanciarse de todo proyecto literario. No sucedió eso con nuestro narrador que no amenaza con volver si no que ya ha vuelto.
Enrique Congrains derivó en editor, justamente el oficio con el que había batallado en Lima para conseguir que se editaran sus novelas. Recorrió buena parte de América Latina, tanto Sudamérica como Centro América. Se vinculó con otros escritores, se mantuvo de una u otra forma dentro del ambiente cultural. Organizó en su imaginación nuevas historias pero no las llevó al papel. El trabajo editorial, los continuos viajes, las reuniones con escritores y otros editores le restaban mucho tiempo y su deseo de volver a publicar se iba postergando año tras año. Pero quien tiene vocación y talento para escribir como él difícilmente se retira de forma definitiva. "La literatura es tremendamente absorbente, y en ese sentido el trabajador literario tiene no sólo el derecho (que es concepto entre lírico y abstracto) sino la necesidad de vivir de su obra literaria. Si no lo consigue inevitablemente tiene que derivar su tiempo y sus energías hacia aquello que le permita cubrir sus necesidades".
No sé trata pues de un milagro de resurrección, de un Lázaro literario que se levanta y camina o en este caso escribe y nada menos que 500 páginas que es la imponente cifra de su nueva novela. Algo así como un impuesto que paga el autor a sus nuevos lectores, diez páginas por cada año de ausencia. Pero para quienes lo leyeron en los cincuenta y lo recordaron diez o veinte años después la vuelta de Enrique debe significarles una grata recuperación, una nueva posibilidad de que empiece a retratar, mostrar, comentar, analizar rincones limeños, personajes que pululan por la capital peruana. Leer páginas emotivas, enterarse de escenas extrañas que ocurren a diario pero que son pocos los que las conocen. Y no es así. Medio siglo de vida cambia a cualquier persona, la sosiega, le abre nuevos caminos, le permite mirar con mayor agudeza todo lo que le rodea y eso es lo que ha ocurrido con nuestro novelista. El narrador de historias no tiene como escenario Lima. No mira hacia los personajes marginales ni hacia los rincones tenebrosos de aquella Lima que tan bien mostró hace 50 años. Ya hay otro talante, nuevas metas, necesidad de hurgar en otros ambientes.
Es evidente que Congrains estuvo alejado de la publicación pero no de su condición de literato. "¡Ojo! Durante 50 años he mantenido un estricto silencio literario , pero jamás me alejé de los libros". Esta afirmación tan rotunda es propia de quien siente como algo ineludible la tarea de escribir. Puede irla aplazando, dejando para el siguiente año la realización de un proyecto, pero no olvida que lo tiene que cumplir hasta que llega el momento en que convierte en realidad lo que mantenía en la memoria. Y eso lo dice el mismo autor de forma contundente. "En comparación con el Enrique Congrains Martín que entre sus 18 y 23 años escribió Lima, hora cero, Kikuyo y No una sino muchas muertes, ahora soy un ser humano infinitamente más leído, más preparado, más culto, más informado y con mis ideas muchísimo más claras". ¿Es otro Enrique Congrains? Lo leeremos y saldremos de dudas. El jovencito que llamó la atención hace medio siglo es ahora un respetable escritor con más de siete décadas encima. Con el riquísimo capital de abundantes lecturas y un pulso más firme para tratar los nuevos temas que ahora enfrenta.
Para el autor de Kikuyo la carrera literaria de Vargas Llosa es un verdadero ejemplo. El autor de La ciudad y los perros prologó una de las ediciones de la novela No una sino muchas muertes y Congrains le guarda estima y admiración. "En la novela que he escrito después de cincuenta años y que la he dedicado a mi amigo Mario Vargas Llosa, en la propia dedicatoria, y leyéndola entre líneas, digo que uno de los principales méritos de Mario es haber sabido organizar su carrera literaria de manera tal que no ha tenido que buscarse una segunda ocupación". Una mirada clara y práctica sobre la actividad del escritor.
Es indudable que se nota transformación en Congrains, no podía ser de otra manera después de medio siglo. Con gran firmeza y amplio criterio juzga lo que fue ayer. "Visto desde la óptica digamos, Symour Menton, yo soy o he sido un escritor peruano. Y yo pongo esa afirmación en tela de juicio. Ahora me doy cuenta que jamás fui un escritor peruano, sino algo mucho más limitado u específico : escritor limeño y punto". Y para reforzar su juicio señala: "De repente Joyce jamás fue un escritor irlandés, apenas de Dublin; lo mismo el caso de Proust, jamás un escritor francés, apenas parisino". Aunque es una opinión muy rigurosa cuando se la aplica a sí mismo no cabe ni por asomo la posibilidad de discutírsela.
La explicación que viene inmediatamente después es bastante convincente con respecto a la ciudadanía. "Por mi trashumancia yo dejé de ser ciudadano limeño y de alguna manera me convertí en 'homo latinoamericanus' y en ese sentido siempre fui consciente de que jamás podría recuperar, con fidelidad, el universo de mis tres primeros libros. Y que si algún día volvía al quehacer de la creación literaria. Tendría que ser desde la perspectiva de ese nuevo homo latinoamericanus que había crecido dentro de mí. Y en ese sentido El narrador de historias lo que muestra, precisa y además deliberadamente, es la visión de un narrador latinoamericano". Los años, los viajes, las muchas lecturas son causa de transformaciones. El vivir lejos del país de nacimiento o el haber tenido que variar de forma de vida por una serie de circunstancias tiene por fuerza que modificar a la persona.
Aunque las explicaciones de Congrains Martín con respecto a por qué dejó de escribir, son claras, es necesario conocer también otras tan importantes como las ya expuestas, por qué ha vuelto a la literatura, qué lo ha impulsado a escribir una nueva novela. "Fue un proyecto que siempre tuve engavetado, El narrador de historias lo puedo tener en la cabeza desde hace diez años. Lo empecé a escribir y lo solté. Después lo retomé y lo volví a soltar. Hasta que a fines de 2005 saqué no sé de dónde, la energía mental y la decisión de retomarla y convertirla en libro terminado, y ya cumplí con ese desafío para conmigo mismo". Ha tardado en construir una novela de su nuevo ciclo y hasta de su nuevo mundo de escritor, pero ha llegado a la meta.
El propio autor adelanta que a través de esas nuevas páginas que llevan por título El narrador de historias no será posible reconocer al joven que escribió, por ejemplo, Kikuyo, pero deja entrever que algunas características sí se mantienen. "Jamás hubiera podido escribir esta novela a los 30 años, está escrita por otro Congrains, la única conexión entre la narración actual y la antigua es mi obsesión por construir personajes femeninos muy fuertes". Luego añade algo demostrativo de los cambios que se han realizado en sí mismo. "Viendo mi novela con ojos de crítico creo que se descubrirá a un escritor que tiene mucho menos miedo a escribir una novela. Nada más que en el hecho de ignorar al Perú y situar a la novela en Mendoza, Argentina, ya es toda una proclama de haberme 'liberado' del Perú, y todo eso lo he hecho muy consciente". Congrains que vuelve con ilusión a la literatura señala dos puntos claves de su reciente trabajo.
Señala que al margen de si la novela nueva ha salido bien o no, contiene unas innovaciones importantes. "Creo que en toda la historia de la literatura nadie ha dedicado mas de cien páginas a describir o a relatar una conferencia filosófica. Aparentemente era una materia ideal para aburrir al lector, pero no sólo creo que no aburre o cansa, sino que está escrito para lectores que más bien se entregan o disfrutan de una conferencia filosófica como sustancia narrativa. Quería escribir una novela en que se vea el manejo de las ideas y la solución fue introducir esa conferencia dentro de la trama argumental". Pero Congrains ha hablado en plural de innovaciones, así que queda una por desvelar.
Nos cuenta con minuciosidad en qué consiste el otro, digamos, juego que introduce en la novela. "Se hace mención expresa a la imagen de la portada. Cuando se publique el editor va a tener que respetar mi portada, porque si no lo hace la novela quedaría coja o inconexa. Tengo entendido que ningún narrador se preocupa por el tema de la portada, y en ese sentido creo haber hecho una innovación porque la portada es concepción y diseño mío. Yo le di la idea y dirigí al diseñador gráfico que compuso la imagen en un programa de 3 dimensiones. Quiero decir que la portada está integrada a la novela y es parte de la novela y no trabajo posterior". Enrique añade: "El mensaje de mi nuevo libro es simple: No hay que dejarse lavar el cerebro ni meterse el dedo en la boca. Eso es lo que uno tiene que evitar que ocurra y eso es lo que propone la novela". El joven escritor de ayer vuelve a los campos complicados de la literatura, con un nuevo libro bajo el brazo y varios proyectos que pronto llevará a la práctica. No es el devorador de emociones, tugurios, misterios limeños como lo fue ayer, ahora vuelve convertido en un hombre mayor que analiza todo, que mide todo, que busca nuevos caminos en la literatura, y es dueño de un estimable bagaje cultural.

Sunday, May 14, 2006

Memorias literarias

Carlos García-Bedoya: “La vida intelectual y académica es muy precaria en América Latina”
Memorias literarias

Entrevista de Tomacini Sinche López

El Fondo Editorial de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos ha publicado recientemente tres tomos magistrales con las memorias de las VI Jornadas Andinas de Literatura Latinoamericana (Jalla) realizadas en Lima en el 2004. Para conocer mejor esta gran obra conversamos con el doctor Carlos García–Bedoya Maguiña, quien se encargó de la compilación de los trabajos presentados en el evento.

–¿Cuál es la importancia de Jalla?
Su importancia radica en que es un evento académico que reúne a especialistas en literatura del área andina y de América Latina en nuestra propia región, porque la mayoría de eventos sobre literatura latinoamericana se realizan en Estados Unidos o Europa. Este espacio académico nos permite reunir a todos aquellos que por diversas carencias no podemos participar de esos eventos.

–¿Qué aportes ha logrado?
Más que novedades absolutas, Jalla ha logrado darle mayor importancia al área andina, que dentro de América Latina siempre ha sido muy descuidada. Si revisamos la bibliografía sobre literatura latinoamericana casi siempre está centrada en el cono sur (Argentina, Uruguay y Chile) o México. Ya dentro de lo que es el área andina se han hecho precisiones sobre ciertos temas muy importantes como la literatura indigenista, la literatura popular y la tradición oral. Y, por otro lado, Jalla permite un diálogo que va más allá de lo que es lo literario, con una apertura hacia los estudios culturales.

–Desde las primeras jornadas realizadas en Bolivia en 1993, ¿cuánto ha evolucionado el evento?
Jalla ha ido ampliando poco a poco su convocatoria. Con altibajos, porque no se puede decir que hay una línea constante de progreso o mejora. Por ejemplo, en el 2004 vino a Lima gente de todos los continentes, hasta gente de Japón y Australia.

–¿Qué temas falta desarrollarse?
Nos falta consolidar una actividad académica más institucional en América Latina. Es un problema que tenemos en todas las especialidades, no sólo en literatura. La vida intelectual y académica es muy precaria en nuestros países. Nuestras universidades soy muy pobres. Así no se puede constituir una comunidad académica.

–¿Ha sido complicada la compilación de estos tres tomos de memorias?
En términos reales ha sido una labor relativamente simple. En este tipo de eventos de amplia convocatoria no hay una idea selectiva, por lo tanto, también la idea es publicar todos los trabajos expuestos. No hubo una selección.

–Entonces, ¿por qué se demoró casi dos años en publicarse?
El problema principal ha sido el económico. No hay recursos como para pagar una labor editorial normal y ágil. Hemos trabajado con el Fondo Editorial y la imprenta de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, que nos han ayudado y facilitado la publicación, pero, como no es su prioridad, obviamente lo han hecho a un ritmo lento.

–Además son tres tomos.
...Claro. Es un proyecto fuerte. Acá no se acostumbra publicar ediciones tan amplias. En el fondo no era una prioridad el tiempo. Lo que sí me interesaba era publicarla antes de agosto de este año, cuando se realizará la VII Jalla en Bogotá.

–Pero no se han publicado todas las ponencias...
Se han publicado unas 170 de las casi 230 presentadas. Hay unas 60 que se han publicado en otros medios y que sus autores no quisieron que las tomáramos en cuenta.

–¿Cuál es el futuro de Jalla de ahora en adelante?
Bueno, el futuro que yo desearía es que el evento se consolide y que permita la existencia de una comunidad académica en el ámbito de la literatura, algo más orgánico como una asociación de investigadores de literatura como en Europa y Estados Unidos. Para ello necesitamos no sólo el apoyo del Estado sino también el de las entidades privadas.

–Finalmente, ¿por qué cree que no se logra la anhelada integración latinoamericana?
Una de las cosas que a mí me preocupa mucho es que se habla mucho de la integración de América Latina en términos políticos o económicos, cuando creo que el punto más importante para nuestra integración es en el plano cultural. Si fortaleciéramos estos vínculos se facilitaría la integración en los otros planos y así evitaríamos estos desencuentros absurdos que vienen ocurriendo últimamente.


Literatura nacional

–¿Cómo ve el panorama de nuestra literatura en este momento, tras los premios literarios recibidos por autores peruanos como Cueto, Roncagliolo y Bayly?
Me parece interesante, pero no creo que refleje un cambio en la situación de la literatura peruana en general. Es positiva la incorporación de nuevos autores peruanos en el circuito internacional literario, ya que antes sólo teníamos a Mario Vargas Llosa y Bryce Echenique. Quizá sea una coincidencia también. Si se consolida esta tendencia, podría haber un cambio. Pero me parece que son casos aislados.

–Incluso un autor joven como Santiago Roncagliolo está logrando un sitial...
Sí. El Premio Alfaguara tiene una gran repercusión internacional. Habrá que esperar para ver si esto consolida su trayectoria literaria. En su caso particular, me parece que lo está logrando.

"Madre"

Por Carlos Oquendo de Amat

Tu nombre viene lento como las músicas humildes
y de tus manos vuelan palomas blancas

Mi recuerdo te viste siempre de blanco
como un recreo de niños que los hombres miran desde aquí distante

Un cielo muere en tus brazos y otro nace en tu ternura

A tu lado el cariño se abre como una flor cuando pienso

Entre ti y el horizonte
mi palabra está primitiva como la lluvia o como loshimnos

Porque ante ti callan las rosas y la canción

De Cinco metros de poemas. Lima: 1927.

"De la madre"

Por Domingo de Ramos

Bendijese oh sí el altar de este catre desnudo
Allí entre velas que calentaban las arrugadas manos de la madre
Vacié todo mi aliento y sobre un puñal de cenizas recordé
La nervuda arena que entraba hasta taparme los pies
torciéndome en un lado diurno y otro oscuro en esta pared
de esteras como plástico barroso que el invierno apaga
y me hablasen de aquella que sobre el polvo me ha hecho
Ella que transida bajaba ululando su tordilla cabellera
por la pendiente haciendo trazos torpes por el peso de la tardanza
O por el sol lastimando sus pómulos su frente sudorosa
Como creí verla al ser arrojado sobre unas sábanas
blancas que amortiguaban mi caída En ese lejano
sembrío de viñas y yo como un recién llegado recibí
estos ecos como si me aserrase el pecho lentamente
entre el rumor de los primus y voces que se cuelan
y hachan las sombrosas telas que aún apañan las hendiduras
del tiempo y ella se levantase y yo en el sitio donde no debo
y me dijese como un arrebol curtido racha y silente
con que me despierta y aún cegado por lo inesperado
me levanto a tientas a danzar alrededor de su falda
y ella cavilosa y runa contempla el paisaje
donde dirigió su rostro limpio hacia todos los aires
!Oh ya no será más el aceite tierno de las madrugadas violáceas
ya no seré el hijunagramputa que se incendia falcado
en su regazo y me abrace con su chompa podrida sus cerezos
sus agujas su jardín metálico en que el padre se arrecuesta
como un ocaso mi arrobamiento ante sus palabras necias y dulces
como machacados ajos me llega su llanura sus manos
sus consejos escayolados sobre mi mente que se acrece y se arruga
en tiempos en que me devoran estas faenas impuras y sangrientas
que partían mis noches oh la oscura y china noche como diría
el padre al cerrarse el bar al borde del estribo
una mujer como el día me golpea en la nuca y yo quisiera
al voltear mi tristeza en su tristeza
y bendijese oh sí el altar de este catre desnudo me dé
su inextirpable sonrisa que me azula.

De Pastor de perros. Lima: 1993.

Thursday, May 11, 2006

"Flecheros del sol"

Del Pueblo y del Barrio

Era la fiesta del sol en Pachacamac
100 flecheros del gran inca habían venido a chupar
Con encargos que su soberano mandó llevar
A los famosos kurakas del sagrado lugar

Y pasó que después de aquella ceremonia
Frente al mar borrachos dormían como momias
Ofendido el sol mandó un rayo y los durmió
Y pasaron así 500 años de historia

Y así llegamos a los principios del 2000
Los flecheros despertaron de su sueño inmortal
Bajando por la Panamericana Sur están
Apedreando a cuanto auto ose cruzar su lugar

Ya en Lima vieron el monumento a Colón
Al unísono gritaron ¿quién es este huevón?
Le sacaron la cabeza de un certero rocón
Prosiguiendo su danza por el Jirón de la Unión

Directo en directo informa la televisión
Al Palacio ya llegaron los flecheros del sol
Ningún funcionario queda pues el que menos huyó
Dejando el gobierno a los bravos guerreros del sol

Y se decretó en Lima la fiesta general
La algarabía, el júbilo y la juerga total
Otra vez se emborracharon como en Pachacamac
Y otra vez borrachos se durmieron en cualquier lugar

Fue entonces cuando el sol los devolvió a su era
Por el túnel del tiempo 500 años atrás
Despertaron sin sus flechas y calatos frente al mar
Y un kuraka del rey inca los mandó apresar

Justo cuando ya los iban a ejecutar
A un flechero se le ocurrió en su bolsa rebuscar
Encontró una Inca Kola y se la dio al rey inca
Como prueba del futuro al que pudieron llegar

El rey inca se tomó toda la Inca Kola
Y bailó junto a las bobas modelos del canal
Pues tan solo esta canción ha sido un vil comercial
Que la gaseosa de mierda no me quiere pagar

Inka Cola ----- la bebida del sabor nacional
Inka Cola ----- págale sus regalías al inka
Inka Cola ----- da la hora en todo el Perú
Inka Cola

Thursday, May 04, 2006

GORE VIDAL

El señor de los colmillos
POLITICA Y RELIGIÓN

Por José B. Adolph

Ser auténticamente comercial
significa hacer bien
lo que no debiera hacerse en absoluto.


Entresaco esa frase de las Memorias (Palimpsest) de Gore Vidal que estoy releyendo. Es, por supuesto, ingeniosa y suicida, además de asesina, ya que varios libros de Vidal son comerciales, por no mencionar ni a la Biblia ni a Vargas Llosa ni a Faulkner. Vidal es, sin dudas para mí, uno de los mejores escritores de los Estados Unidos, país que no muestra escasez de ellos. Inteligente, “cínico”, descreído y desmitificador goza y comparte un gigantesco sentido del humor, inclusive en obras maestras como Creación, Juliano el Apóstata y su serie de novelas históricas norteamericanas en las que demuestra que Washington era un pésimo general, a Lincoln le interesaban tres pepinos los esclavos y Jefferson tuvo hijos con una de “sus” negras. Y Vidal publicó en 1949 La Ciudad y el Pilar (¡cállate, Freud!), la primera novela homosexual de EE.UU.
Pero a propósito de Faulkner, leo allí un diálogo de Vidal con uno de sus editores. En resumen, cuenta lo siguiente:
El editor, Victor Weybright, inventó el “libro de bolsillo de calidad”. Hasta entonces, los pocketbooks eran sólo policiales o de misterio, claro que algunos muy buenos, como Hammett. Weybright, gran lector de Faulkner, pensó: “Si vendiéramos a Faulkner en pocketbook, con una carátula como las de los policiales, nos llenaríamos de plata”. El editor de Faulkner, Bennett Cerf (que tiene un libro de chismes literarios y artísticos formidable) le dijo que estaba loco. “Yo nunca”, le dijo Cerf, “he vendido más de dos a tres mil ejemplares de ninguna novela de Faulkner (*)
Así se convirtió el buen Willy en bestseller: precio bajo y carátula llamativa.
Que cada cual saque sus conclusiones o no saque ninguna.

(*) Pegué un salto cuando leí eso. ¡Qué consuelo! El libro que yo más he vendido es Dora, con 2,500, y en el Perú. Un libro que no hubiera podido escribir sin la investigación y apoyo de Ana María Portugal. Me permite la ilusión conchuda de compararme a Faulkner.